De robótica a campamentos científicos o artísticos: se expande la oferta de colonias de verano para niños
En los últimos años aparecieron nuevas propuestas que abarcan otros intereses y curiosidades por fuera de los encuentros tradicionales, acuáticos o deportivos.
En unos días pisamos diciembre: más allá de la culminación de las rutinas, el quehacer cotidiano de las escuelas, la tarea, el trabajo práctico o los exámenes finales, las actividades extracurriculares o los controles médicos, las madres y los padres sobrepasados nos hacemos la gran, misteriosa, indescifrable pregunta en esta época del año: “¿Qué hacemos con las y los chicos en el verano?”.
Los chats de madres y padres se diversifican con la pregunta/respuesta de qué colonias recomienda cada familia, amigos, compañeros del colegio. Los tres meses de vacaciones se sobredimensionan como eternos para aquellos que tenemos que trabajar y sin vacaciones propias el horizonte es limitado. En ese sentido, las colonias de verano pueden ser una solución para marcar otro ritmo, desplegar nuevos saberes, conocimientos y aventuras. Pero el caso es que no todas las chicas y los chicos se adaptan a los encuentros tradicionales, acuáticos o deportivos.
En los últimos años, con más asiduidad, sin embargo, aparecieron nuevas propuestas que abarcan otros intereses y curiosidades, esto es, propuestas vinculadas a la educación STEAM (por las iniciales en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas) que incluyen desde colonias donde aprender robótica o a escanear con una impresora 3D, conocer sobre programación en computadoras hasta campamentos científicos o artísticos para desplegar nuevas habilidades y conocimientos.
Pablo Eisbruch es director de TecnoKids, que ofrece una colonia de verano en la ciudad de Buenos Aires con un enfoque tecno: “Lo que buscamos es el desarrollo de habilidades como la creatividad, el ingenio, el pensamiento computacional y la comunicación. Cada una de las propuestas tiene un sentido pedagógico que busca despertar la curiosidad y la pasión por la ciencia y la tecnología. Los que participan de la colonia tienen la oportunidad de combinar los clásicos juegos de colonia recreativos con actividades de robótica y programación, dando un plus al desarrollo de sus habilidades cognitivas que luego arrastran a su año escolar”.
Eisbruch menciona que la propuesta que diseñaron está pensada para tres horas y media: “Se puede optar entre turno mañana o turno tarde (es una decisión pedagógica que no pasen todo el día en la colonia y puedan tener durante vacaciones, por lo menos medio día en su casa, con sus juguetes o pasando tiempo libre y de aburrimiento). Por eso lo diseñamos en tres bloques: programación, robótica y recreación, y los grupos están divididos por edades y por nivel, dependiendo si ya tuvieron alguna experiencia con nosotros”.
En el bloque de programación, cada chico recibe una tablet y con la guía de los profesores, acceden a plataformas de programación que les permiten divertirse y aprender conceptos como algoritmos, bucles, condicionales. “No son clases tradicionales, sino que las plataformas son juegos los chicos van resolviendo niveles de complejidad y a través del error, y del trabajo con pares, deben ir resolviendo y avanzando. Según el proyecto, hay momentos en donde trabajan juntos y otros de forma individual”, refiere el especialista.
En robótica, por su lado, siempre tienen una actividad con alguno de nuestros kits. “Eso les permite conocer por qué los robots son robots, qué es un circuito eléctrico, cómo funcionan las instrucciones. Son juegos que no sólo despiertan mucha curiosidad sino que les permite explorar errores, desarrollar la creatividad y trabajar en equipo. Un gran ejemplo son nuestros ‘ozobot’, cuya habilidad es leer líneas. Combinamos el arte, los chicos dibujan o escriben y luego deben lograr, a través de combinación de colores, que los ozobot recorran su producción”.
En el mismo plano, en la provincia de Santa Fe –desde el ámbito público— se propuso el programa Colonias Tecnológicas, una iniciativa que busca que niños, niñas y adolescentes compartan un espacio de experimentación y aprendizaje. Se llevan adelante en el Polo Tecnológico Rosario, a través de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, que abrieron nuevamente las preinscripciones a los talleres gratuitos.
