Edad Media

El siniestro remedio medieval de momia que se usaba para todo

Andrea Blez

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Hay medicamentos o remedios a los que acudimos normalmente cuando tenemos dolores habituales en busca de que nos calmen. Hoy en día suelen estar basados en fármacos o sustancias producto de la investigación científica, pero hace algunos siglos, no se tenía el mismo conocimiento y se hacía uso de productos de lo más curiosos, y sin evidencia de tener efecto. Uno de ellos era un proceso de lo más macabro y pudo tener origen en un error.

Mumia: el remedio que usaba resina de momia y cadáveres

El mundo árabe era en la época medieval el territorio más avanzado a nivel científico y matemático, y por eso se tomaba como referencia por las sociedades cristianas, en pleno momento en el que entre ambos tenían lugar las Cruzadas y en el que las luchas y conflictos eran habituales entre los dos bandos.

Así, como imitación de un remedio de persas se ideó lo que se llamó como ‘mumia’, una cura de extracto de momia que utilizaba la resina con la que se embalsamaba los cadáveres en el Antiguo Egipto para curar todo tipo de dolores y males que aquejaban en la Edad Media, incluyendo la peste bubónica o como cicatrizante de heridas.

Este remedio se vendía en boticas de Europa, que fueron precursoras de las actuales farmacias, promovió la importación y el comercio de momias egipcias, que acabó por ser prohibido y fue sustituido por el uso de la resina de cadáveres recientemente embalsamados que provenían en gran medida de presos.

Un error de traducción

Este remedio conocido también como extracto de momia se tomó como referencia de un antídoto persa que se llamaba ‘mumiya’, que era una especie de betún que se empleaba sobre todo como cicatrizante. Este, sin embargo, se entendió mal y acabó derivando en entender que se debía emplear la resina de los cadáveres.

Esto podría deberse a un error de traducción de textos árabes, de mumiya a mummia en latín, que derivó en un remedio multiusos que no tenía efecto alguno como calmante de dolor ni para tratar diferentes males, y que se entendió podía ser incluso perjudicial para la salud.

Así, con el avance de la ciencia desde el Renacimiento, poco a poco se fue reduciendo su uso hasta que en el siglo XIX se abandonó la receta del extracto de momia, que se daba no solo con la resina de los cadáveres, sino también mezclando especias en muchos casos, en un antídoto que se generaba en las propias boticas, que tenían cuerpos en almacenaje.