Las paredes están impecables, se siente el olor a pintura fresca. Pero me rodean canastos de mimbre llenos de cosas, tuve que comer arriba de una caja porque no llegó la mesa y sacrifiqué un mantel viejo para hacerlo cortina transitoria.
Mil lianas es una sección que forma parte de elDiarioAR y que desde hoy también se convirtió en newsletter. Por eso mi sensación por estas horas es como la del recién mudado: me acomodo a cada ruido nuevo, abro y cierro puertas para buscar cosas que seguramente quedaron en la casa anterior, me cuesta encontrar los interruptores de la luz, me sobresalto con el timbre.
Para los que recién se suman, les cuento que en este espacio mi intención es rescatar algunas lianas del universo cultural y del mundo del entretenimiento –dos avenidas anchísimas–, esas cuerdas que nos rescatan del desconcierto, aunque sea por un rato.
Les doy la bienvenida, entonces, miro cómo incrustar la llave para no meter la pata con esta cerradura nueva y los invito a pasar.
1. Dos completos desconocidos. Un chico se despierta al lado de una chica en un departamento cancherísimo de Nueva York. Pasaron la noche juntos –se nota en sus movimientos, en el ping pong de quedarse un rato más, armar un plan posterior o no– después de una primera cita. De todos modos, los desconocidos del título, que en inglés es Two Distant Strangers, no son ellos, sino el joven, que es afroamericano y está interpretado por el rapero Joey Bada$$, y un policía blanco con el que se cruza al salir del edificio. Prefiero no revelar muchos detalles, pero la escena que sigue es tremenda y lleva los espectadores a recordar una tragedia conocida: la brutalidad policial en el arresto violento y posterior asesinato por asfixia de George Floyd, en Mineápolis, en mayo de 2020.
A partir de entonces la historia entra en una especie de loop: el mismo chico vuelve a despertarse una y otra vez en la cama de la misma chica, tienen los mismos diálogos, él vuelve a cruzarse con el mismo policía y es víctima una y otra vez de la violencia. Un déjà vu amargo para el protagonista y también para las víctimas del racismo y los atropellos policiales contado como un grito, con simpleza y a la vez con profundidad.
Dos completos desconocidos, que dura casi 30 minutos, está nominado al Oscar en la categoría Cortometraje de ficción. Su autor, Travon Free, lo escribió pocas semanas después del asesinato de Floyd y las multitudinarias marchas de repudio que le siguieron. Poco después, en medio de las restricciones por la pandemia, lo dirigió junto con Martin Desmond Roe en una filmación que duró apenas cinco días. Está disponible en Netflix.
2. Graciela Borges: Mi vida en el cine. La semana pasada se cumplieron 20 años del estreno de La ciénaga, esa película-hito de Lucrecia Martel, esa referencia de un estado de las cosas apenas despuntaba el 2001, poco antes de que viniera todo lo que vino. No faltaron artículos en distintos medios, entrevistas y anécdotas que nos volvieron a traer a las protagonistas –esa escena inicial con una mujer que se derrumba, los vidrios rotos– y la confirmación de que se trata de una obra maestra (ya que estamos, se puede ver ahora mismo en la plataforma de Amazon Prime).
A la vez, el repaso trajo, ineludiblemente, un recordatorio: tenemos el privilegio –ahora que se usa tanto esa palabra– de ser contemporáneos de Graciela Borges, la primera actriz argentina. La mujer que atraviesa, como nadie, la historia del cine nacional, la que trabajó con los directores más personales, los vanguardistas y los más populares: de Hugo del Carril a la propia Lucrecia Martel, de Leonardo Favio a Luis Ortega, de Leopoldo Torre Nilsson a Juan José Campanella.
Por estos días Graciela Borges lanzó de la mano del canal Film&Arts un podcast entrañable que justamente refleja esa notable trayectoria artística. Se llama Mi vida en el cine y en cada episodio –son breves, ninguno supera los 10 minutos– recuerda anécdotas de su infancia hasta el momento en que decidió dedicarse a la actuación o cuenta historias de rodajes, de viajes cerca de las grandes figuras del cine internacional, del mundo de los festivales más importantes del mundo.
“Yo no dejo de tener 8 años nunca. Los tengo en el alma y ahí están”, dice en uno de los capítulos al recordar una discusión “de chicos” que tuvo con Leonardo Favio. Con la cadencia justa y esa superposición magnética entre vida y arte, cada entrega ofrece una puerta a espiar. O un telescopio que nos acerca por un rato a la vida fulgurante de una estrella.
Graciela Borges: Mi vida en el cine es una producción de Film&Arts. Los capítulos se suben semanalmente a distintas plataformas como Spotify, Google Podcasts, Apple Podcasts y YouTube.
3. Tiranos Temblad. Especial 2020. Transitamos días aciagos y no hay forma de que no nos sintamos abatidos, en falsa escuadra y a veces directamente absurdos (¡estamos en una pandemia y yo con tal pavada mía!). No hay fórmulas, me parece, por momentos solamente pequeños refugios para jugar a la escondida.
La risa es uno de esos lugares. “Reírme más, lo que más quiero es reírme más”, cantaba Leo García en ese himno a una idea resbaladiza de alegría que compuso con Pablo Schanton (mi parte favorita, de paso: “no quiero nada más, me tienta no necesitar”, ¡cuánta magia en pocas palabras!).
Los creadores de Tiranos Temblad, a esta altura el mítico resumen de acontecimientos uruguayos construido en base a videos de YouTube realizados en ese país o desde otros puntos del planeta donde se hace referencia a Uruguay por el motivo que sea, nos acaban de regalar una excusa para estallar a carcajadas.
Es que hace pocos días subieron a su canal el video con el resumen de 2020 que, pandemia mediante, muestra los sucesos más diversos que tuvieron lugar durante los días de confinamiento en tierras charrúas. En el recorrido no faltan grandes inventos uruguayos como el primer batimóvil eléctrico del mundo, una supuesta invasión ovni, el misterio de un grupo de caniches blancos y un sorprendente bache montevideano con la forma del mapa de Uruguay. Imperdible, directamente.
Tiranos Temblad. Especial 2020 está disponible en YouTube.
4 Canción, de Eduardo Halfon. En este libro pequeño y fascinante hay dos viajes. Uno muy evidente y a la vez algo atolondrado: el narrador, llamado Eduardo Halfon, es invitado a Japón para participar de un evento cultural en una universidad. “Llegué a Tokio disfrazado de árabe”, dice al comienzo.
El otro tiene que ver con lo que lo lleva hasta ahí: el viaje por su pasado familiar que es también un repaso por la historia de Guatemala. El abuelo comerciante del narrador, un inmigrante judío que se decía libanés pero era sirio, también llamado Eduardo Halfon, estuvo secuestrado durante más de un mes a fines de los ‘60 en un país turbulento.
Canción era el apodo de uno de los hombres detrás de aquel operativo, que le sirve al autor guatemalteco para explorar sobre sus orígenes, pero también, con una prosa ajustada y bella, para ir descubriendo muchos disfraces alrededor de otros personajes de la historia reciente de su país que, como ese hombre recién llegado a Tokio, ponen sobre la mesa una pregunta recurrente sobre la identidad. Editó Libros del Asteroide.
¡Hasta la próxima!
AL