Uno. El año pasado entrevisté a Horacio Convertini por la salida de su libro La exactitud del dolor (dicho sea de paso, por estos días se anunció que es finalista en la Semana Negra de Gijón por el Dashiell Hammett a la mejor novela de género negro en español: va desde aquí un aplauso). Hablando de esa novela y en general de los comentarios que nos hacen a quienes escribimos, Horacio usó una expresión que a mí me encantó y que por supuesto ya le robé varias veces. Se refirió a los “elogios envenenados”. En especial cuando alguien te dice que lo que escribiste es “urgente y necesario”, dos adjetivos recurrentes entre los utilizados para la literatura negra o policial y dicho sea de paso, también, para algunos trabajos periodísticos. Se supone que todos esos rubros deberían “decir” algo o ser espejo de lo que supuestamente ocurre en un país o en una sociedad determinada. Voy a citar a Convertini: “Algo que es urgente y necesario tiene una fecha de caducidad. O sea, funciona en este momento y frente a esta necesidad puntual, pero dentro de cinco años no funciona más. Con lo ‘urgente y necesario’ aparece también la idea de que tenés que hablar de lo que está pasando, es decir, tenés que asimilar tu agenda literaria a la agenda periodística. Una cosa absolutamente pesada, decimonónica, clerical, inquisidora. Una forma de pensar que termina haciendo del trabajo intelectual, cultural, literario, o como le quieras llamar, un minué que debe ser bailado de una determinada manera”.
Dos. ¿Por qué evito, entonces, decir que El misterio de los mutilados, la flamante novela juvenil de Convertini, es un libro “urgente y necesario”? Primero, claro, porque no quiero caer en el elogio envenenado que el libro no merece ni necesita. Tampoco en unas categorías que lo atarían a parámetros a los que el propio libro pareciera escaparle. La urgencia siempre está fechada y supone una premura, un punto de llegada, un tic tac medio demencial, una suerte de objetivo o misión fruto del apuro. Ocurre que en la literatura de Convertini y en este libro particular –en el que por supuesto no faltan el vértigo o las peripecias–, lo que sobresale es una manera muy singular de la pausa. Una forma desbocada, sí, pero pausada al fin, un modo de reparar en los escenarios que elige, en los protagonistas de las historias y, sobre todo, me atrevo a decir, en los fantasmas de las épocas que decide narrar. Convertini es como un desvelado, alguien que puede crear mundos imaginarios y horrorosos desde la quietud de su cama una noche particularmente difícil. El misterio de los mutilados, de hecho, arranca con la descripción de una pesadilla.
Tres. El misterio de los mutilados tiene en el centro al empleado de una empresa que vende prótesis ortopédicas, Giménez, a quien no le queda otra que aceptar un pedido que le hace su jefe. Los terrores privados y los generales de los años ‘90 se pueden contar de muchas maneras. Convertini decide ubicarlos en un escenario bien aterrador: el mundo del trabajo y el riesgo de perderlo. Pero lejos de la denuncia, lo que se destaca aquí y en otros libros de este autor es justamente la precisión para conectar lo vivo –incluso lo insoportablemente vivo– con aquello que va desapareciendo pero no se termina de ir. Lo que quiere seguir existiendo en cinchada con lo que aterra de noche, lo no muerto, el fantasma.
Cuatro. Esta vez entran en acción, con escenas muy graciosas y también pavorosas, un pueblo lleno de gente que por razones que no revelaré es amputada y una fábrica porteña que provee prótesis. Mutilados, desencantados, policías, médicos y políticos sospechosos, falsas alemanas que venden comida en la ruta, hombres y mujeres honestos (pocos), una pareja de hoteleros que sueña un destino distinto para su hijo, chicos que juegan al fútbol (un elemento que nunca falta en la obra de Convertini). A todo esto se enfrenta un hombre que, con todos sus terrores encima, hace lo posible por apostar a eso que llamamos vida y amor. Alguien que hacia el final dice, y cito: “Bienvenida la zozobra de lo extraordinario” y “yo, finalmente, convertido en una irregularidad”.
Cinco. No hay necesidad ni urgencia en los libros de Horacio Convertini. Como en la literatura más vital e inquietante, hay irrupción, hay desvelo, hay ganas de seguir intentándolo pese a cualquier escenario de pesadilla.
Esta semana leí una versión de este texto en la presentación del libro El misterio de los mutilados (Sudamericana Joven, 2025) de Horacio Convertini. Pueden ver la charla posterior con el autor y conocer más sobre este libro sorprendente por acá.
Ahora sí, empieza una nueva edición de Mil lianas. También hay más de un desvelo.
