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Entre ravioles, húngaras y tres empanadas: por qué “Esperando la carroza” fascina a varias generaciones de argentinos

Una escena emblemática de la película "Esperando la carroza" de 1985

Agustina Larrea

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“Nos sucede algo especial con esta película, contiene muchas idiosincrasias, nos muestra cómo somos los argentinos, nos sentimos reflejados, la queremos, es como si fuera nuestra casa, nuestro barrio, nuestra gente, nuestras puteadas, nuestras miserias, nuestro humor, nuestras hipocresías, y nuestros sueños”, dice en su descripción el grupo de Facebook Esperando la carroza remasterizada que reúne a casi 500 mil personas. Pero no son los únicos. Otro grupo, llamado Asociación de enfermitos de Diálogos de Esperando la Carroza, tiene 21.300 miembros y uno más, con el rótulo de Asociación de fanáticos de Esperando la carroza en HD, llega a los 20 mil.

A todos ellos los convoca un fervor desbordante por el largometraje dirigido por Alejandro Doria y estrenado en 1985, con las actuaciones de Antonio Gasalla, Betiana Blum, China Zorrilla, Luis Brandoni y un elenco interminable que se ve reflejado en el reciente documental Carroceros, de los realizadores argentinos Denise Urfeig y Mariano Frigerio, que se estrena a partir del 4 de febrero en la plataforma Cine.ar.

Urfeig y Frigerio, que son amigos, productores de televisión y carroceros de la primera hora, empezaron a notar ese fanatismo por Esperando la carroza y quisieron ver de qué manera se podía contar. 

“Teníamos la idea de hacer un corto sobre Versalles o un documental sobre el barrio porque sabíamos que ahí se filmó la película. Empezamos a ir, a recorrer, a ver la famosa casa de las escenas más conocidas. Empezamos a notar que mucho más interesante que el barrio eran los fanáticos. Vimos que había gente que se reunía, que hacía tours por los lugares de filmación y que en los grupos de Facebook había muchas historias”, le cuenta Urfeig a elDiarioAR .

“En Facebook hay muchos grupos. Hay algunos de miles de participante, también hay subgrupos y hasta internas carroceras (risas)”, agrega Frigerio, que aparece a lo largo de Carroceros hablando con los fanáticos y también con los protagonistas.

Tal como sucede en Esperando la carroza, como si película y fanatismo fueran superponiéndose al infinito, entre los propios carroceros hay grotesco, gritos, situaciones donde el humor físico gana terreno y otras en las que son los diálogos –o, más bien, otra pasión argentina: la chicana– los que se destacan.

Una vez que los realizadores se encontraron con los administradores de los grupos de Facebook y empezaron a entrevistarlos, quisieron ir por más y a finales de 2019, luego de una convocatoria por redes sociales, llamaron a un casting de admiradores de la película, que se puede ver a lo largo del documental. Allí, los entrevistados dan muestra de su fanatismo: recitan fragmentos de memoria, responden trivias sobre los personajes, exhiben su conocimiento.

Pero no es todo: el documental cuenta con el testimonio de los actores protagonistas de Esperando la carroza, además de Diana Frey, la productora ejecutiva, que además permitió que usaran fragmentos de la película.

“Era importante tenerla a ella y luego pasar a los actores. Gasalla fue el primero que apareció a partir de un mail. Después fue el encuentro con él, que vino súper contento y recontra bien predispuesto, con un pendrive que tenía imágenes totalmente originales del rodaje. A partir de ahí se nos fueron abriendo las puertas de todos los demás. Los actores no son el eje narrativo de la peli, pero era muy importante tenerlos”, comenta Frigerio.

Un fenómeno, varias generaciones

Aunque en su momento llegó a las salas de cine con una repercusión modesta, con el correr de los años, primero gracias al fenómeno de las videocaseteras y el VHS y luego por las redes sociales, Esperando la carroza se convirtió en un clásico, una auténtica pasión de multitudes que se saben los parlamentos de memoria, que llevan tatuados a los protagonistas en su piel o que se acercan hasta el barrio donde se filmó, guiados por un fan del filme, para recrear las escenas más recordadas.

El punto central, para todos, es la casa de la familia Musicardi, los protagonistas de la película.

