La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a cuestionar ayer lo que denominó un “festival de importaciones” y llamó al Gobierno a “usar la lapicera” para ajustar ese frente por el que se escurren reservas del Banco Central. Recién instalado en su nuevo cargo, el ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, incorporó la instrucción. Este martes se reunirá con cámaras industriales que, si bien admiten la conducta especulativa de algunos agentes, insisten en la necesidad de no cortar el flujo de dólares necesario para mantener el ritmo de crecimiento de la actividad.
Antes de encontrarse con los industriales, Scioli se reunirá al mediodía con el presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), José Ignacio de Mendiguren, y luego con el ministro de Agricultura, Julián Dominguez. Luego será el turno de la primera parada industrial, en un encuentro con la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA). Esta entidad anticipó la semana pasada que “colaborará” con las autoridades del Banco Central para hacer una “demostración fehaciente de las necesidades de importación” de las pymes industriales.
“Estamos trabajando para que las empresas que importen efectivamente lo hagan por 30 días y que el Gobierno se garantice de que sean importaciones reales y no especulativas”, afirmó el titular de Cgera, Marcelo Fernández. “La idea es que estén garantizadas las importaciones para los sectores productivos que las necesitan para producir”, sumaron este martes en conversación con elDiarioAR.
La segunda parada es en la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), con una reunión prevista para las 18. “El país cuando crece requiere importaciones, pero sabemos que cuando existe una brecha cambiaria hay un deporte a ver cómo hacerse de los dólares baratos del Banco Central, con lo que se producen artilugios de subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones”, se sinceró una fuente de la entidad.
Dentro de la CAME aseguran que si bien hay actores industriales participan de esos artilugios, esa no es la “generalidad”. “Evidentemente las importaciones se requieren para la producción y no hay vuelta con eso”, sostuvieron.
El último punto de la agenda es un encuentro con dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), pautado para las 19. Frente a la preocupación expresada por esta entidad, que conduce Daniel Funes de Rioja, el exministro Matías Kulfas se había comprometido personalmente a garantizar las divisas necesarias para mantener la rueda en marcha.
Para Nicolás Pertierra, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), “no hay un festival de importaciones”, dado que el nivel que muestran en relación con el PBI en dólares está en línea con los registros de los últimos años. Para él, la presión extra no se explica fundamentalmente por la especulación de los actores con acceso al mercado oficial de cambios, sino en la disparada de los precios de algunos bienes importados.
Si se mira por rubro, se advierte que en los primeros cuatro meses del año las importaciones aumentaron en promedio 42%, pero específicamente las vinculadas a los combustibles escalaron 145%. “También hay un efecto muy importante de fletes y logística. En los primeros cuatro meses de 2021 gastamos en esos conceptos US$770 millones y en el mismo período de 2022 fueron US$1.300; casi duplicamos”, precisó Pertierra. Sin embargo, el economista admite que es necesario controlar más estrictamente las importaciones. No porque haya un “festival”, pero sí porque el nivel de acumulación de reservas del Banco Central es “preocupante”.
En el acto organizado por la CTA la vicepresidenta se refirió a un“Estado estúpido” que no es capaz de cruzar los datos necesarios para frenar las “estafa” de quienes se aprovechan de la brecha cambiaria y reivindicó políticas de su gobierno, como la obligación de compensar importaciones con exportaciones. “El Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente Banco Central, Ministerio de Desarrollo Productivo, AFIP, Aduana”, instruyó.
Según expuso, en la Argentina 600 empresas explican el 75% de las importaciones, y el otro 25% lo explican 24.000 empresas. “Quiere decir que no es tan difícil controlar esto”, dijo, antes de agregar que eso significa también “usar la lapicera”.
DT