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Conservación

Día Mundial de los Pingüinos: tres proyectos para salvarlos traen esperanza en Argentina, Chile y Perú

Un pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) con su pollo.

Astrid Arellano/Mongabay Latam

25 de abril de 2025 10:10 h

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Aunque a simple vista no parecen particularmente hábiles, los pingüinos son aves marinas más sorprendentes de lo que se cree. Tienen la capacidad de escalar cerros con una agilidad inimaginable y bajo el agua se transforman por completo para bucear con una destreza que parece que volaran en el mar. Son animales adaptados a vivir en mundos opuestos —la tierra y el océano— pero donde enfrentan condiciones extremas y amenazas graves que los ponen en riesgo.

“Estos son animales impresionantes, ¿cómo logran vivir en estos dos mundos? ¿Cómo logran adaptarse a los distintos cambios?”, se pregunta Alejandro Simeone, biólogo chileno que lleva tres décadas estudiando a estas aves marinas. “En la costa del Pacífico tenemos cada tantos años eventos como El Niño que generan una gran escasez de alimento para las aves y eso determina que muchas mueran y que su reproducción se interrumpa. Pero después, cuando esas condiciones mejoran, los pingüinos tienen unas estrategias maravillosas para recuperarse”.

Sin embargo, esta capacidad de adaptación, desarrollada a lo largo de su historia evolutiva, se ve amenazada por las acciones humanas: la sobrepesca, la contaminación, los derrames petroleros y la introducción de especies invasoras alteran su delicado equilibrio natural.

“Durante años nos ocupamos de los problemas que los pingüinos tenían en tierra, por lo que ahora son más visibles y la gente está más consciente de eso. Pero hoy en día el problema pasó a estar en el mar: sus cambios, las interacciones con pesquerías y con contaminantes —que se ven menos, porque hay menos ojos humanos para mirar en el mar—, son la prioridad en la investigación y la conservación”, afirma Esteban Frere, biólogo especializado en estas aves en Argentina desde hace cuatro décadas.

Este 25 de abril se conmemora el Día Mundial de los Pingüinos, una fecha para crear conciencia sobre la importancia de la conservación de estas aves marinas. En Mongabay Latam, te presentamos tres proyectos científicos en Chile, Argentina y Perú que buscan traer esperanza para las especies que habitan en América Latina.

Chile: los peligros en el mar

Un asombroso video sumerge al espectador en el mundo oculto de los pingüinos de Humboldt (Spheniscus humboldti). La grabación revela una escena nunca antes vista: un grupo de 50 aves marinas surca el agua coordinando cada movimiento como si se tratara de un ejército. Los pingüinos suben a la superficie para tomar aire y luego sumergirse ágilmente en el fondo marino, a casi 100 metros de profundidad, decididos en su cacería colectiva. Lo más increíble es que las imágenes de su hazaña fueron capturadas por uno de ellos.

En diciembre de 2022, científicos colocaron cámaras y dispositivos GPS en las plumas de la espalda a seis individuos en Isla Choros, al norte de Chile. El objetivo era estudiar sus hábitos de alimentación, pero el descubrimiento superó toda expectativa: no sólo confirmaron una estrategia de caza bentónica —es decir, buscan alimento en el fondo marino—, un comportamiento que se había identificado solamente en especies como el pingüino de ojos amarillos (Megadyptes antipodes) y el papúa (Pygoscelis papua), sino que también captaron la cooperación de las aves y su destreza bajo el agua.

“Las islas donde anidan los pingüinos están bastante seguras —son parques nacionales o reservas, donde están tranquilos— pero cuando van al mar a buscar su alimento, se encuentran con la pesca que está removiendo sus presas y provocando algo mucho más grave, que son las redes en las que los pingüinos se enganchan y muchos mueren ahogados anualmente”, describe Alejandro Simeone, investigador de la Universidad Andrés Bello, quien ha dedicado 30 años de su vida a estudiar a los pingüinos de Humboldt.

Precisamente, el hecho de que los científicos hayan logrado documentar a grandes grupos de pingüinos cazando juntos comprueba que existe un riesgo mucho mayor de mortalidad por captura incidental, ya que una sola red podría atraparlos a todos.

Estos hallazgos son parte de una de sus investigaciones más recientes, realizada en colaboración con la organización Sphenisco, para la que el académico lideró un equipo que se propuso resolver tres grandes y complejas incógnitas sobre esta amenazada especie: ¿de qué tamaño es la población reproductiva de pingüinos de Humboldt en las islas de Chile? ¿Qué éxito tienen en su reproducción? ¿Cuál es su comportamiento al buscar alimento para sí mismos y sus familias?

Durante las diferentes estaciones reproductivas y de anidación que ocurrieron entre 2021 y 2023, su equipo se alistó para viajar a las principales colonias de anidación en 10 islas de la costa del centro-norte de Chile. En suma, pudieron estimar un total de la población reproductiva de 2.511 parejas de pingüinos de Humboldt. Los científicos reportan una reducción cercana al 50 % en un periodo de cuatro años, con respecto a un estudio previo realizado en 2017.

