Dani Alves quedará este lunes en libertad provisional. El jugador, condenado a cuatro años y medio de cárcel por agresión sexual a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona, logró en solo cinco días reunir la cifra de €1.000.000 solicitado como fianza por los jueces.
La decisión de los jueces de excarcelar al futbolista de forma provisional se explica porque Alves todavía no está condenado en firme. La prisión en la que permanecía hasta ahora era provisional y no fruto de la sentencia definitiva del caso, que todavía tardará alrededor de año y medio, porque después del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) se podrá recurrir al Tribunal Supremo.
Alves ya llevaba un año y dos meses en prisión preventiva y como máximo podía permanecer en la cárcel de forma provisional dos años. La prisión provisional impide al acusado disponer de los permisos que le tocarían una vez condenado en firme y de realizar los programas penitenciarios para su rehabilitación, toda vez que todavía puede resultar absuelto si prosperan sus recursos.
Los magistrados creen que se “aminoró” el riesgo de fuga del futbolista tras la condena a cuatro años y medio de cárcel porque suponen la mitad de la pena solicitada por la Fiscalía.
Aunque admiten que “persiste” cierto peligro de huida, los jueces consideran que se puede combatir con otras medidas, como la fianza impuesta y la prohibición de salir de España, la entrega de sus pasaportes (el español y el brasileño) y la obligación de firma semanal en el juzgado.
Para tomar su decisión, resultaron claves el año y dos meses que Alves ya lleva en prisión preventiva sobre la pena impuesta de cuatro años y medio (que las acusaciones han recurrido para aumentarla y la defensa para rebajarla). Los magistrados recalcaron que “difícilmente” habrá sentencia firme en el periodo máximo (hasta enero de 2025) que se puede alargar la prisión preventiva.
Ello no implica que Alves no entre de nuevo en prisión. La prisión provisional tendrá que ser valorada de nuevo por el TSJC tras resolver el recurso, y la Audiencia de Barcelona tendrá otra vez sobre la mesa el encarcelamiento de Alves (esta vez ya como condenado en firme) una vez le toque ejecutar la sentencia definitiva que emitirá el Supremo.
Discrepancias sobre el dinero
La rapidez con la que el futbolista pudo reunir el dinero para ser excarcelado reabre el debate sobre si la Justicia tiene distintas velocidades para los ricos y para los pobres. La fianza para obtener la libertad provisional “se aparta del concepto de justicia material y se desvía más a un concepto en el que se distingue lo que es justicia para ricos que justicia para personas de a pie”, criticó la letrada de la víctima, Ester García.
Por su lado, la catedrática de Derecho Penal de la Universitat de València, Paz Lloria, recuerda que la prisión provisional, si no hay riesgo de reiteración delictiva (que en el caso de Alves los jueces descartan al carecer de antecedentes), “es un anticipo del castigo”. Una pena final, que, de estimarse el recurso de la defensa, incluso podría aminorarse, recuerda Lloria.
“Lo ideal -argumenta Lloria- sería que se razonara igual en todos los casos, además del de Alves, y que se agilizarán los procesos para que los procedimientos no se eternizaran con la presentación de los recursos”. En suma, extender los razonamientos garantistas a todas las causas, sea cual sea el nombre y condición del acusado.
La cuestión económica y su incidencia en el riesgo de fuga supuso incluso motivaron discrepancias en el seno del tribunal. Los dos magistrados partidarios de la libertad bajo fianza de Alves admitieron que el futbolista no presenta dificultades económicas, si bien consideraron adecuada la fianza de un millón de euros para lograr la libertad provisional.
Por contra, el magistrado partidario de mantener a Alves en prisión recordó que la “gran capacidad económica” -solo su casa en Esplugues fue comprada por cinco millones de euros, detalló- y el elevado poder adquisitivo de su familia y amigos hacen viable que le faciliten la salida de España, incluso renunciado al millón de euros depositado como fianza.
Si el jugador rompe alguna de las medidas cautelares impuestas, volverá a prisión. El jugador prometió a los jueces que no huiría porque creía en la Justicia. Solo el propio Alves podrá decidir si cumple su promesa.