1. Día cero. Con un elenco que salva a puro talento algunas –tal vez demasiadas– digresiones del guión, esta miniserie protagonizada por un deslumbrante Robert De Niro recrea los días posteriores a un devastador ataque cibernético que causa caos en los Estados Unidos y pone al país en llamas. Denominado “Día cero”, ese misterioso episodio, que deja miles de muertos y un montón de inquietudes alrededor de la seguridad de la ciudadanía, deberá ser investigado por una comisión encabezada por George Mullen, el personaje que encarna De Niro.
Mullen es un ex presidente bastante respetado que lleva una aparente vida tranquila en una mansión alejada de cualquier ruido. Sin embargo, por una serie de vericuetos, la propia presidenta le terminará encargando la misión de buscar a los responsables detrás del Día Cero y él, pese a estar prácticamente retirado, acepta el desafío.
Como todo buen thriller político, en Día cero hay desenfreno, una sociedad primero asustada y luego dividida, intereses cruzados, intrigas palaciegas, conspiranoia, miserias humanas, personajes surgidos de las redes sociales que alientan el caos y la desinformación, conflictos internacionales y algún secreto del propio Mullen que es preferible no revelar.
Escrita y producida por Eric Newman (también creador de Narcos) y Noah Oppenheim (ex productor televisivo del clásico de la NBC Today Show y gran trayectoria en medios informativos), Día cero resulta entretenida y también perturbadora. Del elenco también forman parte Angela Bassett, Lizzy Caplan, Jesse Plemons, Joan Allen, Connie Britton, Matthew Modine, Dan Stevens, Bill Camp, Gaby Hoffmann y Clark Gregg.
La miniserie Día cero está disponible en Netflix.
2. Oscar 2025. El domingo 2 de marzo tendrá lugar una nueva entrega de los Premios Oscar. A veces controversiales, a veces un cachito tediosas, a veces simpáticas y últimamente con pocas sorpresas, las ceremonias suelen ser de todos modos materia de conversación y debate. Esta vez el conductor elegido es el presentador de televisión y humorista Conan O'Brien, quien debuta en ese rol luego de algunas ediciones con el comediante Jimmy Kimmel al frente. Por acá pueden leer un poco más sobre horarios y lugares para mirar la transmisión desde Argentina.
Aunque varias de las películas en competencia todavía están en cartel en las salas de cine (de paso: que alguien me devuelta las mil horas que pasé envejeciendo mientras veía esa deformidad sin ningún tipo de gracia titulada El brutalista), algunas de las candidatas ya llegaron a las plataformas de streaming. Entre otras, están disponibles en formato hogareño La sustancia, Intensamente 2, Wallace & Gromit y varios documentales, entre cortos y largos, con nominaciones en distintos rubros. Armé una guía con once de ellos, se puede leer en este enlace.
La guía con once películas y cortometrajes nominados al Oscar 2025 disponibles para ver por streaming se puede leer en este enlace.
3. Apostilla. Mientras escribo esto, impacta al mundo la triste noticia de la muerte de Gene Hackman. En su cuenta de Twitter, el crítico de cine Diego Lerer recordó que dos de las películas en las que el actor se luce especialmente se pueden ver desde Argentina por streaming. Una es La conversación, disponible en Netflix, la otra es Contacto en Francia, presente en el menú de Disney+. Además, el colega y amigo de esta casa virtual Federico Poore compartió un listado de películas de su sitio Periodistas en el cine (hablamos de él por acá), donde el actor participa y donde el periodismo o los periodistas aparecen de alguna manera representados. Lo encuentran aquí.
Banda sonora. Hablábamos de los Oscar y mi favorita total este año es Anora, de Sean Baker, con una Mikey Madison que brilla sin parar (abajo les dejo el trailer). Mientras pienso cómo voy a hacer hinchada por esa película extraordinaria frente a la pantalla, me puse a escuchar su banda sonora que es pringosa, chirriante y súper bailable. Trafiqué algunas de las canciones que interpretan, entre otros, Blondie, t.A.t.U. y Take That para nuestra lista compartida. Esa que crece semana a semana y puede escucharse por acá.
Bonus track. Va un recordatorio, por si andan con ganas de ver buenas películas (¡y gratis!) desde sus casas en este fin de semana largo que se aproxima. Como les conté hace unos días, hasta el 3 de marzo sigue vigente el ciclo online dedicado al cine de los hermanos Dardenne en la plataforma Lumiton (anoten, por favor, Rosetta). Es por acá. También están disponibles gratis en Octubre TV hasta el 10 de marzo varias de las películas que pasaron por el Festival Internacional de Cine Cannábico. Más, en este enlace.
Posdata. Después de un verano desaforadamente urbano, me voy unos días lejos de Buenos Aires. Nos reencontramos en dos semanas, pero si sienten algún tipo de abstinencia de Mil lianas, les recuerdo que todas las ediciones del newsletter se pueden leer por acá. También pueden escribirme, me encanta la correspondencia en todas sus formas.
¡Hasta la próxima!
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