El escenario es complejo. Según la investigación, las amenazas a estas aves incluyen interacciones directas e indirectas con la pesca, así como la posible construcción de instalaciones portuarias y mineras

 cerca de sus áreas reproductivas y de alimentación clave. Estas y otras actividades antropogénicas están causando una rápida disminución en el número de pingüinos de Humboldt.

“A partir de esta investigación, recientemente una de mis estudiantes hizo un trabajo con su tesis de maestría en la cual determinamos tanto el área que los pingüinos usaban como la que utilizan las embarcaciones pesqueras”, explica Simeone. “Encontramos una superposición, lo que nos da luces acerca de que potencialmente podrían estar compitiendo pingüinos y pesquerías por el alimento que, por un lado, los pingüinos necesitan para sobrevivir y, por el otro, las pesquerías necesitan para comercializar. Eso podría conducir, con el tiempo, a una escasez de alimento para los pingüinos y esa es nuestra primera preocupación”.

Las investigaciones del proyecto continúan. Sin embargo, Simeone enfatiza la necesidad de fortalecer los esfuerzos de conservación y mejorar la comunicación entre los investigadores y las agencias gubernamentales para enfrentar las amenazas que rodean al pingüino de Humboldt. La pesca tiene una connotación económica importante, pero sobre todo social, por la cantidad de personas que dependen de esa fuente de ingreso, por lo que hay que buscar maneras de manejarla en forma conjunta y con datos científicos, dice el científico.

“Las áreas alrededor de las islas necesitan ser protegidas de manera más efectiva”, concluye Simeone. “La forma en que se están protegiendo esas áreas no está cumpliendo con su misión, porque los pingüinos las ocupan de una forma muy distinta. Puedes dibujar un área alrededor de una isla en un mapa, quedarte tranquilo y pensar que eso está protegiendo a los pingüinos, pero nosotros hemos visto que las áreas que se necesitan para protegerlos son mucho más grandes. Esa información la proveemos nosotros, pero es después el Estado el que tiene que ver cómo se implementa”.

Argentina: los pingüinos contra el petróleo

A inicios de la década de 1980, un grupo de jóvenes argentinos quedó profundamente conmovido por una escena que se repetía con demasiada frecuencia: pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) que aparecían empetrolados y varados en las playas, desde Buenos Aires hasta la Patagonia. Alarmados por la situación y la creciente preocupación social, decidieron dedicar sus vidas a estudiar y proteger a esta especie, convirtiéndose en investigadores especializados.

Décadas después, ese mismo grupo —liderado por el biólogo Esteban Frere, investigador de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)— sigue investigando al mar argentino con un símbolo poderoso: los pingüinos de Magallanes, convertidos en centinelas de la salud del océano.

Sus investigaciones, realizadas a lo largo de 900 kilómetros de la costa de la provincia de Chubut, a partir de 1982 y hasta 1990, estimaron que más de 40.000 pingüinos morían cada año solo por empetrolamiento crónico. Más de la mitad eran adultos en edad reproductiva. En respuesta a estos hallazgos y ante la presión de organizaciones no gubernamentales y de la opinión pública, las autoridades provinciales y federales de Chubut tomaron medidas en 1997: movieron las rutas de los buques petroleros comerciales 20 millas náuticas mar adentro y exigieron que estos barcos contaran con doble casco. Una ronda adicional de monitoreos realizada en 2001 en los mismos sitios demostró que el número de pingüinos muertos y cubiertos de petróleo se redujo prácticamente a cero.

Luego de un último monitoreo realizado en 2009, los mismos científicos regresaron en 2022 —con el apoyo de Wildlife Conservation Society (WCS)— para evaluar los cambios y actualizar la información. La proporción de cadáveres empetrolados descendió del 45 % en promedio en los relevamientos realizados en marzo entre 1982 y 1990 a aproximadamente 0% en marzo de 2022.

“Los resultados fueron impresionantemente buenos”, afirma Esteban Frere, biólogo especializado en aves marinas de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral en Argentina, integrante de ese equipo con cuatro décadas de trabajo.

“Repetir el mismo muestreo que se hizo en 1980 generó más trabajo porque nosotros teníamos 20 años más, no era igual de fácil caminar estos kilómetros de costa en distintos segmentos, pero pudimos ver que casi había desaparecido el empetrolamiento de los pingüinos de Magallanes en Patagonia. Los datos que publicamos en 2023 mostraron una caída abrupta, muy abrupta del número de pingüinos empetrolados”.

Esto se debe a la acción de coordinación de todos los actores, sostiene Frere, quienes pudieron mover las rutas de los buques y mejorar la tecnología para evitar los derrames de petróleo.

