El chileno Rodrigo Valdés sonrió ante media docena de consultores argentinos que lo escuchaban del otro lado de sus pantallas. Junto al jefe para el Hemisferio Occidental del FMI estaba Luis Cubbedu, el jefe de la delegación permanente del organismo en Buenos Aires.
—El problema es que el programa del Presidente sigue siendo la dolarización —soltó.
—¿Y ustedes están de acuerdo? —preguntó uno de los economistas que participaban de la videoconferencia.
—Nosotros colaboramos con los programas que elabora cada país. Solo diré que los dos países que más trabajo le dan al Departamento por las dificultades que tienen son Ecuador y El Salvador —respondió Valdés, aludiendo sin rodeos a dos de los estados que resignaron su propia moneda para darle curso legal a la estadounidense.
El Fondo acababa de aprobar en su directorio el desembolso de U$S4.700 millones que llegaron el miércoles 31 de enero a la cuenta del Banco Central en Basilea y regresaron inmediatamente a Washington para cubrir los vencimientos de enero. Una parte ya se había saldado con un préstamo puente de la Corporación Andina de Fomento (CAF) de US$960 millones, al que echó mano Luis Caputo haciendo “copiar/pegar” del que había recibido Sergio Massa en el tramo final de la campaña. A las pocas horas hubo que devolver eso también.
Todavía no había naufragado la Ley Ómnibus en Diputados ni Javier Milei había roto los últimos puentes de diálogo con los gobernadores y el sector de la oposición que dejó todo por complacerlo. Pero el staff del FMI ya había dejado constancia por escrito de que “el camino hacia la estabilidad será desafiante políticamente” y que la “implementación” del plan libertariano puede chocar “con un Congreso dividido y una situación social frágil”.
Valdés fue más crudo en la videoconferencia. Sugirió que el ajuste fiscal que se propone Caputo es impracticable. Algo que también pusieron por escrito sus burócratas en el box 2 de la página 36 del staff report, donde detallaron que un recorte de gastos de 5% del PBI en un solo año pondría a la gestión de Milei en el 10% más severo de todos los ajustes registrados en el planeta en los últimos 30 años. “Los ajustes exitosos son normalmente más graduales”, dice el reporte, aunque concede que “algunas consolidaciones anticipadas, generalmente después de las crisis, se sostuvieron con éxito”.
El jefe para América del Fondo también negó que estudie prestarle más a la Argentina (“tampoco lo pidieron”) y deslizó que al programa de Caputo le falta consistencia entre variables clave, como las tasas de interés, de inflación y de devaluación. Los consultores argentinos que lo escuchaban tampoco creen que el jefe del Palacio de Hacienda pueda evitar otro salto brusco del dólar oficial antes de abril.
El silobolsa contraataca
¿Por qué habría de liquidar su cosecha un productor o un acopiador si la inflación entre diciembre y marzo ya se va a haber comido la ventaja que representaba para él la devaluación de diciembre? ¿Podría acaso mejorar el “blend” 80/20 al que liquidan, un 80% en el mercado oficial y un 20% en el contado con liquidación? ¿Cómo hacerlo sin afectar el objetivo de juntar reservas por U$S10 mil millones más para pagarles al Fondo y a los acreedores privados que aceptaron reprogramar sus cobros? En total son vencimientos en divisas por U$S16.800 millones este año, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
Aunque la cosecha promete y resiste por ahora la ola de calor, en Washington temen que el campo esté preparando el escenario para volver a liquidarla de a cuentagotas, mientras financian la próxima siembra con préstamos en pesos a tasas menores que la inflación. Por eso el Tesoro estadounidense pidió que viajara Nicolás Posse antes de darle el tibio espaldarazo que le dio a Milei. En la calle 19, la reputación de ‘Toto’ quedó dañada irreversiblemente tras sus fallidas gestiones en Finanzas y el Central con Mauricio Macri. Incluso aunque haya sido eyectado de la silla que hoy ocupa Valdés el argenmex Alejandro Werner, quien escribió el año pasado que su designación “fue un gran error de Macri” y que “no tenía ninguna de las cualidades que se requerían para el cargo”.
Además de Posse, que debió rendir examen ante el Tesoro, el Departamento de Estado y hasta la CIA, Caputo tuvo que apelar a dos hombres de la anterior administración para terminar de cerrar con el Fondo. Uno es Leonardo Madcur, exjefe de asesores de Massa, yerno de Guillermo Nielsen y viejo compinche del propio Milei en los pasillos de la Corporación América, a quien había aceptado designar en la silla que tiene el país en el Board pero a quien empezó a llamar y consultar recién un mes después, cuando empezó a redactarse el staff report. El otro es Matías Mana, un director nacional ascendido a subsecretario que también conoce la gramática del mundo financiero multilateral mejor que los corredores de la financiera Anker.
