“EEUU, China, Rusia e India ya probaron con éxito armas antisatélite de ascenso directo. Algunas de esas naciones también tienen sistemas antisatélite orbitales en desarrollo. Los dispositivos láser de alta potencia basados en tierra para cegar los sensores electroópticos de los satélites son otra amenaza. El armamento ruso cuenta con estas capacidades y están siendo utilizadas en la guerra de Ucrania”, dice el general Isaac Crespo, jefe del Mando del Espacio de las Fuerzas Armadas: “Nadie quiere la guerra en el espacio, ya que lo convertiría en un entorno inútil para todo el mundo. Está muy claro. Pero el espacio ya fue militarizado y eso es un desafío para todos”.
El Foro Internacional de Pequeños Satélites y Servicios (SSSIF, por sus siglas en inglés) de Málaga no es un evento militar. Sin embargo, su sexta edición, celebrada esta semana en la ciudad andaluza, ha reflejado cómo la creciente tensión geopolítica está impactando en este tipo de tecnologías. También la ambición del sector por captar inversiones provenientes del aumento de los presupuestos de Defensa anunciado por los países europeos para los próximos años.
“Nuestros ciudadanos deben ser conscientes de cómo dependen de los sistemas espaciales. Aspectos como nuestra economía, agricultura, meteorología, ciencia, modo de vida y potencial de crecimiento dependen cada vez más del espacio”, ha explicado Crespo en una ponencia durante el evento. “El problema es que los ciudadanos no son conscientes de las amenazas que ya existen en este entorno y de lo que podría suponer un día sin tecnología espacial”.
Esta concienciación, ha considerado el general, es clave para que “el gobierno y los ciudadanos acepten conceder fondos” a la industria aeroespacial y a los proyectos de defensa vinculados a ella. Una simbiosis entre industria civil y militar que deberá fortalecerse en el futuro, puesto que la frontera que los separa es cada vez más difusa, a juicio del jefe del Comando del Espacio español.
“En el espacio, cualquier sistema es un objetivo”
En este sentido, Crespo ha citado la participación de SpaceX en la guerra de Ucrania, que permitió a las tropas que se defienden de la invasión rusa recuperar sus comunicaciones tras el hackeo de sus satélites tradicionales. Posteriormente, el grupo Wagner también hizo uso de un sistema comercial, en este caso proporcionado por una empresa china, para espiar los movimientos del ejército de Kiev.
“¿Podría ese sistema comercial espacial chino ser un objetivo legítimo para los ucranianos? En mi opinión, hoy en día todos los sistemas espaciales capaces de apoyar a cualquier Estado, independientemente de si son de propiedad gubernamental o privada, podrían ser un objetivo y, por lo tanto, dejar de ser seguros”, ha destacado.
Los riesgos en esta área van más allá de los ataques físicos o cibernéticos contra los satélites, puesto que sus instalaciones de control en tierra y las personas encargadas de su control podrían convertirse también en objetivos. “Teniendo todo esto en cuenta, se puede concluir que el espacio jugará un papel cada vez más clave en lugares de conflicto y que las acciones en el espacio darán forma al campo de batalla. Estas actividades se llevarán a cabo en la zona gris y deben formar parte de las indicaciones y advertencias para predecir una posible crisis”, expresa Crespo. “Dicho esto, nadie se sorprenderá de que los gobiernos y la Organización Internacional de Seguridad y Defensa hayan tomado conciencia de que el espacio ya no es seguro”.
En este sentido, la cooperación internacional entre países y con la industria resultará fundamental para la defensa. elDiario.es ha preguntado al general si el nuevo Gobierno de Donald Trump complica aún más la situación en este sentido, pero este ha manifestado que no le corresponde hacer valoraciones políticas. No obstante, ha afirmado que “Europa debe competir y no se puede permitir el lujo de confiar en una sola nación o en una sola empresa o dos”.
El gasto militar vuelve a superar al civil
La voluntad de aumentar la capacidad de los sistemas civiles de utilizarse en misiones de defensa es una tendencia que va en línea con el aumento del gasto en proyectos militares destinados a la guerra fuera de la Tierra. Pese a los desembolsos de miles de millones que han protagonizado empresas como SpaceX para crear constelaciones de minisatélites, el gasto militar ha vuelto a superar al civil en el terreno espacial.
“Desde 2022, los presupuestos de defensa han superado sistemáticamente a las inversiones en el espacio civil, y la diferencia se ha ampliado debido a los recientes aumentos de la financiación gubernamental para iniciativas relacionadas con la defensa. Sin embargo, se prevé que esta disparidad se reduzca ligeramente a finales de la década”, refleja un informe de Novaspace sobre el gasto gubernamental en este área presentado en el SSSIF por Alexandre Najjar, uno de los analistas de esta consultora.
“En 2024, los presupuestos espaciales civiles alcanzaron casi los 62.000 millones de dólares, mientras que el gasto en defensa superó los 73.000 millones, lo que representa el 54% del gasto total”, prosigue el informe. Contando el gasto no militar, los fondos gubernamentales dedicados a proyectos espaciales superaron los 135.000 millones de dólares. EEUU supuso la mitad de esa cantidad. China invirtió unos 20.000 millones; Japón, unos 6.800; Rusia, unos 4.000 y la UE, unos 3.000 millones.
El sector aeroespacial es consciente de esta tendencia. “El sector de las aplicaciones de Defensa y Seguridad va a ser transversal y va a impulsar todos y cada uno de los sectores”, expresó Marta Massimiani, directora del negocio europeo de Satlantis, una empresa española de tecnología espacial especializada en observación de la Tierra y exploración espacial. “Va a ser uno de los principales contribuyentes al crecimiento que va a venir en Europa. Y creo están viendo el sector espacial como un habilitador clave en su aplicación”.
Eva Papantoniu, jefa de la Unidad de Política Espacial de a Comisión Europea, incidió en que la creación de una doctrina comunitaria en el ámbito de la seguridad espacial será uno de los objetivos de Bruselas en esta legislatura, con el nombramiento del primer comisario de Defensa y Espacio de la historia de la UE (el lituano Andrius Kubilius). La soberanía en producción de dispositivos, con la marca “hecho en Europa”, así como “desbloquear la aversión al riesgo” para “impulsar la idea de que las empresas fallen y aprendan de sus errores” serán parte de esos objetivos.
En este sentido, la Unión Europea ratificó recientemente un proyecto de 10.600 millones de euros para lanzar 290 satélites, la mayoría de órbita baja como los de Starlink, para establecer comunicaciones seguras para los gobiernos. Un movimiento que coincidió con los sabotajes de cables submarinos en el Mar Báltico, la infraestructura de comunicación clave en el Internet actual y por donde discurre el 95% del tráfico de la red, pero que está muy expuesta ante ataques físicos.