“Todos tenemos una vulnerabilidad. Ellos encuentran la tuya y la retuercen para hacer lo que quieran contigo”. Así habla Andrea, nombre falso tras el que se halla una mujer que no quiere revelar su identidad. Lleva casi cinco años viendo cómo gran parte de su familia es “absorbida por una secta” que la está alejando de ella y le está estafando miles de euros.
Andrea, además de mantener su identidad en secreto, también quiere resguardar la de los suyos. “Son personas listas, con estudios universitarios y muy cultos. Presumen de ser los únicos lúcidos que entienden la verdad, pero seguro que si no les hubieran lavado el cerebro tendrían vergüenza de lo que hacen”, reflexiona. Por eso, además de no querer dar el nombre de sus parientes, tampoco quiere decir qué relación de sangre los une a ella. “No quiero que se reconozcan en este texto”, dice.
Todo empezó hace algunos años, cuando una pariente enferma de cáncer llegó a un grupo de Telegram sobre sanación cuántica. Se trata de un movimiento pseudocientífico basado en que las partículas y energías pueden cambiar la salud de las personas. En ese chat hay más de 500 personas enfermas y desesperadas por encontrar ayuda. “Cada día hay centenares de mensajes motivadores. Entre las falsas esperanzas y la angustia de las víctimas, generan un vínculo muy perverso. Una confianza ciega en cualquier cosa que los líderes digan. Por eso captan a enfermos terminales, a los que sablean miles de euros”, cuenta Andrea.
La clave es la confianza. Cuando la han creado, a veces después de años en el sedal, llegan las propuestas. En el caso de la familiar de Andrea fue una plataforma de inversión en criptomonedas. Se trataba, según les dijeron, de una apuesta segura. La fe en los líderes no sólo llevó a la mujer a invertir, sino a atraer a amigos y familiares. “La secta es consciente del poder que tiene y les dice que, aunque esas oportunidades son una especie de secreto, no deberían permitir que sus seres queridos queden fuera”, recuerda Andrea.
Hacer creer a las víctimas que son únicas es una de las estrategias de este tipo de sectas. “El gurú se erige como una persona escogida y si tú estás en su círculo es porque eres especial. Eso, aparte de ayudar a aislarte de tu entorno, también te da una misión: ayudar a los demás haciéndoles ver la luz”, explica Miguel Perlado, psicólogo especializado en sectas. “Sienten que curando a los demás, se curarán ellos”, apunta el experto, resumiendo cómo se consolida la estafa piramidal en este tipo de grupos.
Así fue como tres miembros más de la familia de Andrea cayeron en esta trampa, que fue la primera de muchas. Después de esta plataforma de inversión vinieron estafas de compra de bonos de deuda chinos, formaciones en 'economía cuántica' e, incluso, propuestas para invertir en una criptomoneda creada por el mismo grupo de sanación, con cuyos beneficios se iba a ayudar al desarrollo del tercer mundo.
Andrea desconoce cuánto dinero ha perdido su familia, ya que la mayoría le ha retirado la palabra tras tratar de advertirles de la estafa de la que eran víctimas. No se atreve a calcular una cifra, pero sabe que es alta. “Son muchos miles de euros sin que hayan recibido ni un sólo céntimo de beneficio”, lamenta Andrea, que todavía no entiende cómo sus familiares no ven que les están estafando. “Da igual las pruebas que les enseñe. Seguirán creyendo que les tengo envidia y no quiero que sean felices, que es lo que les dicen en estos mensajes que les envían por Telegram”.
El caso de Andrea es el de miles de personas que son estafadas por sectas que llevan años dedicándose a lo mismo. El objetivo no es nuevo, lo que sí ha cambiado es que se están adaptando a las posibilidades que ofrecen herramientas como las criptomonedas. “Pensamos que las criptoestafas sólo afectan a jóvenes ambiciosos que se quieren forrar sin esfuerzo, pero como casi nadie entiende cómo van, son perfectas para cualquier engaño”, explica Juantxo Domínguez, presidente de RedUNE, associación de prevención contra las sectas, quien recuerda que, al no estar reguladas, se hace muy difícil rastrear el dinero perdido y, por tanto, existen pocas posibilidades de recuperar las pérdidas.
Que estos grupos usen las criptomonedas no es sólo oportunismo, sino que, según Perlado, se adaptan perfectamente a su estructura. “Los gurús, en su delirio totalitario, buscan construir civilizaciones aisladas del sistema para gozar de total control de sus acólitos”, explica el psicólogo, que recuerda que los grupos de meditación trascendental ya en la época de los Beatles inventaron su propia moneda. Hoy, muchas sectas han creado su divisa cripto particular; es el caso del grupo que captó a la familia de Andrea y también de otros muy conocidos como el Telar de los Sueños.
El uso de una criptodivisa responde a una voluntad de salir de un mundo que no ha sabido ayudar a esas personas que acaban siendo captadas por sectas. “Se hace desde la rabia de no querer pagar impuestos a un sistema del bienestar que no te ha protegido”, asegura Perlado, quien alerta de que la rabia es un factor de vulnerabilidad.