José Luis Esteves es doctor en Oceanología (Universidad de Aix-Marsella, Francia), especializado en oceanografía y contaminación de aguas. Trabajó en el Centro Nacional Patagónico, un centro de investigación y desarrollo de Conicet en Puerto Madryn, Chubut, y dedicó gran parte de su carrera a estudiar el impacto de la industria petrolera en la costa atlántica argentina. Fue miembro fundador y presidente de Fundación Patagonia Natural, una ONG que se focaliza en promover el uso de energía renovables y a la conservación de la biodiversidad. Actualmente retirado, recibió a elDiarioAR en Puerto Madryn, donde analizó el proyecto del oleoducto Vaca Muerta Sur y su terminal petrolera con dos monoboyas en el Golfo San Matías, un área protegida hasta septiembre de 2022. El objetivo de la obra es la exportación de petróleo de Vaca Muerta a partir de los próximos tres años, según anunció la petrolera a cargo, YPF.
El Golfo San Matías es el segundo golfo más grande en Argentina. Es un lugar prístino, es la cara norte de Península Valdés.
elDiarioAR viajó a Río Negro para cubrir la audiencia pública y recorrió distintos puntos de Río Negro y Chubut conectados directamente con el Golfo San Matías, eje de los desencuentros y enfrentamientos por el oleoducto entre distintas localidades de la costa atlántica de la provincia. El viaje fue financiado por la ONG Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y organizado íntegramente y de manera independiente por elDiarioAR.
“Para hablar de la situación actual del Golfo San Matías, creo que hay que analizar una cuestión más filosófica y una cuestión más práctica”, afirmó Esteves. “La cuestión filosófica tiene que ver con el cambio de estrategia hacia las energías alternativas. En este momento hay un intento de desarrollo importante en energía. La transición energética no se va a dar de un día para otro, va a llevar un tiempo, no cabe duda”, aseguró el científico.
-¿Cuál es el aspecto práctico que va de la mano con el filosófico?
-Qué capacidad tienen los gobiernos para llevar adelante estrategias limpias frente a explotaciones de hidrocarburos u otras fuentes de energía. Parece muy difícil porque el ser humano se resiste inicialmente frente a otras opciones. Se me ocurre pensar en lo que ha pasado con explotaciones petroleras a lo largo de Patagonia en los últimos 100 años. Desde que se descubrió el petróleo en Comodoro Rivadavia, alrededor de 1907, a mi entender, no hemos aprendido demasiado. La primera explotación en la zona intermareal de Comodoro Rivadavia, con cañerías y pozos, dieron paso a la explotación en tierra, con buena tecnología que permitió que los pozos puedan estar en el territorio con caños que terminan debajo del mar sin generar una contaminación en esa zona. Se han eliminado muchas de las antiguas instalaciones, pero muchas cañerías siguen estando en playas de Comodoro Rivadavia. En esta situación, el turismo de playas y costas no es prioritario en esas zonas.
-¿Es posible la transición hacia energías limpias en un país en crisis permanente?
-Yo apostaba al cambio en la matriz energética en el año 80 cuando construí mi casa con energía solar, en Puerto Madryn. O sea, es una cuestión que la veo como posible desde hace muchos años y la implementé. Hemos tenido la visita con cierta frecuencia del gobierno provincial y de varios privados para analizar los detalles a casa. Fue auspicioso conocer que en alguna aldea en el centro de la provincia se diseñaron casas con una concepción de ahorro energético importante. El desafío de la transición tiene ya muchos años y sigue vigente. Ahora empezamos a ver cómo los molinos eólicos forman parte de un nuevo paisaje, así como paneles fotovoltaicos que proveen energía limpia. ¿Van a reemplazar el petróleo hoy? Seguramente que no y pasarán aún varios años.
Petróleo en el mar
“Hablando del petróleo en el mar -recuerda Esteves-, a principios de los años 90, en Fundación Patagonia Natural revisamos información que había pasado Prefectura Naval Argentina (PNA), que nos daba unas 200 posiciones geográficas de buques petroleros durante 15 días a lo largo de la costa atlántica, desde el sur de la Patagonia hasta Buenos Aires y Bahía Blanca. Es decir, un único buque podría mostrar varias posiciones. Lo que observamos fue que la mayoría de los buques navegaban muy cerca de la costa, sobre todo en puntos notables. Por ejemplo, Punta Delgada, en península Valdés; Punta Bermeja, en el golfo San Matías; Cabo Dos Bahías, frente al golfo San Jorge. ¿Y por qué lo hacían? ‘Usos y costumbres’”, explicó el experto.
“El faro en cada uno de estos lugares permitía ubicar al buque en el mar para una navegación segura y corregir el rumbo cuando era necesario. Sin embargo, son numerosos los derrames accidentales y crónicos registrados en la zona. Después aparecieron ayudas a la navegación como los GPS. A pesar de la nueva tecnología, los buques seguían haciendo la misma ruta”, recordó.
“En una reunión sobre ‘Preservación del aire, el agua y el suelo’ organizada por el Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG), presentamos esa información y sugerimos que los barcos, teniendo todas las ayudas electrónicas que existen ahora, podrían navegar unas 50 millas al este de las costas para evitar zonas que son particularmente peligrosas. La PNA puso en práctica una Ordenanza Marítima que obliga a estos buques a navegar 20 millas al este de la profundidad en que podrían quedar varados. Además, se definen rutas de ingreso y egreso a golfos y bahías de manera de alejarse rápidamente de la costa. Esta ordenanza ha minimizado los problemas de contaminación de la costa”, afirmó Esteves sobre el estudio que le permitió ayudar a reducir el impacto en el mar.
