Más de 100.000 empleos perdidos, 15% de los establecimientos cerrados. Ni siquiera la temporada turística de verano, aunque regida por controles y protocolos sanitarios a veces incumplidos, salvó de la catástrofe a hoteles y restaurantes, acaso la actividad económica más golpeada desde el inicio de la pandemia del coronavirus en el país.
El flujo de turismo cayó 28,9% este verano con relación al mismo período del año pasado, la temporada previa a la pandemia, cuando se movilizaron 31.600.000 de personas. Unas 22.400.000 de personas asistieron entre enero y febrero a los distintos centros turísticos del país, donde gastaron en forma directa $ 201.158 millones, un 15,3% menos respecto al mismo período del año pasado.
Según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los argentinos hicieron viajes más cortos (la estadía media bajó de 4,2 días en 2020 a 3,8) y cercanos, algunos de ellos a zonas rurales o para establecerse en casaquintas situadas en el conurbano bonaerense. La mayor movilidad de turistas se dio a fines de enero, pero, principalmente, durante los feriados de Carnaval. A nivel provincial, el turismo fue impulsado por los pobladores locales.
La temporada de verano fue de menor a mayor. El repunte se dio en la segunda semana de enero, cuando comenzaron a descender los contagios tras el alza registrada durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo. La imposibilidad de viajar al exterior, principalmente a Brasil y Uruguay, como las dificultades para viajar durante los fines de semana largo durante el año de la pandemia, motivó que quienes pudieran hacerlo se volcaran a algún destino turístico.
“Desde el 19 de marzo del año pasado hasta fin de 2020 nuestra actividad estuvo prohibida”, declaró a elDiarioAR Aldo Elías, presidente de la Asociación de Hoteles de la República Argentina (AHT) y de la Cámara Argentina de Turismo (CAT). La fecha que marca Elías es la de la puesta en vigencia del decreto presidencial que estableció hace casi un año el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) para contener las primeras consecuencias del avance del Covid-19 en Argentina.
Elías aseguró que apenas entre 20 y 25 destinos (Pinamar, Cariló, Mar de las Pampas, Tafí del Valle, Carlos Paz, San Carlos de Bariloche, San Martín de los Andes, Villa General Belgrano, entre ellos) tuvieron un nivel de ocupación turística acorde a las proyecciones, rondando entre el 65% y el 70%. “El resto -comentó- no superó el 35%. Un hotel necesita un 50% de ocupación para no perder plata.”
“Hemos tenido un enero con cifras de ocupación promedio en todo el país muy bajas, alrededor de 35%, teniendo en cuenta que es el mes más fuerte para el turismo, pero si miramos los últimos nueve meses de 2020, con la actividad prohibida e ingresos cero, este porcentaje significa algo de oxígeno para un sector asfixiado”, dijo Elías.
El presidente de la CAT explicó que la entidad relevó la ocupación en los destinos de sol y playas bonaerenses en enero. En Pinamar, alcanzó el 71%; Mar de las Pampas, 77%; Cariló, 81%. En tanto, Miramar tuvo un 40%; San Clemente del Tuyú y Mar de Ajó, 35%; y Necochea, 25%.
En Mar del Plata, con un 36% de hoteles cerrados, durante la primera quincena de enero se registró una ocupación del 20% y en la segunda, 35%. Un poco más lejos de los destinos costeros, pero siempre en la provincia de Buenos Aires, Sierra de la Ventana tuvo un 63% de ocupación; Tandil se mantuvo al 56% y San Pedro al 60%.
En Córdoba, donde el 35% de los hoteles no trabajaron durante la temporada estival, los porcentajes de ocupación llegaron en promedio al 40% en Villa Carlos Paz, con picos durante los fines de semana. Una cifra similar se dio en las localidades del Valle de Calamuchita, que llegaron casi al 40%.
En la Ciudad de Buenos Aires, el 90% de los establecimientos hoteleros se mantuvo cerrado en enero. Los que pudieron abrir sus puertas reportaron una ocupación promedio inferior al 10%.
En la Patagonia, una de las regiones más visitadas, los destinos neuquinos como San Martín de los Andes y Villa la Angostura tuvieron entre un 70 y un 80% de ocupación, mientras que en Río Negro, Bariloche alcanzó un 60% en la primera quincena, y un 55% en la segunda. En Mendoza, Potrerillos tuvo un 84% de ocupación, Malargüe 81%, San Rafael, 74%.
“El escenario a futuro es sumamente complejo, sobre todo porque quedó demostrado que sin una población vacunada en forma masiva no vas a ningún lado. Para nosotros, el primer semestre de 2021 está completamente perdido”, analizó Elías. Para contener las pérdidas y evitar más cierres de hoteles y emprendimientos gastronómicos, la CAT pidió al gobierno nacional que restaure la ayuda otorgada por medio del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP).
Elías explicó que la Ley de Reactivación Productiva de la Actividad Turística, votada a mediados de 2020 por el Congreso Nacional y reglamentada en octubre por el Gobierno, contempla entre sus artículos la facultad del jefe de Gabinete para prorrogar por seis meses la vigencia del ATP para el sector.
Sin embargo, cuestionó, el Ejecutivo cambió los ATP por los REPRO II, más una ayuda económica extra del Ministerio de Turismo. Los REPRO II benefician a las empresas que se encontraban consideradas en una situación crítica por el Programa ATP con una suma mensual de hasta $ 9.000 a los trabajadores de las compañías adheridas a la iniciativa que cumplan distintos criterios para su selección. Hasta el momento, sólo unas 4.000 empresas de las alrededor de 25.000 que integran el sector, pudieron postularse para recibir la asistencia económica.
“Sin los ATP hubiese sido un desastre, y me preocupa que eso pueda ocurrir en este escenario si no contamos con un esquema de ayuda parecido”, expresó Elías.