Después del horrible año de la pandemia, donde la economía Argentina cayó 9,9%, los empresarios locales retomaron la tradicional reunión anual que realizan desde 2012 cada año en Bariloche en el denominado Foro Llao Llao. La reunión del 2020 había sido suspendida por el inicio de la cuarentena. En su reedición, se vieron las cicatrices que el Covid está dejando en la vida social empresarial. En principio, muchas de las sesiones fueron vía zoom. En segundo lugar, asistentes habituales a este encuentro decidieron no viajar desde Uruguay para evitar la cuarentena obligatoria.
Pero la cicatriz más notoria, y que grafica a la perfección el momento económico actual, fue que dos de los empresarios presentes sellaron un acuerdo de compra venta de empresas en el que no hubo traspaso de dinero, solo de activos de los que nadie conoce su valor real y son meras apuestas al éxito de la economía en el futuro. Toda una metáfora de la Argentina que justo en estos días, casi sin reservas en el Banco Central, trata de restructurar sus deudas de US$ 45.000 millones con el Fondo Monetario Internacional y US$ 9.800 con el Club de Paris.
La reunión fue en el majestuoso hotel operado por IRSA, de la familia Elsztain. Eduardo, el líder de la familia que también es dueña de la empresa agrícola Cresud, fue el creador del foro que nació como respuesta a una crisis particular generada por la naturaleza como el Covid 19: la erupción en 2011 del volcán Puyehue, ubicado en Cordillera de Los Andes. Las cenizas del volcán impidieron la apertura del Llao Llao y para sostener la continuidad del emblemático cinco estrellas, Elsztain dispuso una inyección de capital y compró “noches libres” que repartió entre los hijos de quienes él consideraba los empresarios más importantes del país. Junto a ellos creó el grupo Generación para una Argentina Mejor (GAM) e impulsaron la creación del foro que tuvo tres ediciones informales hasta que se oficializó en 2015 como un grupo para “trabajar por una Argentina mejor” con la llegada de Endeavor, la organización que nuclea a los principales emprendedores de la Argentina, y que tomó las riendas del armado de las reuniones.
En esta ocasión, el encuentro empezó el miércoles y concluyó el viernes. Según los asistentes, hubo unos 40 empresarios que dijeron presente: Cristiano y Urbano Rattazzi (Fiat), Carolina Castro, directora de la Unión Industrial Argentina, Martín Eurnekian (AA2000) y Pierpaolo Barbieri (Ualá) y el propio Elsztain, entre otros.
Entre los más destacados ausentes estuvieron Marcos Galperin, fundador y presidente de MercadoLibre, Martín Migoya, cofundador y CEO de Globant y Gustavo Grobocopatel. Extrañamente, no participaron ni por zoom del encuentro que sí tuvo a muchos de los expositores en ese formato.
La encargada de la apertura, Patricia Bullrich, presidenta del PRO, sí prefirió la presencialidad. Ensayó una autocrítica de la gestión de Juntos por el Cambio. “Somos Cambiemos, no Sigamos”, dijo criticando lo que ella calificó como un exceso de gradualismo en la imposición de cambios estructurales durante el gobierno de Mauricio Macri.
Sin cruzarse con ella, el discurso siguiente fue el del ministro de Interior, Wado de Pedro. “Ustedes conocen mis dificultades para hablar”, comenzó diciendo con su tartamudez el dirigente de La Cámpora, según dijeron testigos de la intervención. “Acá estoy en el intento de derribar prejuicios y construir confianza”. La mayor inquietud de los presentes no eran las elecciones –competencia de De Pedro- sino la inflación. Y les transmitió de parte de Martín Guzmán que la baja comenzará a partir de mayo.
También disertó el ex ministro de Economía Hernán Lacunza, el ex vicemnistro de Economía Emmanuel Álvarez Agis –vía zoom desde Buenos Aires por estar aislado-, el politólogo Andrés Malamud -vía zoom desde Portugal- y Julia Pomares , directora ejecutiva del Cippec.
Según tres de los presentes, pocas de las presentaciones fueron tan movilizantes como la del joven emprendedor Matteo Salvatto, que desarrolló y presentó una aplicación para que puedan comunicarse las personas con discapacidad.
Los empresarios se quedaron con las ganas de escuchar a Alberto Fernández en el Llao-Llao, dijeron tres de los presentes. Esperado para el cierre del Foro, el presidente dio de baja su participación sin expresar razones. El vocero de presidencia no respondió a un pedido de comentario.
Ante semejante falta, lo más llamativo del encuentro terminó siendo la filtración del negocio que sellaron dos de los presentes: Eurnekian y Barbieri. La familia del primero le vendió al segundo el banco digital Wilobank, el primer banco digital de la Argentina. El comprador, Ualá, una compañía de pagos móviles que nació con una inversión inicial de George Soros, acordó adquirir el 100% de las acciones del banco entregando acciones de la propia Ualá. Es decir, sólo intercambiaron papeles. Con esos papeles, el legendario Eduardo Eurnekian se volverá accionista minoritario. Nadie sabe de qué porcentaje, como también es incierto el valor de Ualá, que proporciona una serie de servicios financieros basados en una tarjeta prepaga administrada a través de una aplicación móvil y que ahora tendrá acceso a la licencia bancaria de Wilobank si el Banco Central aprueba la transacción.