En lo que va de siglo se han retirado de revistas de todo el mundo un mínimo de 476 artículos científicos en los que figuraba al menos un autor español. Dicho de otro modo: de media, cada mes, se echa para atrás un paper que había sido ya publicado. La principal causa de estas retractaciones es algún tipo de mala conducta de los investigadores, según un estudio realizado por varios profesores de las Universidades de Santiago de Compostela y de Yale, en Estados Unidos.
“En torno a un 60% de los artículos se retiran por algún tipo de mala conducta, más que por errores (un 32%)”, explica Cristina Candal Padreira, la autora principal del estudio La retractación científica en España: análisis de las características y las razones. El estudio baja un poco más y concreta esas malas conductas en qué consisten: lo más habitual son las duplicaciones, motivo que está detrás de una de cada tres retractaciones por mala praxis. El plagio (19,4% de los artículos retirados), unos “datos o resultados no fiables” (17,8%) y la fabricación o falsificación de datos (16,3%) son las otras razones más habituales, junto a los problemas éticos y/o legales (11,6%).
Esto es con carácter general, sin discriminar por área de conocimiento. Pero el estudio también ha evaluado cómo se comporta específicamente el campo de la biomedicina. Aparte de porque este es el área de trabajo de los autores, explica Candal Padreira, se debe a que les pareció “interesante separar lo biomédico del resto, porque es un área que tiene sus peculiaridades” y puede impactar de manera directa en la sociedad. En la biomedicina, expone el informe, la mala conducta más habitual también es la duplicación (34,7%), pero la segunda es la fabricación o falsificación (20,6%) y la tercera los resultados no fiables (19,6%).
Del 'paper' a la vida real
“Me preocupa bastante el segundo puesto de la fabricación o la falsificación en la biomedicina”, reflexiona la investigadora. “Si un artículo tiene datos fabricados las conclusiones van a ser inventadas. Es el error más grave, y puede tener consecuencias no solo a nivel científico, sino en la población”.
Y cuenta un ejemplos de mala praxis por falsificación en biomedicina que tuvo efectos, notables, más allá de los márgenes de las revistas: el caso de Andrew Wakefield, del que ahora se cumplen justamente 25 años. Wakefield, al que National Geographic califica como “el científico más fraudulento de la historia”, era un investigador británico que publicó en The Lancet en 1998 un artículo que básicamente vinculaba la vacuna de la triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis) con el desarrollo del autismo en niños.
El artículo provocó un gran interés mediático desde el primer día y las conclusiones del texto corrieron como la pólvora. El efecto fue inmediato: el año anterior a la publicación del paper, en 1997, la tasa de cobertura de la triple vírica superaba el 90%. Seis años después, cuando el periodista británico Brian Deer empezó a publicar artículos en The Sunday Times dudando de las conclusiones de Wakefield, había caído al 80%. “La disminución de la cobertura vacunal del sarampión, la rubeola y la parotiditis fue a nivel mundial. Las consecuencias todavía se observan hoy en día, con brotes protagonizados por adultos no vacunados en la infancia, la llamada 'cohorte Wakefield'”, escribe Candal Padreira. Finalmente, en 2010 The Lancet retiró el artículo ante la evidencia de fraude. Wakefield se había inventado los datos y además tenía un conflicto de intereses.
Más retractaciones y más mala conducta
Otra de las conclusiones que alcanza el estudio es que tanto las retractaciones en general como las debidas específicamente a los casos de mala conducta científica están aumentando. “De manera significativa”, asegura Candal Padreira en base a las mediciones. Y lo hace, dicen los datos, en cifras absolutas, lo que podría tener su justificación porque también está subiendo el total de artículos publicados, pero también de manera relativa, advierte. Esto es: la retractación de artículos está subiendo más rápido que la publicación.
“Hay muchas explicaciones, muchas teorías. Hay gente positiva que dice que no es que las malas conductas estén aumentado, sino que cada vez se detecta más. Pero yo no estoy tan segura”, rebate. “El plagio y la duplicación ya no está aumentando porque con los softwares antiplagio hay trabajos que no llegan a publicarse y por tanto no hay que retractarse”, elucubra.
En su opinión, el aumento de los artículos fraudulentos o inventados o plagiados (lo que incluye el autoplagio) se debe a la voracidad de un sistema que exige publicar sobre todas las cosas para prosperar en la carrera académica, de manera que acaba primando la cantidad sobre la calidad. Así lo admite también Pilar Paneque, la directora de una de las instituciones que más puede hacer para cambiar el sistema, la ANECA: “El paper no puede ser lo único que haga el investigador”, reflexionaba en esta entrevista. Si el sistema exige otras maneras para hacer carrera en la ciencia, sigue el razonamiento, los investigadores no se verán tan presionados para publicar y los casos de mala conducta bajarán.