Por más que el ministro de Economía, Sergio Massa, aplique el bisturí en subsidios energéticos, educación o el plan hipotecario Procrear o que el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, suba y suba la tasa de interés, la inflación sigue picando alto, en el 7% mensual. El Gobierno apela a la ortodoxia, pero los precios continúan creciendo al 78% anual y en ascenso. Tampoco funcionaron en el pasado las recetas más liberales de Cambiemos ni las heterodoxas del kirchnerismo, ni la del ex ministro de Economía Martín Guzmán, que se autodefinía en mitad de camino entre unas y otras. Más que preguntarse ¿y ahora quién podrá ayudarnos? y pensar en personas como solución al flagelo que empobrece a las clases media y baja, cabe interrogarse qué política podría colaborar en aplacar el fenómeno.
El ex ministro de Producción macrista y socio de la consultora abeceb, Dante Sica, responde escueto, en medio de un Zoom, a elDiarioAR: “Con un programa serio de crecimiento y estabilización”. Desde la heterodoxia moderada, el economista Nicolás Zeolla, de.la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), aconseja: “Primero e indispensable, consiguiendo dólares, y luego, con un plan gradual y realista, que implique acuerdos de precios y salarios sectoriales y se fuerce su cumplimiento”. ¿Y cómo acumular las divisas? “Coordinando políticamente la hoja de ruta del Gobierno, como se hizo en el ultimo mes, para bajar las expectativas devaluatorias y tomar medidas que eviten que te las acopien, no dar crédito a tasas bajas a los acopiadores, y, si no da resultado y llegás a la situación extrema actual, dar beneficios transitorios para la liquidación de granos resultó ser una buena medida”.
Hernán del Villar, de la consultora Alpha, opina que no es posible bajar la inflación en 2022 pero tampoco en el 2023 electoral. ¿Por qué? porque hay atraso en las tarifas, en el tipo de cambio y en los salarios, responde. En cambio, su colega Hernán Hirsch, de FyE Consult, considera que existen dos remedios alternativos: “Dos opciones: con un plan de estabilización o con un plan heterodoxo. Un plan de estabilización completo incluiría políticas fiscal, monetaria y de ingresos contractivas, además de incluir una necesaria corrección cambiaria. Un plan heterodoxo podría generar buenos resultados de corto plazo, pero no de mediano plazo. Este plan incluiría más intervencionismo”.
Desde la Universidad de San Martín, Enrique Dentice tercia en la discusión entre ortodoxos y heterodoxos: “Con las medidas que se toman, no baja la inflación. Influye en contra el cierre de importaciones. Ya nos consumimos 30 días de los primeros tres meses de Massa como ministro y solo consiguieron la palmadita del FMI, el dólar soja sólo te alcanza al 30 de septiembre... Esto se parece al (Domingo) Cavallo de los 80 (cuando presidía el Banco Central en la última dictadura militar), cuando había 22 tipos de cambio diferentes, lo que degeneró en un problema fiscal y monetario muy serio. Podemos seguir soportando el crawling peg (depreciación paulatina del peso) o ir a una megadevaluación, pero primero necesitamos un mapa de hacia dónde vamos. En 2023, la inflación va a ser terrible, ya estamos rumbo al 94% en 2022. Es absurdo traer a (Gabriel) Rubinstein de viceministro y que no le den bola. Porque Massa tiene la mejor voluntad, pero es político, no economista. Hoy en día necesitás un economista en ese cargo. Se necesita un plan económico. Hay que hacer un recorte muy fuerte, hay una gran cantidad de ministerios, hay más acción social que de producción, y tenemos casi un 40% de pobres, es muy doloroso. Pero si vamos a hacer un ajuste, hagámoslo bien. Por ahora son recortes mínimos”. Dentice considera que sería bueno tener en el ministerio a un Jorge Remes Lenicov, ex ministro de Economía del gobierno de Eduardo Duhalde.
Remes Lenicov se basó en la experiencia de Brasil, Chile, Israel y España en los 80 y 90 para publicar un paper en la Universidad de La Plata en 2020 sobre cómo derrotar la inflación. Sostiene:
“¿Qué hicieron los países exitosos?:
1. En todos, primero hubo acuerdos entre las fuerzas políticas y después con los sectores gremiales y empresariales.
2. En todos hubo un programa integral, involucrando a todas las políticas macro de manera tal que actúen simultáneamente y en la misma dirección. Todas fueron acompañadas con el inicio de un plan de reformas estructurales, sobre todo en el Estado [N. de la R.: estas reformas suelen incluir ajuste del Estado y del sistema jubilatorio y flexibilización laboral].
3. La política inicial fue de shock y permitió reducir una inflación muy alta o hiperinflación a otra de 20/25% anual. Posteriormente, para reducirla a niveles de entre 2% y 5% se requirieron varios años [N. de la R.: una híper es aquella que supera el 50% mensual].
4. Modificación de la política y/o el régimen monetario: hubo otra unidad de cuenta e incluso en algunos casos hasta se cambió la moneda.
5. Tipo de cambio: en general se comenzó con un tipo de cambio alto [N. de la R.: léase, devaluación] para generar equilibrio o superávit en la cuenta corriente y evitar futuras presiones, puede ser fijo o con flotación administrada.
6. Ajuste para eliminar el déficit fiscal. Hubo privatizaciones, despido de personal, racionalización del gasto y reducción de salarios, según el caso.
7. Precios y salarios: hubo un acuerdo para acomodar los precios relativos y controlar y/o fijar precios y salarios, pero por un plazo relativamente breve.
8. Todos hicieron un acuerdo con el FMI.
9. En general, estas medidas de estabilización se han vinculado con una estrategia y política de crecimiento.
10. Resultados: la inflación cedió rápidamente y así aumentaron los ingresos personales y se expandió el consumo“.
AR