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Sobre este blog

Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.

En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres. 

ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas.  www.ela.org.ar 

 

La verdadera mano invisible

En la distribución del trabajo no remunerado, las mujeres invierten 2,2 veces más tiempo que los hombres.

Óscar Scioscia

8 de enero de 2025 06:51 h

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Cuando Adam Smith, el famoso economista escocés, publicó en el siglo XVIII su célebre Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones usó la metáfora, que titula la nota, para explicar una fuerza mágica (y casi espiritual) que guía los negocios de la sociedad hacia las actividades más provechosas. 

Pese a las diferencias de época, podría haberla usado para referirse a las tareas domésticas y de cuidado que permiten a la sociedad funcionar como tal y a las fuerzas productivas —varones en su gran mayoría— dedicarse a ocupar sus puestos de trabajo. Para Smith, en cambio, era el hogar, y especialmente el papel de las mujeres allí, el que proveía el necesario contrapeso al individualismo y materialismo del mercado. Desde esta visión particular del pensador escocés, el trabajo de cuidado no remunerado era una expresión de este altruismo y estos sentimientos morales.

Nada más alejado de la realidad actual, ya que esas tareas no pagas significan, según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo del Indec de 2021, que las mujeres de 14 años y más dedicaron un promedio de 531 minutos al día al trabajo. Esta cifra supera en 60 minutos la jornada laboral diaria de los hombres. La brecha se debe, principalmente, a la diferencia en la distribución del trabajo no remunerado, en el cual las mujeres invierten 2,2 veces más tiempo que los hombres. Es decir, un mayor porcentaje de mujeres realiza estas tareas (92% contra 75% en los varones) y lo hacen además por mucho más tiempo.

En un relevamiento elaborado y publicado recientemente por la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires, con datos a 2023, se registra que el 87,4% de las mujeres realizan trabajo doméstico y tareas de cuidado en el hogar, frente al 70% de los varones (que descendió 12 p.p. desde la medición anterior).

Del mismo estudio de la Ciudad se desprende que el 54,8% de los hombres realiza tareas remuneradas mientras que, en el caso de las mujeres, ese porcentaje desciende al 47%. Si se suman el trabajo remunerado y el que no lo es, el 58,1% corresponde a las mujeres. 

¿Trabajo o no trabajo?

En general, los análisis no incorporan las tareas domésticas y de cuidado como una ocupación. Para estos relevamientos, el trabajo es, lisa y llanamente, el remunerado. Y esto, como vemos, recae con clara incidencia en el universo femenino, al dificultar las posibilidades de que las mujeres desarrollen sus carreras, planifiquen o lleven adelante sus estudios, trabajen por un salario y perciban la misma remuneración que sus pares varones, u obtengan puestos jerárquicos, así como también influye en sus probabilidades de ser pobre o salir de la pobreza.

De hecho, en el grupo de mujeres de hasta 29 años (17,3%) se encuentra el mayor índice de desocupación en la actualidad. Y si en ese universo puntualizamos en las jefas de hogar, el número trepa al 32,5%.

En el universo de hasta 29 años, a su vez, las tareas domésticas (las no remuneradas) son realizadas por casi el 80% de las mujeres contra el 21,4% de los varones.

Subsidio a la tasa de ganancia y acumulación de capital

Como explica la economista Corina Rodriguez Enríquez en “La cuestión del cuidado: ¿El eslabón perdido del análisis económico?”, publicado en la Revista Cepal N°106, “cuando se integra de esta forma el trabajo de cuidado no remunerado en el análisis de las relaciones capitalistas de producción, se puede comprender que existe una transferencia desde el ámbito doméstico hacia la acumulación de capital. Brevemente podría decirse que el trabajo de cuidado no remunerado que se realiza dentro de los hogares (y que efectúan mayoritariamente las mujeres) constituye un subsidio a la tasa de ganancia y la acumulación del capital”.

Este tema no fue advertido a lo largo de la historia por las teorías económicas. Karl Marx, por ejemplo, presupone que en el interior de los hogares sólo tiene lugar el consumo de mercancías, y no así su producción o transformación. Por su parte, Friedrich Engels expresa que la organización del hogar y el cuidado de las personas se transforman en un servicio privado, excluido de la producción social.

Cambiar de una buena vez

En tanto, la economía feminista ha realizado contribuciones importantes al estudio del trabajo no remunerado, al resaltar sus aspectos de género, invisibilidad y aporte central a la reproducción social y funcionamiento de la economía. Lo ha hecho a través de demostrar la invalidez de muchos de los supuestos de los modelos microeconómicos convencionales, que definen la “especialización” de los trabajos remunerados por género.

Cabe mencionar y destacar los estudios que hacen hincapié en el concepto de economía del cuidado, porque permiten advertir cómo la “feminización” del cuidado traspasa las fronteras de los hogares, lo que naturaliza la sobrerrepresentación femenina en actividades de cuidado remuneradas, tales como las prestadas en el sector de salud, en la educación o en el servicio doméstico, por citar algunos casos.

Así, la verdadera mano invisible del mercado son las mujeres limpiando, cocinando, cuidando y muchas veces limitando su desarrollo personal, para que los hogares, donde viven los “trabajadores”, puedan funcionar.

JJD

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Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.

En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres. 

ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas.  www.ela.org.ar 

 

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