La delegación de Boca llegó alrededor de las 18.30 al aeropuerto de Ezeiza, después de la escandalosa noche que debió atravesar tras ser eliminado de la Copa Libertadores ante Atlético Mineiro, y sus integrantes serán hisopados antes de decidir su destino.
Es que de lo que surja respecto de si los futbolistas rompieron o no la burbuja sanitaria en Brasil dependerá si estos pueden regresar a sus domicilios o tendrán que aislarse durante una semana en su habitual lugar de concentración, que es el hotel Intercontinental, del barrio de Monserrat.
Si ocurre esto último los jugadores de Boca que volvieron de Belo Horizonte no podrán actuar el fin de semana ante Banfield por la segunda fecha del campeonato de la Liga Profesional de Fútbol (LPF).
Entonces a Boca le quedarían disponibles solamente 11 profesionales, de los que dos de ellos están lesionados como Eduardo Salvio y Agustín Almendra, mientras que el colombiano Frank Fabra está cursando un período de aislamiento tras retornar de su país luego del fallecimiento de su padre.
Y de los otros ocho solamente jugaron en primera división los juveniles Nahuel Valentini y Valentín Barco, además del colombiano Edwin Cardona, que se tendría que reincorporar mañana a los entrenamientos luego de siete días de aislamiento desde que regresó de su país luego de jugar la Copa América.
Boca quiere pedir la postergación del encuentro con Banfield pero la AFA no lo autoriza, porque por reglamento los partidos no se suspenden por el coronavirus, y aunque la decisión del Ministerio de Salud sea la de aislar al plantel que viajó a Brasil por siete días, el club tendría que presentar equipo ante el “Taladro”.
Y justamente Banfield fue uno de los principales afectados por esta situación en el torneo pasado de la Copa de la Liga Profesional, cuando por 16 casos de coronavirus en su plantel debió afrontar un partido ante Rosario Central con solamente siete profesionales, varios de ellos juveniles, lo que le terminó costando la clasificación a la ronda final del certamen.