Hace 50 días, el dólar blue se escapaba como un barrilete y alcanzaba los 195 pesos. Amenazaba con cruzar la barrera de los 200, que descontrolaría la actual crisis económica, con su consiguiente impacto social y político. Era 23 de octubre, y hacía una semana que el ministro de Economía, Martín Guzmán, había tomado el control de la política cambiaria, pero sus medidas resultaban ineficaces para calmar los ánimos recalentados después de que el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, reforzara el cepo el 15 de septiembre. Sólo a partir del 26 de octubre, el dólar ilegal comenzó a bajar poco a poco, aunque en forma persistente, hasta cerrar ayer en 148 pesos.
Guzmán logró este veranito cambiario en primavera mediante la emisión de bonos, de modo tal de bajar las cotizaciones paralelas legales del dólar, el Bolsa y contado con liquidación. Al caer la moneda norteamericana en esos mercados local y de giro al exterior, respectivamente, ello impactó en la plaza ilegal. El ministro también consiguió bajar el blue con señales ortodoxas: devolvió giros del Banco Central al Tesoro, redujo la necesidad de emisión monetaria y elevó algo la tasa de interés. Así evitó el colapso, pero aún queda mucho por hacer para seguir reduciendo la brecha con el dólar oficial ($ 88).
“Han logrado estabilizar la brecha en torno al 75 u 80%, un logro relativo de la política económica, porque nos sacó del abismo que implicaba que la brecha del 130%, que nos acercaba al nivel que tuvimos en la Guerra de Malvinas y en la hiperinflación de (Raúl) Alfonsín (1989), pero es muy difícil estabilizar la economía con la brecha actual”, opinó Ricardo Delgado, de la consultora Analytica. “Se calmaron presiones devaluatorias y, de alguna manera, las presiones inflacionarias, pero con la brecha vigente hay que exportadores que no exportan e inversores que no invierten, se anticipan importaciones, empresas intentan sacarles dólares al Central para pagar deudas. Hay que seguir trabajando con políticas monetaria, fiscal y de ingresos para bajar la brecha al nivel de 2013/2015, que era del 40 o 50%, y evitar que en febrero, cuando la demanda de dólares tradicionalmente se da vuelta, se genere otra situación cambiaria desagradable”, continuó Delgado. Y no dejó de señalar el costo de la venta de bonos para planchar el contado con liquidación: “El riesgo país subió a casi 1.500 puntos (ayer cerró a 1.394) y eso impacta en el costo de endeudarse de las empresas argentinas, con lo que se reduce la capacidad de inversión”.
Nicolás Pertierra, del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), destaca que era importante ponerle un techo al dólar paralelo porque estaban produciéndose “expectativas de devaluación alta y una incertidumbre que la economía no podía soportar”. Pertierra señala que la brecha del 130% no sólo desalentaba aún más a exportadores e inversores e incentivaba a importadores sino también impulsaba arbitrajes de quienes compraban en un mercado para vender en el otro. Por ejemplo, quienes adquirían dólares ahorro o Bolsa y los vendían en el blue, pero ahora todas estas cotizaciones están muy parejas y se acabó ese negocio.
“Es muy difícil ordenar la macroeconomía si se está esperando una devaluación”, apuntó el economista del CESO. “Las intervenciones en el mercado de bonos tienen costos en cierta medida. El Banco Central, la ANSES y otros organismos pueden comprar títulos en dólares o venderlos en pesos. Si hacen esto último, tiene un costo. Si hacen lo primero, se puede aprovechar para comprar una deuda que está rindiendo al 16 o 17%”, concluyó.
Daniel Artana, de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), mencionó otros elementos negativos del blue a 195: incentivaba todavía más la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones. El conjunto de impactos en el comercio exterior redujo el superávit, con la consiguiente pérdida de reservas del Banco Central, señaló Artana. “También había algún efecto en la inflación. Ahora la brecha ha bajado mucho, pero sigue siendo muy elevada y sigue habiendo incentivos complicados. Después, las operaciones con bonos equivalen a colocar deuda pública al 15% o 17% anual en dólares”, coincidió el economista jefe de FIEL.
A.R.