El anfitrión será ni más ni menos que El Bloque Depresivo, comandado por el carismático Macha, el alias del cantante chileno Aldo Asenjo.
Un concierto que promete una travesía por los entretelones de corazones rotos, esperanzas viciadas, amores truncos, el desaliento en la punta de la lengua, amores marchitos y más. Como un corolario de culebrones pero en clave de cumbia hipnótica y boleros chirriantes.
Pero en el principio hubo un desprendimiento. Como si fuese un iglú. A comienzos de estos dos mil, en medio de los conciertos de la aplanadora fiestera de Chico Trujillo –un blend de cumbia clásica, bolero, música latinoamericana, balcánica y reggae, con la voz de Macha adelante; en activo desde 1999–, el cantante y alguno de los músicos se tomaban unos minutos para honrar a esa estirpe denominada en el país trasandino “música cebolla”. Canciones para cortarse las venas, canciones para pegarse un corchazo, canciones que se llevan algo de uno cuando terminan. De ahí el nombre del conjunto, el Bloque Depresivo.
El combo está integrado por Macha en voz y guitarra, Joselo (José Osses) en voz, piano y guitarra, Raúl (Raúl Céspedes) en guitarra acústica, Machi (Mauricio Barrueto) en guitarra acústica, Fede (Pedro Terranova) en violín, Carlos (Carlos Rodríguez) en trompeta, Tocori (Simón Berrú) en voz, bajo y guitarrón nicaragüense, Pezoa (Daniel Pezoa) y Pegafix (Christian Duarte) en percusión.
Una orquesta con todas las luces, acostumbrada a navegar con potestad las aguas turbulentas de clásicos de Víctor Jara, Zambo Cavero, José José, Chavela Vargas, el Trío Matamoros, Sandro o Jorge “Negro” Farías. Como así también de nuestros Sumo (“Los viejos vinagres”) y Los Encargados (“Trátame suavemente”).
La poeta uruguaya Cristina Peri Rossi escribió: “El amor existe como un don solo para quienes están dispuestas a renunciar a cualquier otro don”. Algo de eso recorre el extenso repertorio que el Bloque ha llevado por muchas ciudades del mundo. Desde Londres, París, Lyon, Berlín, Hamburgo, Milán, Bologna, Bergamo, Madrid, Barcelona hasta Ciudad de México, Bogotá, Lima, Buenos Aires, Rosario, San Luis, Concepción, Valparaíso y Santiago de Chile.
Fue justamente en la capital francesa, en 2012, donde se disparó el Bloque como fenómeno global a partir de la grabación del concierto en el Théâtre de la Ville. Alguien la subió a internet y esto dio origen a otra historia, otro devenir. No solo los ayudó a que más gente los conociera, sino que se transformó en “el primer disco-no disco del grupo”, como señalaron en una entrevista a la prensa mexicana.
Sin embargo, en 2018 llegó finalmente la edición del álbum debut 100% lúcidos, un trabajo en vivo, el escenario (en todo sentido) predilecto de la banda. Entre las voces invitadas, sobresale nuestra Juli Laso, quien contó en su último y quinto disco, Pata de perra (2023), con Macha Asenjo como productor e invitado.
Al respecto, Laso despliega una serie de razones en torno a este fenómeno cultural de la música chilena: “Macha es un referente absoluto, una persona que admiro muchísimo y con la que quisiera hacer música toda la vida. Es un juglar, un chamán, el brujo chileno. Es tan mágico lo que sucede cuando él y el Bloque suben a un escenario que realmente tocan el corazón de la gente. Cuando estás ahí, en esa misa, en ese ritual, en ese concierto, vivís un amor por Latinoamérica que deberíamos sentir siempre”.
En entrevista exclusiva para Eldiarioar, nos sentamos a conversar unos minutos con el Macha en una parrilla de Almagro, recién llegado de Santiago de Chile junto con sus compañeros para el show en el Gran Rex.
