Sergio Massa ha visitado muchas veces la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires. Este fin de semana lo hizo en su nuevo rol de ministro de Economía para preparar con el embajador norteamericano, Marc Stanley, su visita a Nueva York y Washington para principios de septiembre -iba a ser a fines de agosto pero entonces hay mucha gente de vacaciones en el hemisferio norte-. Su primer viaje al exterior como jefe del Palacio de Hacienda busca tres objetivos: su presentación en el nuevo cargo, la aceleración del demorado desembolso de créditos de organismos multilaterales, sin pedir ninguno nuevo, y la difícil tarea de seducir a inversores extranjeros para enterrar fondos en la economía real de la Argentina para producir alimentos, energía y litio, de modo tal de ingresar divisas y generar después empleo y exportaciones.
En la capital estadounidense, Massa visitará el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde espera reunirse con su jefa, Kristalina Georgieva, para ratificarle la intención de mantener la meta de déficit fiscal primario (antes del pago de deuda) del acuerdo que firmó Martín Guzmán, del 2,5% del PBI. Si bien el nuevo ministro aclara que se trata de un objetivo fijado antes del impacto de la guerra de Ucrania, por ahora pretende seguir manteniéndolo y por eso ha anunciado más ajustes de subsidios energéticos y de presupuestos de los ministerios. Entre las pocas partidas que se salvarán de la poda figura la de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, de Vaca Muerta a la provincia de Buenos Aires, para reducir importaciones del encarecido gas en 2023. Por ahora sigue en su cargo el representante de la Argentina ante el FMI, Sergio Chodos, pero su futuro es tan incierto como el nombre de quién será el viceministro de Economía de Massa, cargo al que aún aspira Gabriel Rubinstein pese a sus críticas públicas a Cristina Fernández de Kirchner en el pasado reciente.
El ministro ya confirmó que se reunirá en Washington con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el trumpista Mauricio Claver-Carone, con quien mantiene una buena relación. También visitará el Banco Mundial, donde no se descarta un encuentro con su líder, David Malpass. Antes, quien se ocupaba de negociar los préstamos con estos organismos era Gustavo Beliz, quien renunció como secretario de Asuntos Estratégicos al mismo tiempo en que Massa se erigía en Economía. Además, el ministro aprovechará sus aceitados lazos con la administración de Joe Biden: quiere ver al director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Juan González, y en el Tesoro de Estados Unidos, a la secretaria Janet Yellen y al subsecretario David Lipton. Veremos si se concretan estas citas. El embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, y el subsecretario de Asuntos de América Latina y el Caribe de la Cancillería, Gustavo Martínez Pandiani, están armando la agenda de la visita. De hecho, Martínez Pandiani, que asesora a Massa en política exterior desde que nació el massismo en 2013, participó del encuentro con Stanley.
En Nueva York, el ministro se reunirá con banqueros, bonistas y representantes de fondos de inversión. No negociará con ellos el préstamo llamado repo que el Banco Central, en manos de Miguel Pesce, busca entre los bancos extranjeros para reforzar sus reservas. En cambio, buscará atraer su atención para invertir en alimentos, energía y litio, tres elementos básicos que escasean en el mundo entre la guerra de Ucrania y la crisis climática que obliga a buscar alternativas al petróleo como el gas, el hidrógeno y la electromovilidad. “No queremos plata fresca ni más prestamos sino inversiones productivas”, comentan en el equipo del ministro.
Sigue pendiente la visita de Alberto Fernández a Biden, que la suspendió en julio tras contraer Covid-19. En el Gobierno descartan que el repudio del embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, contra la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a Taiwán vaya a enturbiar la relación de Fernández y Massa con la administración de Estados Unidos, el país de mayor peso en el FMI.
Después del primer viaje a Estados Unidos, Massa planea otro a Francia para continuar la renegociación de la deuda con el Club de París (grupo de naciones desarrolladas) que había iniciado Guzmán. Ese acuerdo resulta necesario para que agencias de esos países aseguren inversiones de empresas de su origen en la Argentina. Claro que además esas compañías quieren ver las condiciones para apostar por un país con recursos naturales pero inestabilidad económica.
AR/MG