El virus de la gripe es un conocido problemático, que se presenta cada año con una apariencia distinta. No saber con antelación qué cepa va a ser la predominante el próximo invierno fuerza a los científicos a establecer sistemas de vigilancia y a crear una nueva vacuna cada temporada según los datos disponibles en febrero para el hemisferio norte y en diciembre, para el sur. En paralelo, la comunidad investigadora persigue la piedra filosofal de la vacuna: una receta universal que inmunice a la población contra esta infección y todas sus variantes con una única fórmula.
La revista Science publicó este jueves los resultados preliminares de un nuevo prototipo que acerca a la humanidad a esa fórmula hasta ahora desconocida. Un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania, liderados por Claudia Arévalo, han realizado un estudio preclínico con ratones y hurones a los que han inoculado una vacuna contra los 18 subtipos conocidos del virus de influenza A y los dos de la B que causan la gripe. El resultado, aunque experimental, es esperanzador: los animales generaron anticuerpos que les protegieron, al menos parcialmente, de cepas virales coincidentes y no coincidentes.
“Para la clasificación en subtipos se tiene en cuenta la proteína HA y la NA. La Ha es la proteína que el virus tiene para entrar en las células y la que induce una mayor cantidad de anticuerpos que protegen contra la enfermedad. Hay muchos subtipos, pero el problema es que esas proteínas cambian mucho y el virus tiene la capacidad de ir mutando en ellas”, explica la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología Marta López Diego.
Este invierno, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el hemisferio norte, en España se está inoculando una vacuna antigripal tetravalente contra los tipos H1/N1 y H3/N2 y uno del B. “La vacuna [que se investiga] incluye los 18 tipos conocidos de espícula de hemaglutinina de los virus de la gripe A (H1 - H18), más dos correspondientes al virus B”, explica el catedrático del departamento de Microbiología y Parasitología de la facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, Víctor Jiménez, a la plataforma Science Media Center España.
Una vacuna universal de ARN
“Se están desarrollando varias vacunas universales contra la influenza para brindar protección contra diversos subtipos del virus, pero la mayoría incluyen una cantidad limitada de antígenos que tienen epítopos que se conservan en diferentes subtipos del virus. Un enfoque alternativo para inducir inmunidad universal es diseñar vacunas multivalentes que codifiquen antígenos de todos los subtipos conocidos”, señalan los investigadores. “Este enfoque puede resultar poco práctico con las tecnologías convencionales de vacunas contra la influenza, pero ahora es factible con plataformas de vacunas basadas en ácidos nucleicos”, continúan.
Para hacerlo, los investigadores han empleado una de las tecnologías que han surgido a raíz de la crisis sanitaria producida por la pandemia y la carrera por encontrar una vacunar contra el SARS-CoV-2. En concreto, imitaron la formulación utilizada por Moderna en su vacuna contra la Covid-19. “La formulación incluye ARNs modificados formulados en nanopartículas lipídicas”, indica Jiménez, que señala que “parece que la presentación del antígeno a nuestro sistema inmunitario es mucho más eficaz en las formulaciones basadas en ARNm, que fuerza a nuestras células a producir el antígeno in situ, que en las clásicas basadas en inocular directamente el antígeno”. Es decir, si las vacunas tradiciones introducen directamente el antígeno que protege contra el virus en el cuerpo, las nuevas de ARN obligan al organismo a fabricarlo.
La investigación, como la mayoría de las que buscan una vacuna universal contra la gripe, persigue afectar directamente en el tallo de la proteína. “Estas tienen dos regiones. Una es la región globular, contra la que se induce la mayor cantidad de anticuerpos. La otra es el tallo, que varía mucho menos. La idea de las vacunas universales es que vayan dirigidas a potenciar la respuesta frente a la región que no cambia tanto”, desarrolla López Diego.
El tallo tiene una estructura tridimensional en forma de hélices, que permite la fusión entre la membrana del virus y las de las células. “Lo que buscan estas vacunas es generar una serie de anticuerpos que se van a unir a esa región del tallo y van a impedir que el virus entre en la célula. Si no puede entrar, no se va a replicar”, aclara la investigadora en conversación con elDiario.es.
"Nuestros estudios indican que las vacunas de ARNm pueden brindar protección contra virus antigénicamente variables mediante la inducción simultánea de anticuerpos contra múltiples antígenos"
“Las vacunas contra la influenza estacional ofrecen poca protección contra las cepas del virus de la influenza pandémica. Es difícil crear vacunas prepandémicas efectivas, porque no está claro qué subtipo del virus causará la próxima”, indican los científicos. Incluir todos los tipos del virus permite prevenir la afectación por un salto antigénico por la combinación de genes de virus animales, como los H5, H7 y H9, y los que circulan actualmente entre humanos. “Esto es lo que ocurrió en 2009, en 1968 con la gripe de Hong Kong, en 1957 con la asiática y en la terrible pandemia de 1918 que acabó con la vida de al menos 50 millones de personas”, señala el catedrático.
En el estudio que publica Science, una de las revistas de mayor impacto, los científicos desarrollan “una vacuna de ARNm-LNP modificada con nucleósido que codifica antígenos de hemaglutinina de los 20 subtipos de virus de influenza A y B conocidos. Esta vacuna multivalente provocó niveles altos de anticuerpos específicos y de reactividad cruzada en los ratones y los hurones, que reaccionaron a los 20 antígenos codificados”, apuntas sus autores. “Nuestros estudios indican que las vacunas de ARNm pueden brindar protección contra virus antigénicamente variables mediante la inducción simultánea de anticuerpos contra múltiples antígenos”, defienden.
“Los investigadores presentan una estrategia similar a la utilizada para generar la vacuna de ARN mensajero frente al SARS-CoV-2, pero en la que introducen ARN mensajero de las 20 versiones de las hemaglutininas de virus de gripe de tipo A y B que pudieran dar lugar a un virus con posibilidad de llegar a infectarnos. Los resultados muestran que esa vacuna es capaz de inducir una respuesta mediada por anticuerpos robusta en ratones y en hurones (modelos animales muy utilizados para estudiar la gripe) frente a distintos subtipos de virus de gripe, incluidos virus que distan sensiblemente de tener similitud con las secuencias incluidas en la vacuna”, valora el virólogo y profesor de Microbiología en la Universidad CEU San Pablo, Estanislao Nistai, en SMC.
En diciembre de 2020, la revista Nature publicó los resultados de otro ensayo en fase I, en humanos, en la que se comprobó la seguridad y la capacidad de las vacunas quiméricas basadas en hemaglutinina para generar anticuerpos reactivos contra el dominio del tallo de la hemaglutinina en adultos estadounidenses sanos de 18 a 39 años. De nuevo, esta investigación apunta también al tallo del virus.
El director emérito del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, Raúl Ortiz de Lejarazu y Leonardo, coincide en el valor de la nueva investigación, su buena concepción y el trabajo exhaustivo, pero señala hacia “un largo trayecto por recorrer, a veces insalvable, desde el modelo animal a los humanos” porque “el tipo de respuesta, la amplitud de la misma, la persistencia, etc. no son similares”. A la espera de estudios un posible avance a una fase en humanos, este profesor en microbiología tira de sarcasmo: “Los ratones y hurones de todo el mundo tienen que estar de enhorabuena porque ya tienen una vacuna universal de gripe”.
DN