- ¿Por qué la diversidad de proyectos en que estás involucrado? Chico Trujillo, La Floripondio, el Bloque Depresivo…
- A mí me gusta mucho juntarme con gente, ver cómo piensan esas personas, cómo viven. Y empezamos a tocar y a tocar. Y salen proyectos. Al Bloque lo creé con la sensación de tocar en lugares chiquititos todo un repertorio de canciones que son de bares. Porque nosotros lo que hacemos es pasar por el “cedazo” del puerto: somos de Valparaíso. Hasta el año dos mil, el puerto de Valparaíso era nuestra internet: la música llegaba a través de él. Entonces, esa información hacía a las personas mucho más tolerantes, mucho más abiertas de cabeza, porque estaban acostumbradas a ver más cosas. Al puerto habían arribado los marinos gringos, que traían discos y casetes de rock and roll, guitarras eléctricas, amplificadores. Y eso se fue mezclando con nuestra cultura y los instrumentos que teníamos a mano, como una guitarra española y un bongó. Ese aspecto lúdico es lo que me gusta a mí.
- ¿Tal vez esta diversidad de proyectos sea una forma de hacer catarsis por vivir en Chile?
- ¡Pero claro! Yo creo que hago mucha música y me muevo mucho porque de alguna manera uno quiere vivir experiencias. Tener bandas con estilos diferentes me lleva a lugares diferentes, a tener experiencias diferentes. Y se agradecen. Es que andar con diferentes bandas, hace que me gusten también diferentes músicas. Este sábado próximo, por ejemplo, tocamos con La Floripondio en Santiago (de Chile) junto a Los Espíritus. Yo me lo tomo con tranquilidad esto de tener en la cabeza muchos compartimentos. Si esto me hubiese pasado a los veinticinco años, estaría muerto. (Risas)
- Los discos del Bloque Depresivo son todas grabaciones producto de conciertos o de sesiones en vivo. Está presente en el sonido eso de seguir tocando en pequeños bares que originó a la banda.
- Es que lo que perdura es el toque, el vivo. Es música fresca. Es el poder del lenguaje callejero, con una rítmica potente y con instrumentos que te permiten tocar en cualquier parte.
- ¿Cómo incorporaron al cancionero del Bloque algunos clásicos del rock argentino (“Trátame suavemente”, “Viejos vinagres” y las cita a Charly García en “Apaga la tele”), llevándolos a su terruño con tanto sabor y amor?
- Los chilenos somos en parte colonizados por la industria de la música argentina y mexicana. Imagínate que en Chile en el año 85 - 86 había un programa en la radio que se llamaba Argentina Rock, conducido por Lalo Mir. ¡Argentina, rock! ¡Argentina, rock! ¡Argentina, rock!¿Qué pasaría si ustedes hubiesen tenido un programa llamado Chile Rock? (Risas) En esa emisión pasaban cosas no muy normales: desde Los Twist y Don Cornelio y la Zona a Los Encargados y Sumo, cosas muy poderosas. La elección de esos temas de Sumo y (Daniel) Melero se dio de manera natural. Como todo nuestro repertorio: es más un juego que algo racional o pensado. Pero somos admiradores de la música argentina, desde Atahualpa Yupanqui a Mercedes Sosa. Y grupos como Los Violadores nos mostraron ciertas cosas en momentos en que Chile era amargo. Bueno, lo sigue siendo. (Risas)
- Han venido varias veces con el Bloque a la Argentina. Como que se sienten en casa. Es emocionante ver el video de ustedes tocando en un vivero luego de un show en Villa Mercedes, San Luis. Eso habla de la familiaridad y el arraigo con las audiencias de aquí.
- Ese día una persona nos invitó a un asado y después nos dimos cuenta de que había un vivero al lado. Un lugar increíble, hasta había una tortuga dando vueltas. La dueña de la casa decía que la tortuga era más vieja que toda la gente que vivía ahí. (Risas)
- ¿Qué debe esperar el público este miércoles?
- Como no venimos muy seguido, vamos tocar las canciones que todos y todas conocen. Aunque habrá algunas nuevas que venimos probando en vivo.
No obstante, qué mejor que las palabras convocantes a esta fiesta de la música latinoamericana de la cantante ganadora del último Premio Gardel al Mejor Álbum de Tango. “Estoy muy feliz por toda la gente que podrá ir a verlos este miércoles. Porque pese al momento que estamos atavesando, siempre que Macha y el Bloque tocan es un subidón espiritual. Es algo que nos hace muy bien a todas y a todos”, asegura Laso.
Miércoles 11 de diciembre, Macha y El Bloque Depresivo en el Teatro Gran Rex, Av. Corrientes 857, Caba. A las 20:30 hs.