El problema es que sin la ley ómnibus, el déficit financiero cero que le prometió Caputo al FMI depende más que antes de la motosierra sobre el gasto. Antes de renunciar al capítulo fiscal esperaba incrementar los ingresos en un 1,5% del PBI al reponer el impuesto a las Ganancias, subir las retenciones y cobrar por adelantado Bienes Personales. Medio punto lo recuperó con la actualización del impuesto a los combustibles, al costo de volver a fogonear la inflación. El punto restante es el que empezó a descargar sobre las provincias con la eliminación del Fondo de Compensación del transporte público.
Lo que el Fondo no cree es que Caputo y Milei puedan sostener en el año el recorte inédito del 37% que hicieron en enero en términos reales. Es el promedio que estimó Analytica con picos del 70% para obra pública, 41% para programas sociales y 43% para jubilaciones. Los contratistas de obra pública ya advirtieron que en pocas semanas, si sigue sin haber plata, despedirán a 200.000 obreros. A los comedores populares, que no recibieron un solo peso, Sandra Pettovello ya empezó a prometerles algo de ayuda.
Lo que también colaboró con el ahorro forzoso de enero fue el vacío de poder. Hay muchísimas reparticiones donde todavía no hay quien firme siquiera reemplazos de personal. Ahí el desgobierno juega a favor de la licuadora. Pero no siempre lo hace. Guillermo Ferraro, por ejemplo, no presentó todavía su renuncia como ministro de Infraestructura dos semanas después de haber sido echado por Twitter. Ningún empleado estatal sufrió tampoco descuento alguno por el paro de la CGT, porque ninguna orden formal tradujo las amenazas ni los anuncios verbales de que los habría.
Dragones y becerros
Los vencimientos de deuda podrían incrementarse sensiblemente si China decidiera no renovar la libre disponibilidad de los 35.000 millones de yuanes (U$S5.000 millones) que habilitó el año pasado del swap vigente entre ambos bancos centrales. Es dinero que Massa usó para pagar importaciones entre junio y octubre y que vencen a los 365 días. Es algo que Beijing no tenía en agenda aun ante la posibilidad de que Milei dolarice y el Banco Central desaparezca, pero que los coqueteos con Taiwán de la inexperta canciller Diana Mondino plantaron como un nuevo riesgo financiero externo.
Mondino dio un giro de 180 grados tras reunirse con el embajador chino Wang We el 10 de enero. Ahí le dio a entender que el joven tuitero y diputado bonaerense Agustín Romo, quien aceptó en diciembre una donación de 300 cajas navideñas de la oficina comercial taiwanesa y se fotografió con su jefa, había actuado por su cuenta e ignoraba la posición del Gobierno, históricamente alineado con el principio de “una sola China”. Los delegados de Xi Jinping, de todos modos, siguen escaldados por el rechazo de Milei de la invitación a sumarse al grupo BRICS, para la cual debieron vencer reticencias de India e incluso de Brasil.
El “riesgo swap” inquieta al mismísimo Fondo Monetario. Lo dijo Valdés en la reunión con los consultores. Para Kristalina Georgieva, el peligro no es solo que aparezca otro acreedor a reclamar los dólares que el FMI pretende recuperar para sí. También que sea cuestionada su condición de acreedor privilegiado, ni más ni menos que por un estado que tiene su silla en el directorio pero que mantiene una rivalidad estratégica con su principal accionista. Además, si se cae el swap, el Club de París podría reclamar el pago inmediato de los U$S 2.400 millones que tenía previsto cobrar en trece cuotas hasta 2028, por cláusulas de “cross-default” con cualquier otro acreedor bilateral.
Son minucias, parece, para un Presidente tan temerario como para arriesgarse a integrar el puñado de naciones que provocaron a todo el mundo árabe trasladando su embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Algo que no tiene nada que ver con la fe ni con la cultura judías. De hecho, según dicen cerca suyo, Milei no termina de convertirse al judaísmo porque el trabajo no le permite “desconectarse completamente” los días shabbat, pero sí se siente habilitado para amenazar a sus rivales con castigos divinos como los que sufrió el pueblo hebreo cuando se puso a adorar a un becerro dorado mientras Moisés recibía las tablas de la ley. O para apoyar la cabeza en el Muro Occidental, algo inapropiado para la tradición. Mesiánico al fin, tampoco cree que deba dar explicaciones por los cinco meses que vivió gratis en el hotel cinco estrellas del magnate Eduardo Elsztain, su escolta durante toda la gira.
El establishment mantiene su apuesta por Milei, pero empieza a medir los riesgos y a hacerse a la idea de una tutela más estricta de Macri. Por las dudas, los empresarios que convenció Paolo Rocca de volar este fin de semana al Vaticano en simultáneo a su primera reunión con el Papa se armaron una agenda paralela con Giorgio Alliata Di Montereale, jefe de la Cámara de Comercio Ítalo-Argentina. Sobre todo por si la cita se pone áspera, como parecieron anticipar los dos comunicados episcopales que advirtieron en la última semana sobre la explosiva situación social.
AB/DTC