El presidente del Polo Tecnológico Rosario, Ignacio Sanseovich, destacó que se trata de “una iniciativa sumamente importante que se alinea con varios de los ejes estratégicos trazados por nuestra institución, un espacio innovador donde chicos y chicas de la ciudad pueden aprovechar su tiempo libre en actividades que fomentan el conocimiento, potenciando sus habilidades digitales, creativas y productivas”. Además, Sanseovich resaltó que el año pasado Colonias Tecnológicas fue galardonada con el prestigioso premio Sadosky, en la categoría de Innovación en la Formación de Talento.
Los talleres –que arrancaron en septiembre pasado y también se desarrollaron durante la gestión anterior durante el verano— están dirigidos a chicos y chicas de 6 a 17 años de edad, e incluyen programación, Scratch, Diseño 3D, impresión 3D, robótica educativa, biotecnología, cambio climático, entre otras. El objetivo de la iniciativa es que, a través del Programa “Código Ciencia”, niños, niñas y jóvenes compartan un espacio de experimentación y aprendizaje en áreas tecnológicas como robótica, armado de videojuegos, impresión 3D y programación inicial.
Por otro lado, pero en medio de la montaña, un grupo de científicos y educadores creó, hace unos años, una nueva propuesta: Expedición Ciencia. La idea fue extender el entusiasmo por la ciencia y el pensamiento científico a las y los jóvenes, con una fuerte pasión por el descubrimiento y para que la enseñanza de la ciencia pueda convertirse también en una verdadera aventura. La búsqueda abarca que adquieran herramientas intelectuales para resolver problemas de manera creativa, sistemática y rigurosa, “que les permitan convertirse en ciudadanos críticos y curiosos, capaces de tomar decisiones sostenidas en evidencias, asombrarse, formular preguntas y disfrutar de descubrir y pensar”.
Los campamentos científicos, como los denominaron, combinan la exploración científica y la aventura en la naturaleza en una intensa experiencia de vivencias en grupo. En ellos no hay fórmulas ni clases, sino nuevas formas de pensar y de descubrir. “Los campamentos no son para los amantes devotos de la ciencia, Nerds o futuros Premios Nobel, sino para todas las personas curiosas. En Expedición Ciencia te vas a divertir y te vas a emocionar, vas a pensar desde el fondo de tu corazón”, define Rodrigo Laje, que fue presidente de la asociación entre 2013 y 2024 (la actual titular es Andrea Goldin).
La duración de los campamentos es de una semana, se realizan en cabañas compartidas. Se realiza durante el verano y agrupan a unos 45 adolescentes de 14 a 18 años de todo el país. El próximo está previsto del domingo 10 al sábado 15 de febrero en el Complejo Sierra Tortuga, en Sierra de los Padres, provincia de Buenos Aires. “Es una experiencia muy intensa, donde compartís con muchos adolescentes de todo el país, países limítrofes y otros países como Europa o Centroamérica, codo a codo, actividades científicas como vida al aire libre, caminatas largas, juegos grupales, la escalada de cerros, como también una conexión emocional e intelectual con los fenómenos que estudiaron otros científicos o científicas por primera vez en la historia”, se entusiasma Laje.
La experiencia, que ya formó más de mil adolescentes, fue pionera en su tipo hace veinte años, desde el 2002 hasta su próximo encuentro en la actualidad: “De hecho, además de los científicos, científicas, recreólogos, recreólogas, docentes, estudiantes, profesores y profesoras de educación física que formamos parte de Expedición Ciencia, muchas de las chicas y los chicos que pasaron por nuestros campamentos forman parte de la coordinación estos últimos años. El encuentro fue creando una comunidad propia, por el mismo lenguaje que proponemos. No hace falta ser un nerd si no tener curiosidad y la cabeza abierta para conocer a otras personas”.
TS/DTC
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