Seminario Nacional de Presupuesto Público

Un académico advierte que fracasaron la sustitución de importaciones, el Consenso de Washington, la dolarización y el “Estado presente” y propone cinco reformas

José María Fanelli, uno de los más respetados integrantes de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, reconoció este martes que su generación debe formular una autocrítica porque con los 39 años de democracia no todos comen, se educan y curan, como prometía Raúl Alfonsín en la campaña presidencial de 1983. A sus 69 años, este profesor de las universidades de Buenos Aires (UBA) y San Andrés disertó por videoconferencia en el Seminario Nacional de Presupuesto Público que se celebra en Resistencia. Repartió críticas a la sustitución de importaciones, al consenso neoliberal de Washington, aplicado en los 90, y al modelo del “Estado presente” del kirchnerismo y propuso cinco pasos para reformas que conduzcan a la Argentina un “desarrollo” por ahora esquiva.

Fanelli lamentó “el cambio estructural regresivo en la Argentina: lo contrario del desarrollo”. Junto con Brasil, sufrió una “desidustrialización prematura” y aumento de la informalidad y el cuentapropismo, que alcanza a la mitad de la población.

“El modelo de industrialización sustitutiva con Estado empresario queda huérfano del contexto que le dio sentido, entre las crisis de 1930 y la del petróleo en los 70. Con la ISI (industrialización por sustitución de importaciones) subió la productividad, pero no la competitividad y se deteriora la provisión de bienes públicos para el desarrollo.  Nos dejó la herencia de un modelo anticuado, cuando hoy debemos integrarnos en cadenas de valor. La herencia de la ISI es un modelo de desarrollo anticuado con elites protegidas y demandantes en un mundo globalizado y con los asiáticos exportando industria, desplazando a la región. Las élites empresarias, políticas, sindicales, intelectuales estamos formados para defendernos, lo primero es 'no me toques porque adónde voy a ir trabajar'. Los intentos de reformar la economía y, en particular, el sector público, fueron todos fallidos. Ni el Consenso de Washington de los 90 ni el Estado presente financiado con inflación e impuestos elevados y distorsivos de este siglo sirvieron para dotar a la democracia de desarrollo. ¿Cómo puede ser que después de privatizar en los 90 tengas ahora déficit de empresas públicas? La herencia de las reformas fallidas es que cambia significativamente la conformación de las élites políticas, sociales y empresariales, pero esas élites enfrentan incentivos que producen gestiones y organizaciones disfuncionales para la economía”, lamentó el economista.

El académico advirtió que las reformas para el desarrollo enfrentan una triple dificultad: primero, la regresión estructural de la economía, donde crecen los sectores de menor productividad; segundo, fallas organizacionales, con mala asignación de recursos, esclerosis y conflictos; y por último, un marco institucional débil. “Estoy a favor del mérito, pero primero debo dar las capacidades”, opinó Fanelli.

“¿Cuál sería la secuencia de las reformas? No en 100 días ni en cuatro años”, aclaró. “Lo primero es dónde quiero ir. Tenemos que poner la economía al servicio del desarrollo, cómo vamos a competir, a exportar, a poner a los chicos en el colegio, a bajar la informalidad. Segundo, la sustentabilidad de la deuda para establecer necesidad de financiarla. Tercero, la política fiscal para evitar financiar el déficit con emisión monetaria, lo que evita alta inflación, brecha y atraso cambiarios, y evita la colocación de deuda, que deriva en el crowding out (desvío del crédito del sector privado al público). Ajustar no es tan fácil porque tenés que pensarlo para el desarrollo. Cuarto, definir un régimen monetario. ¿La alternativa es dolarizarnos? No, ya lo hicimos con la convertibilidad (el uno a uno entre peso y dólar que rigió entre 1991 y 2002). Yo me quiero independizar de una moneda débil. Y quinto, ocuparse de los bienes públicos de manera crítica. La Argentina tiene que reconstruir la confianza, hay que comer, educar y curar y para eso hay que tener el desarrollo. Si el proyecto común se recupera, el capital no va a faltar, el sistema financiero que no tenés adentro, lo tenés en el dinero que los argentinos tienen afuera. ¿Cómo reconstruir la confianza. No hay que polarizar”, sugirió Fanelli en un mundo que apuesta a los extremos.

AR