Sin embargo, en 2025, la situación sigue siendo preocupante para los pingüinos de Magallanes. Aunque la contaminación por petróleo ya no es la principal amenaza, el cambio climático y su impacto en las condiciones oceanográficas representan ahora la mayor preocupación, ya que afectan directamente las fuentes de alimento de estas aves.

“No quiere decir que el problema del petróleo no exista más porque, por ejemplo, se están construyendo nuevas instalaciones en los golfos norpatagónicos, lo cual es riesgoso. Ahí hay una enorme cantidad de pingüinos durante todo el año y además es el área de invernada de una buena parte de la población de pingüinos del sur de la Patagonia”, explica Frere. “Nosotros podemos no oponernos al desarrollo petrolero en nuestro país, sin embargo, la elección de los lugares fue muy mala”.

Los golfos norpatagónicos son cerrados, poco expuestos, pero con mucha presencia de fauna marina, escribe el biólogo. “De manera que el mismo emprendimiento, pero un poco más arriba en la zona donde ya está desarrollado el polo petroquímico, sería mucho menos problemático que hacerlo en zonas vírgenes, que es lo que se está haciendo ahora”, concluye.

Perú: erradicar roedores para conservar pingüinos

No es que la gran mayoría de pingüinos de Humboldt (Spheniscus humboldti) habite en la Isla Chincha Norte, en Perú, ni que esté más protegida o que ofrezca condiciones para la especie que no se encuentren en otras localidades, sino que en esta emblemática isla guanera existe la presencia de ratas negras (Rattus rattus) invasoras.

Esta es la primera vez que un grupo de científicos propone un proyecto piloto para la erradicación de una especie invasora y la restauración de las islas de Perú. La presencia de ratas puede ser de larga data, sin embargo, el posible efecto nocivo de estos roedores en la fauna nativa es un tema poco estudiado y que se había pasado por alto.

“No tenemos registros históricos o cuantitativos de los efectos de los roedores porque es un tema del que se tomó conciencia hace unos 15 años en Perú. Nadie sabe con precisión cómo ingresaron los roedores a la Isla Chincha Norte, pero se convierte en un lugar ideal para empezar el proyecto de erradicación por primera vez en el país”, dice el biólogo marino Carlos Zavalaga, director de la Unidad de Investigación en Ecología y Conservación de Aves Marinas de la Universidad Científica del Sur.

Aunque aún se está trabajando en precisar los impactos puntuales en la Isla Chincha Norte, los científicos tienen evidencias de que los roedores sí comen huevos de otras aves marinas en las islas y puntas peruanas, como ha sucedido con el gaviotín inca (Larosterna inca) en Punta San Juan, una zona invadida por ratones y donde también solía haber muchos pingüinos de Humboldt en los años 90, pero que ahora está vacía.

“Tengo la certeza de que los ratones han estado por siglos en las islas, es decir, la intervención humana en las islas fue un puente para que estos roedores hayan podido ingresar desde hace mucho tiempo, ya sea la rata negra, los ratones caseros y otro conocido como rata noruega”, dice Zavalaga.

Actualmente, el proyecto que se realiza en colaboración con Island Conservation —una organización global con amplia experiencia en la restauración de islas—, se encuentra en una etapa inicial de desarrollo, con el levantamiento de una línea base enfocada en la identificación de las especies de roedores presentes en la isla, así como su distribución y sus posibles interacciones con las aves marinas. Luego de implementar la erradicación —que está en fase de planeación y en consulta con las autoridades— se establecerá un sistema de bioseguridad que evite una futura reinvasión.

Zavalaga explica que este trabajo es especialmente relevante debido al reciente descenso en las poblaciones de pingüinos de Humboldt, causado por el episodio de gripe aviar que ocurrió en la costa del Pacífico de Sudamérica, entre finales de 2022 y 2023, y a lo que se sumaron los impactos del fenómeno de El Niño ese mismo año, agravando la alta mortalidad de la especie.

“Nosotros sabemos que las ratas no son lo que está ocasionando este declive bastante pronunciado en las aves marinas, porque sabemos que fue la gripe aviar y la falta de alimento”, explica Zavalaga. “Pero sí estamos seguros de que al haber presencia de roedores en las islas, las aves sobrevivientes a la gripe aviar y a El Niño no encuentran las condiciones óptimas para volver a reproducirse, recolonizar y recuperar sus poblaciones previas a estos dos eventos”.

Al tratarse de un territorio desértico con poca disponibilidad de alimento, las ratas también están hambrientas, recuerda Zavalaga, por lo que los nidos de los pingüinos son una oportunidad para ellas. Por lo tanto, las aves podrían simplemente decidir no reproducirse e irse a otros sitios.

“Cuando regresen los pocos pingüinos sobrevivientes y las ratas vayan al ataque, será un escenario apocalíptico que no está tan lejos de la realidad”, concluye el especialista. “Entonces, queremos eliminar un factor de los muchos que puede haber y que evite que las aves recolonicen las islas y puntas después de estos eventos catastróficos que ha habido”.

ED/MC

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