Edson Arantes do Nascimento, conocido mundialmente como Pelé, uno de los mejores futbolistas de la historia, falleció a los 82 años en un hospital de la ciudad brasileña de São Paulo.
El mítico exdelantero brasileño, que jugó casi toda su carrera en el Santos F.C. y ocupa un exclusivo podio junto a los también fallecidos Diego Armando Maradona y Alfredo Di Stéfano, sufría un cáncer de colon desde 2021 y en los últimos días había dejado de responder al tratamiento de quimioterapia.
Pelé había sido hospitalizado en el hospital paulistano Albert Einstein. “Amigos, estoy en el hospital haciendo mi visita mensual. Siempre es lindo recibir mensajes positivos. ¡Gracias a Catar por este homenaje, y a todos los que me mandan buenas vibras!”, escribió en sus redes sociales para tranquilizar a unos fans, que ahora no encuentran consuelo. En medio de la inquietud por la hospitalización, ‘O rei’ había recibido un profético homenaje durante el Mundial de Qatar.
El futbolista sufría problemas de movilidad desde hace más de una década, aquejado de un problema en la cadera que lo hacía cojear de una pierna. Había sido operado, además, por dos hernias de disco, que lo obligaron a caminar con andador y muletas, a veces incluso con silla de ruedas. Su aspecto débil lo convirtió en víctima ocasional de noticias falsas que informaban de su muerte, un desenlace al que hasta ahora había resistido con dignidad.
El año pasado, sin embargo, su salud se complicó seriamente. Cuando acudió a un examen rutinario, los médicos le encontraron un tumor maligno en el colon. Tras la operación, quedó internado algo más de un mes y desde entonces recibía un tratamiento de quimioterapia al que dejó de responder a principios de diciembre. Los médicos decidieron entonces suministrarle cuidados paliativos hasta su muerte, que se confirmó hoy.
Pelé deja tras su muerte un legado prácticamente inalcanzable: nunca hasta ahora otro jugador ha conquistado tres Copas del Mundo. El delantero brasileño lo consiguió en 1958, 1962 y en 1970. En el primero, celebrado en Suecia, el delantero dejó un gol para la historia, en la final contra el anfitrión, cuando solo contaba 18 años: recibió un centro que controló con el pecho en el área, empujó hacia arriba la pelota en un sombrero que sobrevoló a la defensa, y antes de que tocara el suelo, la metió con fuerza dentro del arco. Un año después, esta vez en el Santos, contra el Juventus de Brasil, repitió la hazaña hasta en cuatro ocasiones antes de anotar.
Edson Arantes do Nascimento había nacido dos décadas antes, en la localidad de Tres Corações, en el estado de Minas Gerais, un 23 de octubre de 1940. Su padre había sido futbolista, pero su carrera acabó pronto por una lesión de ligamentos. Hasta consolidarse como un jugador capaz de ganarse la vida en el fútbol, Dico, como lo conocían sus amigos, ayudaba a su familia trabajando como lustrazapatos. Pelé debutó en el Santos en 1957 donde jugaría hasta 1974, una época donde el comercio internacional de jugadores era exiguo en comparación con lo que es en la actualidad. Es improbable que, de existir un nuevo Pelé, pudiera jugar toda la vida en un mismo club de Brasil.
Tras un breve paso por el New York Cosmos, donde recaló para lograr reponerse de una mala gestión económica que lo dejó al borde de la quiebra, Pelé dejó definitivamente el fútbol el 1 de octubre de 1977 a los 36 años, con 1.367 partidos jugados, 1.283 goles y un legado para la historia. Todavía es el máximo goleador de la selección brasileña, con 77 tantos en todas sus participaciones, una marca que igualó Neymar durante el último Mundial. El legado de Pelé, no obstante, se eleva por encima de las estadísticas: es junto con Maradona y Di Stéfano –y con el permiso de Leo Messi– uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, un delantero total que lideró un Brasil histórico y que reabre con su muerte la puerta a la nostalgia de un fútbol extinto y, en muchos aspectos, seguramente mejor.
LC