Google anunció este jueves que no eliminará las cookies de terceros de su navegador Chrome hasta finales de 2023, dos años más tarde de lo que estaba previsto. La multinacional afirma que lo hace “por responsabilidad”, ya que abandonarlas en la fecha inicialmente prevista podría “poner en peligro los modelos de negocio de muchos editores web que apoyan los contenidos de libre acceso”.
Las cookies de terceros son un software que se instala en el dispositivo cuando visita un servicio o página web para seguir su navegación a través de la red e inferir sus intereses con motivos publicitarios. Estas piezas de código informático son enviadas por un tercero, no por la página o servicio que se visita, para el que recopilan datos. En 2020, cuando anunció que las eliminaría, Google reconoció que este modelo había producido “erosión de la confianza” de la publicidad digital, ya que “proporciona a miles de empresas una enorme cantidad de datos de usuarios individuales”.
Chrome es el navegador mayoritario en todo el mundo, usado por aproximadamente un 63% de los usuarios, según las cifras de Statcounter. Su principal competencia, como Safari (con el 24% de cuota de mercado), el navegador de Samsung (5,8%), Opera (2%) o Firefox (0,5%) permite desde hace años bloquear las cookies de terceros.
Google asegura que el retraso proporcionará el “tiempo suficiente para el debate público sobre las soluciones adecuadas, el compromiso continuo con los reguladores y para que los editores y la industria publicitaria migren sus servicios”. “Tenemos previsto seguir trabajando con la comunidad web para crear enfoques más privados en áreas clave”, asegura en una entrada en su blog oficial.
En este período la multinacional ha estado trabajando en un modelo alternativo a las cookies. Lo llama 'FLoC' (Federated Learning of Cohorts, algo así como aprendizaje federado de cohortes) y consiste en impedir el rastreo individual pero habilitar el análisis de datos personales agregados de conjuntos de personas con perfiles publicitarios similares.
Un navegador que use FLoC en vez de cookies de terceros recopilaría información sobre la navegación del usuario, pero no la enviaría a una base de datos en la que quedaría registrada bajo su nombre y apellidos o un número de identificación publicitaria. En vez de ello, la añadiría a esa “cohorte” formada por usuarios con hábitos parecidos. El número mínimo de personas en cada cohorte sería de unos pocos miles, según la propuesta de Google. Cuando los intereses particulares de un grupo de usuarios conformaran cohortes demasiado pequeñas se juntarían con otras para alcanzar el número mínimo e impedir una identificación por descarte.
La alternativa de los FLoC no convenció a los especialistas en privacidad y está siendo analizada también por la Comisión Europea, que sospecha que podría aumentar aún más la dependencia que los anunciantes tienen de Google.