A cien años de la muerte de Marcel Proust (1871-1922)

Walter Romero, profesor de Literatura Francesa: “La mayor desgracia para Marcel, morir sin terminar la obra”

elDiarioAR

18 de noviembre de 2022 13:07 h

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1. ¿Principal rasgo de tu carácter?

Ser hipersensible. Felizmente nervioso. Curioso de todo. A veces algo caprichoso como un niño. Un poco neurasténico. Un poco niño mimado. Obseso por los detalles. Con alma preciosista.

2. ¿Qué cualidad aprecias más en un hombre?

La bondad, ante todo. Y, entre los hombres de la vida de Proust, el desdén de su amigo de colegio Jacques Bizet que no le correspondió los deseos primeros. Las ternuras de su novio más romántico, Lucien Daudet. Los cariños de su pareja Reynaldo Hahn, el músico franco-venezolano. Y, entre los amores platónicos, Alfred Agostinelli, secretario y chofer de Proust y acaso su gran amor, muerto trágicamente.

3. ¿Y en una mujer?

Lo femenino como encarnación absoluta del misterio: nunca saber del todo qué hay detrás.

4. ¿Qué esperas de tus amigos?

Todo.

5. ¿Tu principal defecto?

Dar propinas excesivas.

6. ¿Tu ocupación favorita?

Voluntario en el servicio militar, la época más feliz de Proust en la milicia y rodeado de hombres sanos, fuertes y jóvenes

7. ¿Tu ideal de felicidad?

Vivir por siempre junto a su comandante doméstica y ama de llaves, Céleste Albaret.

8. ¿Cuál sería tu mayor desgracia?

Morir sin haber logrado terminar su obra.

9. ¿Qué te gustaría ser?

Un nenúfar que transporta el río Vivonne.

10. ¿En qué país desearías vivir?

En la infancia, ese paraíso perdido y siempre recobrado.

11. ¿Tu color favorito?

Algo del orden del amarillo. Como ese detalle en el cuadro de Vermeer Vista de Delft en que un trocito de pared amarilla concentra una superposición de capas de color, como quien escribe frases preciosas en sí mismas, fundidas en un color único, hecho de gamas añadidas, una sobre la otra, hasta lograr una sutilidad áurea y ambarina. Fue en 1902 que Proust, en uno de los pocos viajes que hace fuera de Francia, contempla en Holanda, por vez primera, este cuadro que lo conmueve. En la Recherche du temps perdu, un personaje, Swann, es especialista en Vermeer. Cuando el cuadro llega de La Haya y se expone en una muestra en el museo Jeu de Paume, Proust puede verlo en París y se inspira para la famosa escena de la muerte del escritor Bergotte.

12. ¿La flor que más le gusta?

Las catleyas, esas orquídeas ultra sofisticadas. Las muchachas en flor cuya edad es siempre un pétalo turgente. Los hombres-flores por sus delicadezas. Las flores hermafroditas que abundan entre los invertidos. Las jóvenes como Albertina, esa rosa carnal. Los lirios que le gustan a John Ruskin. Las lilas, también. La flor es casi siempre un símbolo de la intimidad femenina, o de los invertidos, esos hombres-mujeres.

13. ¿El pájaro que prefieres?

“El pájaro sagrado es el poeta, el alma./ Nuestra alma es poesía. ¡Ha callado, ay, el pájaro!/ Sonámbulos quejosos, con caricias o a golpes,/ ¿hacia dónde corremos olvidando nuestra alma?”

14. ¿Tus autores favoritos en prosa?

Los ingleses, por lejos. Y George Sand, un poco.

15. ¿Tus poetas?

Baudelaire, el príncipe.

16. ¿Un héroe de ficción?

Stephen Smith en Un par de ojos azules de Thomas Hardy, una de las novelas preferidas de Proust. O cualquiera de los héroes de George Eliot. O alguno en las novelas magistrales de George Meredith. O de La casa desolada de Dickens, el encantador pero depresivo John Jarndyce. Todos ingleses.

17. ¿Una heroína?

Madame de Sevigné, la más grande escritora de siglo XVII.

18. ¿Tu músico favorito?

Wagner ante todo, y luego Beethoven, el Baudelaire de la música. Y una pieza de pura y fantasiosa invención que aún no se ha escrito pero “suena”: la sonata de Vinteuil, el himno del amor de Swann y Odette de Crécy y su frasecita de evocación que despierta múltiples sensaciones. Esa pequeña frase tal vez se base en la Sonata para violín y piano de César Franck o en la Sonata en re menor de Camille Saint-Saëns o en la Sonata para piano de Gabriel Fauré. O en una mélange única surgida de la mente de Proust.

19. ¿Tu pintor preferido?

En este orden: Giotto, Botticelli, Carpaccio, Mantegna y Tiziano. Como si de un mantra se tratase.

20. ¿Tu héroe de la vida real?

El profesor Alphonse Darlu que enseñaba en el Liceo Condorcet donde Proust cursó sus años de preparación para producir años después su fenomenal filosofía del recuerdo en la que mezcló teorías de su maestro con el pensamiento de Henri Bergson.

21. ¿Tu nombre favorito?

Albertine es el raro nombre feminizado de Albert con que Proust bautiza a su personaje más enigmático, el más complejo de los personajes del siglo XX, el personaje más nombrado en toda la Recherche. Es fama que Proust acaso lo tomó de un cuento de Barbey d’Aurevilly.

22. ¿Qué hábito ajeno no soportas?

La avaricia en todas sus formas.

23. ¿Qué es lo que más detestas?

Que usen perfumes, la maldición de todo asmático.

24. ¿Una figura histórica que te ponga mal?

Todo aquel que se oponga a Georges Clemenceau, primer ministro y además de jefe de gobierno del régimen de la Tercera República.

25. ¿Un hecho de armas que admires?

El día en que Proust desafió a duelo Jean Lorrain por tildarlo de homosexual y mofarse de sus amaneramientos y de sus relaciones íntimas con Lucien Daudet. Ocurrió el 6 de febrero de 1897, una lluviosa mañana en el bosque de Meudon. Ambos duelistas depusieron las armas pero nadie salió ileso, porque la honra quedó manchada.

26. ¿Qué virtud desearías poseer?

Pintar como los impresionistas y así “fijar la sensación”.

27. ¿Cómo te gustaría morir?

Como realmente ocurrió: en su casa, en su habitación, rodeado de su obra recientemente acabada.

28. ¿Cuál es el estado más común de tu ánimo?

Estar alerta y dispuesto a los cambios imprevistos cual caleidoscopio.

29. ¿Qué defectos te inspiran mayor indulgencia?

La venalidad en todas sus formas.

30. ¿Tienes una máxima?

Amar es celar.

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