Por estas horas, un borrador de decreto va y viene entre el despacho del presidente Alberto Fernández y el del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, entre otros en la Casa Rosada. Es el texto que abrirá la puerta para que el Gobierno pueda acordar el ingreso de vacunas de las farmacéuticas norteamericanas Pfizer, Moderna y Janssen, que hasta ahora enfrentaban obstáculos legales, a diferencia de las suministradas por la británica AstraZeneca, la china Sinopharm o el instituto ruso Gamaleya, productora de Sputnik V. Fernández, Cafiero y otros funcionarios está ultimando los detalles de un decreto que se publicará este viernes o en los próximos días.
La medida destrabará no sólo la compra de las vacunas de Pfizer, en las que el Gobierno tiene interés porque son de las pocas en el mundo que están aplicándose en niños, sino también porque facilitará el ingreso de las donaciones de la administración de Joe Biden de dosis que le sobran y que están producidas por laboratorios de su país. El año pasado, el Ejecutivo argentino había anunciado con bombos y platillos que aquí se harían los ensayos de la vacuna de Pfizer y la alemana BioNTech y también fue de los primeros países en autorizarla, pero después se trabó la contratación porque la farmacéutica norteamericana objetó que el Congreso, con acuerdo de las dos bancas mayoritarias, aprobara una ley que permitía al Estado a litigar contra los proveedores de vacunas contra el Covid-19 que cometieran “maniobras fraudulentas, conductas maliciosas o negligencia”. La palabra “negligencia” despertó el rechazo de Pfizer. En el Ministerio de Salud añaden que también ha habido diferencias sobre las garantías del contrato.
Fernández llegó a comentar en privado a otro presidente latinoamericano que Pfizer proponía condiciones “infirmables” y su interlocutor coincidió con su apreciación, hasta las calificó de “vomitivas”, pero las aceptó. El jefe de Estado argentino también intentó comprar las Pfizer a través de la alemana BioNTech o del gobierno de Israel, pero ambas diligencias fallaron porque la empresa norteamericana se reservó el derecho de venderlas en América.
AR