Crónica

Noche con estrella en Madrid: Cam-pe-o-nas-del-Mun-do

Nerea Díaz Ochando / Ana Beltrán

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Desde primera hora de la tarde, la afición comienza a llegar a la explanada de Puente del Rey. A pesar de que el avión en el que viajaban las jugadoras no tenía previsto aterrizar hasta las 21.00, los fanáticos de la selección femenina de fútbol no querían perderse nada. Ni las horas de espera, ni el insoportable calor eran motivos suficientes para que miles de personas dejaran de agolparse en primera fila en busca de la mejor perspectiva para ver a sus heroínas. 

Uno de los asistentes rompe el silencio al más puro estilo del guardameta Pepe Reina: “Camarero”. El resto del público no tarda en preguntar: “¿Qué?”. A lo que responde: “Una de champiñones”. La afición se lanza a corear a las campeonas mientras la emoción va en aumento. Poco más de trece años después y en el mismo lugar, el fútbol español vuelve a celebrar un hito histórico como es la victoria de un Mundial, que esta vez, trasciende lo deportivo. 

Conforme avanza la tarde, las orillas del río Manzanares se llenan de banderas y camisetas rojigualdas, una estampa que la afición acompaña cantando “yo soy español, español, español” en bucle. 

Para hacer más llevadera la espera, una espontánea se tira al suelo con un balón y hace magia con sus pies. El público la rodea y aplaude al ritmo de sus patadas, la noche promete.

La expectación de los más pequeños supera a la de los adultos: no podían contener la ilusión por ver a sus ídolas, unas referentes que generaciones pasadas no tuvieron la suerte de tener en su infancia. Una niña, a hombros de su padre, no parpadea mirando el escenario. Todavía no lo sabe, pero esta victoria deportiva marcará su vida y la de otras muchas niñas. 

Su altura todavía no les permite ver más allá de las vallas, son pequeñas, pero tienen claro que quieren ser como ellas. El triunfo de estas 23 mujeres facilitará su camino para conseguir jugar a lo que quieran sin ser rechazadas y vivir como deseen sin ser juzgadas, algo que para las campeonas mundiales no fue tan sencillo. 

En medio de la reivindicación, también hay espacio para la celebración. Ya es de noche en Madrid y los focos apuntan al escenario. El DJ Michenlo, Vicco, Camela y Juan Magán han hecho vibrar la explanada cercana a Príncipe Pío hasta la llegada de las protagonistas de la noche. Los artistas no han dudado en mandar su enhorabuena a las jugadoras y algún que otro mensaje de empoderamiento como el de la cantante de la Nochentera: “Esto lo han conseguido las mujeres. Somos fuertes, increíbles, guerreras… Vivan las mujeres”.

A medianoche, después de recorrer la capital desde la Puerta de Alcalá hasta Plaza de España, el autobús descapotado que transportaba a las campeonas ya se vislumbraba desde la otra orilla. Los forofos no podían contenerse más, estaban deseando ver a las ganadoras. El presentador del evento daba paso a las futbolistas: “Son 23 historias de vida y de superación que han luchado contra la incomprensión”, pero después de muchas dificultades, “somos campeonas del mundo”. 

A cada una les ha precedido una presentación personal, que ha permitido a la afición conocer la faceta más humana de las futbolistas. La yeclana Eva Navarro se ha coronado como la “comandante” del vuelo de vuelta y la chica de la “sonrisa infinita”. Irene Paredes, que una vez dejó sin luz a su barrio de Legazpia, en Guipúzcoa, ahora “se ha convertido en la luz del equipo”. Como dice el refrán, “cada una, de su padre y de su madre”, pero todas con un objetivo común: conseguir ser las mejores. 

La primera en hablar fue Ivana Andrés, que ha dedicado a todos los españoles su triunfo: “Esta medalla es vuestra”. El seleccionador, Jorge Vilda, ha aprovechado para dirigirse a las jugadoras que no habían podido estar en el Mundial: “Sin estas estrellas no seríamos campeonas del mundo”. 

El momento más esperado de la noche llegaba cuando Olga Carmona, la jugadora que consiguió la victoria contra Inglaterra en la final gracias a su gol en el minuto 28, quiso agradecer a todo el público su apoyo. El que empezó siendo el mejor día de su vida, terminó convirtiéndose en el peor. Conocer la noticia del fallecimiento de su padre después del partido hizo de la felicidad del momento algo pasajero, pero aún así decidió acompañar a sus compañeras en el escenario. 

“Aquí tenéis la estrella que tanto queríais, y no solo esta, también todas las que están en el cielo y nos han acompañado”, decía con voz entrecortada la sevillana. Las ovaciones de más de 20.000 personas arroparon a Olga en el momento más emotivo de la celebración. El presentador no ha dudado en brindarle su apoyo y le ha ofrecido “un abrazo de 48 millones de corazones”. Sus 22 compañeras han terminado manteando a Carmona, desatando la euforia entre el público. 

Jennifer Hermoso ha querido lanzar un mensaje especial a sus paisanos: “Me siento súper orgullosa de que toda España esté aquí, soy española hasta la médula, pero que va Madrid y los madrileños porque somos los mejores”. La jugadora ha terminado compartiendo escenario con Camela, a los que ha confesado su admiración y con los que se ha animado a cantar. 

Poco después, la fiesta ha terminado, pero la lucha continúa. El camino para estas 23 jugadoras no ha sido para nada fácil. Han viajado hasta la otra punta del mundo para demostrar su valía y coronarse como las mejores en Sídney. Ahora, estas mujeres que ya son parte de la historia nacional e internacional, van en busca de nuevos retos.

Una estrella por conquistar

En Puente del Rey anoche se celebró mucho más que una victoria, se celebraron conquistas (todavía insuficientes) y la que será la primera piedra de un camino de mayores facilidades para todas las generaciones que vienen detrás. Detrás del triunfo de la selección femenina, hay mucho más. 

Durante la celebración se produjo un hecho que puso en el punto de mira al presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, por besar sin consentimiento a Jennifer Hermoso durante la recogida de medallas. Rubiales aseguró que la situación se dio a causa de un momento de “efusividad”, mientras que la jugadora dijo durante un directo en Instagram que no le gustó. Desde el ámbito político, algunos han señalado este comportamiento como “violencia sexual” y han pedido la dimisión inmediata del presidente. 

En medio de una victoria para el feminismo, el machismo consiguió imponerse una vez más. Rubiales se ha disculpado mediante las redes sociales ante la presión mediática, a pesar de que tan solo unas horas antes de lanzar este vídeo pidiendo perdón, consideraba “idiotas” y “estúpidos” a los que vieron en este beso algo más que “un pico de dos amigos celebrando algo”. Muchos esperaban ansiosos una disculpa pública en el evento de bienvenida por parte del presidente, pero ha decidido no participar en la celebración. 

La precariedad, los sueldos, la discriminación o la violencia sexual son solo algunos de los techos de cristal que todavía tienen que romper las futbolistas españolas. Lacras que poco a poco van disipándose, pero que de vez en cuando hacen su aparición y plantean nuevos retos, nuevas necesidades, nuevas conquistas.