-¿Cuál es su posición sobre una terminal petrolera en el Golfo San Matías?
-El Golfo San Matías es el segundo golfo más grande en Argentina. Es un lugar prístino, es la cara norte de Península Valdés, Hasta ahora se ha mantenido prácticamente sin problemas de contaminación por hidrocarburos. La gran diversidad de flora y fauna característico de esta zona, el turismo de playa, la pesca artesanal, la existencia de península Valdés como Patrimonio de la Humanidad, son factores para tener en cuenta a la hora de la implementación de otras actividades económicas que compitan con aquellas.
He visto proyectos de largo alcance que terminan cajoneados porque no quisieron que trascendieran.
Extractivismo y abandono
“Otro de los factores que me ayudan a dudar de esta nueva actividad en el Golfo, es lo que ha sucedido con otra actividad económica extractiva”, aseguró Esteves a elDiarioAR. “En la década del 70, se explotaba una mina de plata, plomo y zinc conocida como Mina Gonzalito. Esta se encontraba entre las localidades de Sierra Grande y San Antonio Oeste. Luego de más de cuarenta años de su cierre, sigue sin remediar y la planta de concentración ubicada en San Antonio Oeste ha causado la contaminación por plomo de parte la comunidad sanantoniense. Me pregunto: ¿es mala memoria o una vez que los beneficios se extinguen le sigue el abandono directo? ¿Qué le quedó a Río Negro de esta actividad?”.
-Se acaba el recurso o se acaba el negocio…
-Y se acabó el negocio porque se acabó el recurso.
-Y queda el riesgo…
-Claro, se acabó el negocio y se abandonó todo. Esto es un indicador clave para cualquier emprendimiento. Con un emprendimiento como la carga de petróleo en Punta Colorada, surgen varias preguntas. ¿qué va a pasar después? Ese emprendimiento económico, ¿va a revolucionar la economía de Río Negro? ¿Qué garantía hay de que no va a haber contaminación? ¿Qué reaseguro tiene la comunidad? ¿Cómo se aseguran otras actividades económicas igualmente importantes como puede ser el turismo o la pesca? La crítica que se le hace a la conservación es que frente a este problema no se presentan alternativas, mientras se siguen utilizando productos y subproductos derivados del petróleo. Sin embargo y en este caso, las alternativas existen.
Las personas que defienden las monoboyas tendrían que poner toda la energía para obligar a que el gas y el petróleo de Vaca Muerta le dé a la provincia de Río Negro un beneficio.
-¿Ve alternativas posibles?
-Me imagino dos. Así como se hizo el gasoducto que viene de Neuquén y va hacia Bahía Blanca, por qué no hacer un oleoducto por las mismas zonas, evitando el golfo San Matías; eventualmente abonar las regalías que le correspondan a cada provincia. De este modo, se favorece además el ambiente, se potencia el turismo de avistaje de fauna, el turismo de playas y la pesca artesanal. La segunda alternativa que pienso en la construcción de una destilería en Vaca Muerta. Esto permitiría la redistribución de los subproductos hacia la zona patagónica y un poliducto – como el que existe desde la destilería de Lujan de Cuyo en Mendoza que termina en Buenos Aires. En términos de lo que se llama servicios ecosistémicos, no es más caro que poner una monoboya y pagar todos los costos ambientales.
La industria
-¿Por qué crees que no se toman esas alternativas?
-Mi opinión personal es que hay intereses que le hacen creer al político de turno que le van a resolver el problema. He visto proyectos de largo alcance que terminan cajoneados porque no quisieron que trascendieran. Para muchas industrias todo gira en torno a reducir costos económicos sin pensar – muchas veces - en los costos ambientales.
-¿Qué le diría a quienes apoyan el oleoducto y el puerto petrolero en el golfo San Matías? ¿Cree que están arriesgando demasiado?
- Mejor prevenir que curar. En caso de un accidente, curar es muy difícil o prácticamente imposible. Depende de las condiciones en las que se den un derrame o un accidente. Si se garantizara que no va a haber derrame, que los controles son estrictos, que los mecanismos de cuidado y tecnologías para trabajar son excelentes, que los antecedentes nos muestran que siempre que ha habido un evento de contaminación, la industria y las autoridades han sabido hacerle frente, la discusión no sería la que nos ocupa ahora. Pero de nuevo: prevenir es mejor que curar. Las personas que defienden las monoboyas tendrían que poner toda la energía para obligar a que el gas y el petróleo de Vaca Muerta le dé a la provincia de Río Negro un beneficio y pelear para que haya una inversión en destilería en la zona de explotación. Esto va a inhibir totalmente el problema de contaminación de San Matías. Los petroleros hablan mucho de zona de sacrificio. Sin embargo, en el mar no hay zona de sacrificio. Zona de sacrificio puede haber en tierra porque si se derraman unos pocos metros cúbicos de petróleo, se los detecta rápido y se resuelve con relativa facilidad. Si el derrame se produce en el mar, este es invisible o es imposible hacerle frente con un control adecuado. Cuidar el ambiente que nos fue legado, significa el reaseguro para las generaciones que nos siguen.
ED