Luego de veinte días de un juicio con relatos muy sensibles, llegó el momento de los pedidos de penas y la fiscalía solicitó 30 años de prisión para Hugo Javier Gentili (46), acusado de abusar sexualmente de su hija durante diez años. En su alegato, el representante del Ministerio Público Fiscal apuntó a la gravedad de los hechos, a la manipulación y control que habría ejercido el imputado y a lo indudable del testimonio de la víctima.
“Ella nos brindó la cronología de abusos y de las amenazas que padeció”, puntualizó el fiscal Oscar Ciruzzi. La chica relató que los episodios comenzaron cuando tenía 10 años y que luego fueron intensificándose a medida que se acercaba a la adolescencia. Por esa razón se le imputa el delito de abuso agravado por haber sido cometidos por el padre de la víctima y porque ella era menor de edad.
Siempre según el testimonio de la joven, la violencia se potenció aún más cuando cumplió sus 18 años. Los ataques contra su integridad sexual solo terminaron cuando ella le contó a su madre lo que sucedía y pudieron hacer la denuncia el 24 de julio de 2017, según informa el sitio Fiscales.gob.ar.
La acusación incluyó también dentro su alegato el delito de “exhibiciones obscenas y corrupción de menores”, ya que algunos de los abusos que sufrió la joven fueron cometidos en presencia de su hermano, hijo también del acusado. Además, en el requerimiento se describió una situación donde el imputado amenazó telefónicamente a la víctima unos meses después de que presentara la denuncia contra él.
El fiscal Ciruzzi relató que las situaciones de abuso comenzaron en 2007 y marcó que la joven identificó ese momento en su infancia con la enfermedad que estaba atravesando su madre. “Me besaba en la boca y me decía que en Italia se hacía así”, dijo la víctima.
La fiscalía marcó que cuando la joven enfrentaba a su padre, éste le decía que iba a enfermar más a su madre y que si lo denunciaba e iba preso cuando saliera de la cárcel iba a matar a toda la familia. Los abusos ocurrían primero en la casa que compartían en el barrio de Villa Lugano y también en la casa de la abuela paterna de la nena. Al comienzo, se daban con una frecuencia mensual pero después ocurrían prácticamente todos los días. En su testimonio ante los jueces Marcela Rodríguez, Alejandro Noceti Achaval y Gabriel Vega recordó que su padre la iba a buscar a la salida de su trabajo para llevarla a distintos albergues transitorios y abusar de ella. En una de esas ocasiones, sus gritos alertaron a los empleados del hotel pero Gentili los persuadió.
El fiscal Ciruzzi citó varios fragmentos de la declaración de la víctima donde se hizo referencia al nivel de daño que le había provocado su padre. “A veces no le decía nada porque pensé que mi vida iba a ser siempre así, que nací con esta maldición y que me iba a morir así”, dijo la joven en el juicio. Cuando ella lo increpaba o le reclamaba, Gentili volvía a amenazarla con matar a toda su familia pero también le afirmaba que “Dios en la Biblia decía que la mujer tiene que servir al hombre”.
Una vez presentada la denuncia, Gentili escapó. En agosto de 2017 ya se había decretado incluso su captura internacional ya que la sospecha era que se había fugado hacia otro país. En noviembre de ese año, Gentili llamó a su hija una madrugada. Ese llamado fue incorporado al expediente y allí se escuchó al hombre pedirle perdón a su hija para luego volver a amenazarla y recriminarle: “Bancatela ahora, todos los días, noche y día, voy a ver dónde carajo están, uno a uno van a pagar”.
El fiscal Ciruzzi hizo hincapié en que, durante ese llamado, el hombre habló de los hechos y admitió que ocurrieron. En ese diálogo telefónico, el imputado le dijo que “se haga cargo de su responsabilidad”, ya que supuestamente era la chica quien lo “buscaba” y que él “no le ponía un arma en la cabeza” al momento de los abusos. Durante la conversación, la denunciante le recordó las veces que lloró y que se resistió de múltiples maneras. “No te hagas la santita”, le gritó el acusado.
Al momento de sustentar el relato de la joven, el fiscal tuvo en cuenta el testimonio de su hermano, presente en algunos de los abusos que sufrió la víctima -y que declaró en Cámara Gesell- que recordaba las veces en que su padre entraba a la habitación y se dirigía a la cama de su hermana. Además, mencionó el testimonio de dos compañeras de colegio de la chica, que percibieron algunos episodios donde Gentili “se ponía celoso” o la tocaba de una forma que les llamaba la atención.
“No hay dudas sobre lo sucedido y lo que ha relatado la joven también se ha sustentado por los informes psiquiátricos”, resaltó el fiscal. “Es una de las conductas más aberrantes que he visto a lo largo de la trayectoria judicial y no hay atenuantes posibles para su conducta más allá de su falta de antecedentes”, concluyó al momento de solicitar los 30 años de prisión.
Cuando fue denunciado, el hombre se fue de la casa donde vivía con su familia. Tras ordenarse primero una captura nacional, el 30 de agosto de 2017 el juez Luis Schegel decretó su captura internacional. Con escuchas de conversaciones se pudo detectar que otras personas colaboraron para que el acusado evadiera a la Justicia. Específicamente, pudieron identificar quién le enviaba dinero a través de una compañía financiera a Paraguay.
El 29 de junio de 2018 fue detenido en Asunción. El 25 de julio de ese año quedó confirmada la extradición y Gentili llegó al país en agosto de 2018 para ser indagado. Dentro del requerimiento de elevación a juicio se solicitó expresamente que se continúe la investigación contra las personas que colaboraron con su fuga.