El miércoles los ejecutivos de las grandes empresas de consumo masivo empezaron a recibir mensajes de la Secretaría de Comercio convocándolos a una reunión. No les anticiparon el motivo y, aunque es habitual que asistan a ese despacho oficial para discutir precios, el rumor general del “plan de estabilización” con congelamiento de precios, salarios y tarifas que comenzó a circular pocas horas después despertó algunas sospechas.
La convocatoria de Matías Tombolini era para esta misma semana, pero muchos empresarios le respondieron que estarían de regreso en Buenos Aires recién la próxima. Están en Mar del Plata, participando del 58° Coloquio IDEA, que tiene asistencia récord después de dos años de ausencia en la ciudad balnearia por la pandemia de Covid-19. Un empresario mostró el chat de la invitación oficial, sorprendido de que en Comercio no estuvieran al tanto del evento. “¿Es el coloquio IDEA estos días?”, le repreguntaba la persona a cargo de gestionar la reunión con el secretario.
Si bien distintas fuentes del Gobierno buscaron bajarle el tono a los anticipos del supuesto plan y aseguraron que el sendero fijado proyecta una reducción de precios “progresiva”, el runrún del congelamiento en puerta ya estaba echado y fue uno de los temas centrales de la conversación informal ayer del Coloquio, aunque incluyó también otros. “¿Vieron a la nueva novia de Larreta?”, inició la charla un empresario al subir a una de las combis de traslado al hotel Sheraton de Mar del Plata, donde se realiza el Coloquio.
Sin colaboración
En una empresa de alimentos confesaron que no creen que un plan de estabilización que implique congelamiento de precios sea viable y anticiparon que, llegado el caso, la colaboración de los empresarios no será buena. “No la veo ni ahí. Cuanto mucho podríamos congelar un par de productos, no mucho más”, resumió. En su mirada, la alternativa de máxima es profundizar la estrategia de canastas reguladas ya vigente; ni siquiera restaurar el programa Precios Máximos que se implementó en pandemia.
Su buena voluntad --se defendieron algunos hombres y mujeres de negocios-- ya está depositada en Precios Cuidados, un programa en el que participan con sus marcas emblemáticas. Reconocieron, de todos modos, que en la última renovación lograron “liberar” algunos productos: el número total de ítems de la canasta se redujo de 1.060 a 450 el viernes pasado. “Es inviable un plan como el que se comenta si no se congelan también salarios. Yo no puedo fijar el precio de mis productos y mantener las paritarias andando”, advirtió una fuente del sector bebidas.
Por otra parte, varios empresarios coincidieron en la gran fortaleza institucional que se necesitaría para hacer cumplir un programa semejante. “¿Con qué autoridad podrían aplicar un programa así? ¿Quién es el garante político de eso? ¿Es Massa, es Alberto, es Cristina?”, lanzó una mujer de la industria.
Tal como explica el economista Francisco Eggers en una columna publicada en este medio, las tres experiencias más notables de “estabilización súbita” de las últimas décadas fueron el plan Gelbard en 1973, el plan Austral en 1985 y la “convertibilidad” en 1991. Intervenciones de shock que se vuelven más factibles cuando la situación general parece insostenible y cuando el gobierno tiene mucha autoridad para imponerse. “A veces se dice que ahora hay una crisis terminal, pero en realidad la inflación es mucho más baja que la que había en las vísperas del plan Austral y de la convertibilidad. Basar un plan en que el Poder Ejecutivo Nacional imponga sus decisiones al sector privado --por ejemplo congelando precios-- en este momento podría ser riesgoso: no contaría con el apoyo del Congreso y es posible que sea frenado por el Poder Judicial”, estimó.
Para el exministro de Producción Dante Sica, que conversó con elDiarioAR, luego de protagonizar un picante cruce con José Ignacio de Mendiguren sobre el escenario, “no hay forma de que salga bien”. “Con un gobierno que no genera confianza, qué precios se van a congelar”, dijo. Más allá en el tumulto Hernán Lacunza, tal vez el referente económico principal del PRO, consideró que “congelar precios no es un plan de estabilización. Hay que achicar el agujero fiscal y dejar de emitir”.
Copa de vino en mano en la bodega Costa y Pampa de Trapiche, donde transcurrió una de las actividades de “networking” programadas en el marco del coloquio, el diputado radical y economista Martín Tetaz dijo que para ejecutar un plan de estabilización es primordial “un ancla de precios creíble”. Ese ancla es el dólar que, sin embargo, no tiene margen para atrasarse; el tipo de cambio oficial está por debajo del necesario para el equilibrio externo y hay pocas reservas internacionales.
Para Tetaz, desde la óptica de analista, sería más razonable preparar las condiciones e impulsar el plan recién en febrero o marzo próximo, de modo de tener cierto margen para percibir resultados antes de las elecciones. Por otra parte, consideró que el próximo gobierno debería ejecutar un plan de shock para bajar la inflación al inicio del mandato y, si logra colgarse la cocarda de ese éxito inicial, “podría hacer después cualquier cosa”. Por ejemplo, una reforma laboral.
DT