No importa que la diputada Lilia Lemoine haya anticipado que “el Grupo Clarín se quiere quedar con Telefónica y quiere tener un monopolio regulado porque tiene Telecom” y que, entonces, “se quiere juntar con el Presidente a como dé lugar y cuando no lo recibe, está haciendo esto”, en referencia a la publicación de la entrevista entera del dócil Jonatan Viale a Javier Milei por el escándalo $LIBRA, con las correcciones del asesor presidencial Santiago Caputo incluidas. No importa que la Oficina del Presidente haya advertido que “esta adquisición podría dejar aproximadamente el 70% de los servicios de las telecomunicaciones en manos de un solo grupo económico, lo que generaría un monopolio formado gracias a décadas de beneficios estatales que recibió dicha empresa” y haya amenazado con que “el Estado Nacional tomará todas las medidas pertinentes para evitarlo”. Por más que Lemoine y Milei pataleen en público, en el ámbito empresario dan por sentado que los constructores de una de las seis compañías que más facturan en la Argentina (detrás de YPF, Banco Nación y algunas cerealeras) ya tienen acordado ese objetivo con el inestable jefe de Estado.
Está claro que Clarín, en su diario y sus canales de televisión, ejerce una línea editorial de apoyo general al Gobierno, más allá de que tiene profesionales que hacen periodismo e irritan al Presidente.
Quedó evidente con el sometimiento de Viale a los designios de Caputo. “No hay lío con el Gobierno, se tienden puentes pero estos tipos son particulares”, afirman fuentes cercanas de Clarín en referencia a los mandamases libertarios.
En La Libertad Avanza desconfían, de todos modos, del futuro de esta relación. Saben que es costumbre del grupo de los Noble Herrera y de Héctor Magnetto arrancar los gobiernos apoyándolos, consiguiendo que aprueben sus deseos de expansión para más tarde comenzar a criticarlos. Pasó con Carlos Menem y el kirchnerismo.
También advierten que, pese a la afinidad en economía, no es un grupo que en su historia ha adherido a la cosmovisión vital ultraderechista que ha adoptado Milei. Pero en su partido reconocen lo mismo que en el establishment más informado sobre los vaivenes de uno de los empresarios argentinos más influyentes como es Magnetto: que nunca se podría haber concretado la venta de Telefónica de Argentina a Telecom Argentina, la firma controlada por los dueños de Clarín, si no hubiese habido una venia informal y subterránea del Presidente para que se concrete. De hecho, el Estado tiene participación en Telecom e integra su directorio. No se le escapan sus decisiones. De ahí que el pataleo de Milei parezca a varios consultores más fulbito para la tribuna.
Ya en 2019, con un gobierno de Mauricio Macri en crisis y después de decretar diversas medidas a favor de Clarín, la española Telefónica quería irse de la Argentina, pero no encontraba quien le pagara lo que pretendía.
Allá lejos y en el tiempo se barajó el apellido Olmos, los dueños de Crónica, BAE Negocios y servicios de salud, seguros y tecnología, pero los españoles sostenían que no les daba la talla. En 2024 fue Milei contra el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, siendo el Estado de este país europeo dueño del 10% de Telefónica. El mes pasado, Sánchez remueve al presidente de la empresa de telecomunicaciones, José María Álvarez-Pallete, y pone en su lugar a un empresario de su confianza, Marc Mutra, que presidía la tecnológica Indra, la misma que hace conteos electorales en todo el mundo. Y ahora sí se concreta la venta tan deseada por Telefónica: Telecom pagó más de lo que preveía el mercado, unos US$1.250 millones.
Para ello consiguió el financiamiento de dos bancos españoles, Santander y BBVA —que por ahora no se va de la Argentina, no sigue la estela iniciada por Repsol en 2012—, el alemán Deutsche Bank y el chino ICBC. Es una operación irreversible. Si fueran argentinos, los españoles hubiesen dicho “pelito para la vieja”. Ya cobraron y podrán subsanar así sus maltrechas finanzas.
Si el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) o la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) llegan a objetar la compra, pues Telecom debería, después de haber abonado tanto, buscarse un comprador para Telefónica o parte de sus negocios, con lo que casi seguro acabaría perdiendo plata. Difícil que Magnetto haya sido tan ingenuo de pactar algo así sin los pulgares arriba previos del Peluca. Sánchez sonríe por lo que ganó y por el problema político que le dejó a Milei, que tampoco puede hacerse el tonto con semejante concentración de mercado.
