Enero es el pistoletazo de largada del nuevo año y, también, el escalón inicial en el recuento de la inflación de 2023. El punto de partida es complejo: en 2022 la suba de precios acumuló 94,8%, el dato más alto de los últimos 30 años, y cerró diciembre con 5,1% mensual. Desde ese punto de partida, el ministro Sergio Massa se enfrenta a la promesa autoinflingida de llegar a abril con un índice mensual en el orden del 3%. Las proyecciones privadas auguran dificultades para cumplir ese objetivo; en las primeras semanas de enero se vio una aceleración de la suba de precios respecto de noviembre y diciembre y hay, por delante, ajustes pendientes de precios regulados.
Según la encuesta a los principales bancos y consultoras que realiza el Banco Central de manera mensual, se prevé una inflación del 5,6% en enero. Para los meses siguientes proyecta una aceleración: 5,7% en febrero, un pico de 6,2% en marzo y 6% en abril. Es decir, lejos de la hoja de ruta que trazó el ministro de Economía, aun cuando se corrigieron a la baja los valores esperados hasta febrero.
Durante la tercera semana de enero el índice de alimentos y bebidas que elabora la consultora LCG marcó un incremento del 1,6%, lo que evidencia una aceleración de 0,8 puntos porcentuales respecto de la semana anterior. En promedio, el aumento semanal de enero es de 1,5% y acumula 4,5% en las últimas cuatro semanas. Es la primera vez desde noviembre que se ubica por encima del 4%. En la tercera semana de enero disminuyó el porcentaje de productos que registraron aumentos (ajustó el 22% de la canasta que se mide), pero en el promedio mensual sigue acelerándose.
Para Guido Lorenzo, director de LCG, se advierte una aceleración de la inflación respecto de noviembre y diciembre, pero es difícil saber si es algo transitorio o permanente. “De cara a los próximos meses hay algunos aumentos de precios regulados: colegios, combustibles; un combo que puede hacer pensar que difícilmente se llegue al 4% o 3% mensual en el corto plazo”, apunta. “De todos modos, insisto en que una estrategia de emprender una estrategia de desinflación con precios relativos tan desalineados (tarifas y tipo de cambio principalmente) no sería acertado. Primero hay que corregir precios y después empezar con el proceso de desinflación”, suma.
Lo que ocurra este año con los alimentos es determinante, más allá de la dinámica general de la inflación, dado que son los productos que más afectan los ingresos de las familias vulnerables y los que más directamente alteran el humor social. La evolución de este año se comparará contra un 2022 que fue muy malo en ese aspecto: la canasta básica alimentaria se encareció por encima del 100%, evidenciando que la inflación golpeó más fuerte en los hogares más pobres que en aquellos con gastos más diversificados entre las distintas categorías de consumo (educación, salud, esparcimiento, por ejemplo).
La consultora C&T Asesores Económicos estima una inflación por encima del 6% para el primer mes del año. “Alimentos y bebidas se vienen encareciendo más fuerte que en noviembre y diciembre”, explica María Castiglioni, una de sus directoras, “y tenés muchos precios regulados que aumentan este mes, sumado a turismo que enero siempre tiene su pico”. “Es un mal comienzo de año para el escenario oficial de bajar la inflación tan rápido”, anticipa.
Es un mal comienzo de año para el escenario oficial de bajar la inflación tan rápido
En la consultora Analytica proyectan un 5,8% de inflación para enero, lo que representa una aceleración respecto a diciembre de 0,7 puntos porcentuales impulsada por aumentos en los bienes y servicios regulados como nafta, prepagas y transporte. En la misma línea, Libertad y Progreso estima una suba de 5,9%
En el entorno de Massa insisten en que el desafío principal de este año es la inflación. “La gente no llega a fin de mes y ese es el problema”, admiten. Una parte central de la estrategia oficial es el programa Precios Justos, que incluye la regulación de los precios de alrededor de 2.000 productos de consumo básico. Sin embargo, en las últimas semanas el gobierno detectó problemas de abastecimiento. Según pudo saber elDiarioAR de fuentes de la Secretaría de Comercio, el cumplimiento del stock es de 67% promedio, pero se agrava en la categoría de productos de almacén y bebidas.
DT