Para los carroceros es una suerte de templo, que muchos consideran un museo. Sin embargo, se trata de una casa cerrada a la que las personas que viven debieron quitarle el timbre, por la insistencia de los fanáticos que querían ingresar al domicilio.

A lo largo del documental Carroceros persiste la pregunta: ¿por qué Esperando la carroza despierta tanta atracción a más de tres décadas de su llegada a los cines?

Una vez que los realizadores se encontraron con los administradores de los grupos de Facebook y empezaron a entrevistarlos, quisieron ir por más y a finales de 2019, luego de una convocatoria por redes sociales, llamaron a un casting

“Hay algo de lo que pasó, en los ‘90, con la película en la pantalla de Telefe y antes, con el boom del VHS, que influye sobre varias generaciones. En términos más generales creo que Jacobo Langsner, con el guión y Doria, con su dirección, lograron plasmar las personalidades argentinas exageradas y con un tono gracioso”, apunta Frigerio y agrega: “Por eso después de 35 años del estreno nos seguimos viendo identificados en eso. Esta cosa de que todos tenemos una tía Nora, un pariente pretencioso o la otra que está llorando. También lo de los abuelos, que se terminan convirtiendo en un trasto familiar que no sabemos dónde ponerlos. Estos conflictos, la idea del chisme, todo esto sigue vigente 35 años después”.

Urfeig coincide. Y suma que la admiración por la película se va transmitiendo generacionalmente: “Es el grotesco lo que la hace distinta. El fenómeno va por la tercera generación. Ya hay carroceros que son los hijos de la generación VHS. Lo cuenta Betiana Blum en nuestro documental: cuando los chicos ya están en edad, se los pone para que vean Esperando la carroza”.

En las entrevistas de Carroceros se destaca otro punto en el que coinciden varios entrevistados: con el paso de los años Esperando la carroza también parece ser un ícono de especial atractivo para el público LGBTI+.

“Yo creo que hay algo de los ‘80 y hay algo medio almodovariano en la película, que a nuestro mundo LGBTI+ nos convoca. Esta cosa de Betiana Blum exagerada, los tacos, el vestido de Miami, esta cosa de mostra como dice un carrocero en la película. Eso que va entre la exageración y el desparpajo”, señala Frigerio.

Hay algo de lo que pasó, en los ‘90, con la película en la pantalla de Telefe y antes, con el boom del VHS, que influye sobre varias generaciones. Creo que Langsner y Doria lograron plasmar las personalidades argentinas exageradas

La cuestión temporal también tiene vínculo con esto, según Urfeig. “Cuando les preguntamos a los carroceros, algunos hablan del estreno en plena la vuelta de la democracia y que había algo del destape flotando”.

Por último, los dos realizadores destacan que el tipo de humor del largometraje de Doria es lo que más sintoniza con el público de todas las edades.

“Más allá de todo, es una película tan graciosa, que lo que se dice entra mucho más fácil que con un drama o una tragedia. Me parece que el tono de China Zorrilla o de Betiana Blum, que tienen personajes un poco nefastos, en ese tono grotesco causan gracia”, apunta Frigerio.

A lo largo de la investigación para Carroceros, los directores se encontraron con todo tipo de admiradores e historias verdaderamente extremas: desde gente que ve la película una (o más) veces por día, hasta quienes se tatuaron a los personajes o hacen y venden merchandising con los protagonistas.

Tik Tok hace lo suyo: allí se multiplican las escenas y las voces de Esperando la carroza, con frases como “yo hago ravioles, ella hace ravioles”, “¿dónde está mi amiga?” o “minusválida mental”, que parecen estar volviendo todo el tiempo. Ahora mismo, una copia en YouTube de la película tiene 8 millones de visualizaciones.

Algo similar les ocurre a los actores, todos primeras figuras de la escena local. El propio Luis Brandoni lo dice en Carroceros. No hay día en que alguien no le recuerde su famoso parlamento de las tres empanadas.

“Un actor como él, que hizo y sigue haciendo de todo, vive a diario con alguien que le recuerda una frase de hace años. Es algo que no deja de sorprender”, concluyen los realizadores.

Carroceros (2021), de Denise Urfeig y Mariano Frigerio se estrena el 4 de febrero de 2021 en Cine.ar y estará disponible en la plataforma por ocho semanas. Dura 74 minutos. Las novedades sobre el documental se pueden ver en su cuenta de Instagram: @carroceros_documental

AL

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