Difícil que Magnetto haya sido tan ingenuo de pactar algo así sin los pulgares arriba previos del Peluca. Sánchez sonríe por lo que ganó y por el problema político que le dejó a Milei, que tampoco puede hacerse el tonto con semejante concentración de mercado
En el mundillo empresario reflexionan que Telecom no se animaría a quedarse con el 70% de las telecomunicaciones, como dice el Gobierno, sin su aval. También reflexionan que Milei, aunque en teoría elogie los monopolios, no puede saltarse la ley de Defensa de la Competencia y aplicarla ante un gigante como el que se constituirá.
Por más que el Presidente elogie la evasión tributaria, tampoco puede desactivar la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), aunque el ajuste de personal aplicado contribuya con una menor capacidad de fiscalización. Habrá que analizar bien los números de la posición dominante de la nueva Telecom. Si bien se quedará con el 79% de la telefonía fija, se trata de un negocio en vías de extinción. Lo importante está en la móvil y allí se teme que Personal más Movistar sumen el 61% y sólo compita con Claro, del mexicano Carlos Slim, que no quiso comprar Telefónica de Argentina porque prefiere comprar barato. Además, la tendencia es a que se vayan empresas extranjeras y sean compradas por nacionales. Esto ocurrió en el gobierno de Alberto Fernández y continúa en la actualidad.
En una telefonía celular con sólo dos operadores, los consumidores corren serio riesgo de tarifazos. De hecho, desde que Milei desreguló el sector, sus precios han aumentado más que la inflación, aunque hay que reconocer que venían atrasados. Pero no se dio aquello que invoca el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, de que quitar reglas baja los precios.
Tampoco ocurrió con las prepagas o los alquileres, que subieron más que el índice de precios al consumidor (IPC). A veces el exviceministro de Economía de Fernando de la Rúa en 2001 y expresidente del Banco Central de Macri entre 2015 y 2018 cree que la teoria siempre se traduce en la práctica, pero no siempre acontece.
Su ley Bases eliminó las multas en los juicios laborales, pero los jueces están imponiendo lo que llaman compensaciones. O dejó librado a que patronales y sindicatos acuerden cambiar las indemnizaciones por despido, pero por ahora ningún sector lo ha pactado. Ojalá que la desregulación del transporte de pasajeros nos conduzca a Alemania y no a Perú.
Pero por más que Sturzenegger desregule el Gobierno tiene sus funcionarios apretadores al estilo Guillermo Moreno para evitar que las empresas se ceben con los aumentos, o por lo menos eso fue lo que pasó en una reunión reciente del superintendente de Servicios de Salud, Gabriel Oriolo, con las prepagas. “O bajan los precios o van a tener problemas”, escucharon los empresarios de la salud.
No es un gobierno tolerante, como quedó demostrado ahora que echó a la hija de Domingo Cavallo, Sonia Cavallo, tras las críticas del exministro de Economía de Menem y De la Rúa a la sobrevaluación del peso, la segunda moneda más apreciada del mundo, según The Economist. Un reproche similar le costó el contrato a un consultor que prestaba servicios a la petrolera YPF, que preside Horacio Marín y cuyo vicepresidente es Guillermo Garat, socio en los negocios privados de Caputo.
No es un gobierno tolerante, como quedó demostrado ahora que echó a la hija de Domingo Cavallo, Sonia Cavallo, tras las críticas del exministro de Economía de Menem y De la Rúa a la sobrevaluación del peso, la segunda moneda más apreciada del mundo, según The Economist
Magnetto y Milei saben del poder tarifario y político que tendrá Telecom con la compra de Telefónica, pero el nuevo grupo se cuidará de evitar incrementos que trastornen uno de los pocos objetivos que ocupan a un gobierno que desatiende otras áreas, bajar la inflación.
Lo que se prevé es que el Enacom le advierta a Telecom que con la compra se excede en la tenencia de espectro radioeléctrico permitido y la obligue a devolver el excedente. La pregunta es si entonces licitará ese espacio y si habrá interesados porque para que aparezca un tercer operador móvil se necesita invertir en infraestructura y comerle mercado a base de precios bajos a dos competidores bien consolidados como Personal-Movistar y Claro. Es mucho dinero para que el negocio se lo lleven otros que operan por esas vías, como Meta (con WhatsApp, Instagram, Facebook), Apple, Amazon, Alphabet (Google, YouTube, Meet), Telegram y Microsoft (Teams).
Lo mismo pasa con el negocio de banda ancha fija, donde Telecom Fibertel más Telefónica suman 47% del negocio argentino. Aquí hay más competidores y con Milei se sumó Starlink, la firma de su amigo Elon Musk que ha penetrado en campos, mineras y petroleras sin cobertura así como a barrios cerrados de los suburbios mal atendidos por otras firmas.
También ofrecen internet DirecTV, la firma de los Werthein, otros que no ofrecieron lo suficiente por Telefónica de Argentina, quienes sí acordaron con Amazon y su red de satélites para prestar el servicio; Telecentro, de Alberto Pierri, también tanteado para quedarse con la filial de los españoles; iPlan, cooperativas y compañías locales. En televisión de pago, otro negocio en retroceso pero aún vigente, Telecom Fibertel más la anecdótica Movistar TV totalizan el 40%, siempre según datos del consultor Enrique Carrier.
Es decir, el mayor problema está en telefonía celular. En algunas zonas del conurbano Personal y Movistar pueden concentrar el 80% del mercado. En el sector consideran que la CNDC podría obligar a la nueva empresa a ceder parte del mercado en esas regiones puntuales, permitiendo que un nuevo operador utilice la infraestructura de Telecom a bajo precio. Pero descartan que el Gobierno vaya a rechazar toda la compra como hizo la Unión Europea contra la venta de Telefónica de Reino Unido a la china Hutchinson.
“En general, el vendedor de una empresa como Telefónica de Argentina lo comunica informalmente al Gobierno porque la venta está sujeta a aprobación”, consignan en el rubro. No se descarta que, después del cacareo de Milei, la CNDC obligue a Telecom a alguna desinversión sólo simbólica, como cuando el gobierno de Néstor Kirchner le permitió al cable de Clarín, Multicanal, quedarse con Cablevisión en 2007.
No se descarta que, después del cacareo de Milei, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia obligue a Telecom a alguna desinversión sólo simbólica, como cuando el gobierno de Néstor Kirchner le permitió al cable de Clarín, Multicanal, quedarse con Cablevisión en 2007
Por eso un acuerdo entre Milei y Magnetto aparece en este momento más allanado que el que el Presidente pretende con la directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. En el staff técnico del organismo se niegan a la propuesta del ministro de Economía, Luis Caputo, de un préstamo con un fuerte desembolso inicial y otros posteriores a cambio de una liberación gradual del cepo cambiario, que sólo se eliminaría después de que la baja de la inflación se traduzca en una victoria electoral en octubre próximo.
En el Fondo no creen en esa gradualidad. Desconfían de la promesa del jefe del Palacio de Hacienda de que no tocará el dinero del crédito para seguir apreciando el peso sino que sólo lo usará para mostrarle al mercado que cuenta con reservas suficientes para contenerlo. Ya incumplió con eso mismo en el megapréstamo que le dieron en 2018, cuando presidía el Banco Central. Entonces el FMI le ofrece un financiamiento más modesto de lo solicitado, de US$3.000 millones, que cubra los vencimientos de intereses y deje neutral la hoja de ingresos y egresos de fondos entre el FMI y la Argentina este año.
Pero Milei insistió con su pedido porque ve que la falta de acuerdo con el FMI está enturbiando el mercado. Las acciones caen casi 20% después del pico de enero pasado. También se deprecian los bonos y suben el riesgo país y los dólares paralelos. Lo que no quiere el Presidente es aceptar US$15.000 millones a cambio de liberar ya el cepo y disparar así la inflación.
Ante tanta tozudez, Georgieva lo mandó a hablar con el Tesoro de Estados Unidos, principal accionista del Fondo. Y así fue que Luis Caputo visitó esta semana a su par norteamericano, Scott Bessent. En las próximas semanas se sabrá si lo convenció al funcionario de Donald Trump, que quizás presione por un acuerdo político, como el que habilitó el financiamiento a Macri. O tal vez no, y el clima financiero se siga descomponiendo, impacte en el fuerte rebote económico y en los dólares paralelos, después en la inflación, mientras el tipo de cambio oficial, con el mayor atraso en diez años, siga reportando noticias de despidos de obreros como esta semana en la avícola Granja Tres Arroyos y las azucareras Ledesma y El Tabacal.
AR/JJD