En plena negociación política del proyecto de ley del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro de Economía, Martín Guzmán, se marchó este miércoles a Houston a la máxima cita mundial del negocio energético, CERAWeek. Tras participar de una disertación, ofreció una conferencia de prensa y admitió el impacto del encarecimiento del gas natural licuado (GNL, que se transporta por barco) de los US$ 8,50 promedio a los que la Argentina lo pagó en 2021 a los 46,95 que cotiza para julio, cuando en el invierno se lo necesite para abastecer la demanda de industrias: “Podría traducirse en diferentes velocidades en la reducción de los subsidios a la energía”, declaró. Incluso, expertos consideran que, pese al aumento de tarifas, el alza del precio internacional del gas llevará a que aumente el presupuesto de subvenciones.
No obstante, en el equipo de Guzmán confían en que el mayor gasto por la importación de gas se compense con un incremento de la recaudación de retenciones a la exportación de soja, maíz y trigo, que, al igual que el petróleo y el gas, también se encarecieron por efecto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Así podría cumplirse la meta de déficit fiscal pactada con el FMI. Además, esos derechos podrían subir no sólo para aumentar los ingresos sino para acotar el impacto inflacionario de la suba de los granos en el aceite, la harina, las pastas o el pan. Por la ley de solidaridad de fines de 2019, el Gobierno tiene margen legal para elevar las retenciones al maíz y el trigo, los dos cultivos que pesan en la mesa de los argentinos, del 12% al 15%. Hoy, la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, no descartó ninguna medida para contener los precios de los alimentos, pero en el Gobierno aclaran que por ahora no está claro que el camino sea el aumento de las retenciones. De ser así, sólo habría que informarlo al FMI, no depende de su autorización, según lo expresa el acuerdo para este tipo de medidas.
En el equipo económico destacan que Guzmán fue a Houston a buscar que entren a la Argentina más dólares de los que salen y señalan que es el mismo objetivo del pacto con el Fondo. Explican que en un momento crítico del sector energético mundial por la guerra y las sanciones al petróleo y el gas de Rusia, el ministro decidió asistir a la máxima cita del negocio y a contar que el país cuenta con reservas que podrían convertirse en GNL para exportar al mundo. El jefe del Palacio de Hacienda busca que empresas extranjeras inviertan en la Argentina para extraer el gas e instalar la primera planta de licuefacción, por la que el combustible puede embarcarse y exportarse a cualquier destino del mundo, y no sólo por gasoducto a los países limítrofes como Brasil y Chile, tal como sucede hasta ahora. Ese establecimiento demandaría una inversión de unos US$ 6.000 millones.
Pero esos son proyectos a mediano y largo plazo. En lo inmediato, a Guzmán también le interesa acordar con las petroleras que le aseguren el abastecimiento y al mejor precio para afrontar las importaciones necesarias en invierno. En 2021, la Argentina importó el 22% del gas consumido, pero en la estación más fría la proporción llegó al 33%. En el invierno próximo se prevé que se necesite un 20% más de GNL, dada la mayor actividad económica. Aunque, dependiendo del precio, también puede recurrirse a la importación de fueloil y gasoil, que también sirven para alimentar centrales termoeléctricas de ciclo combinado, aunque con más impacto ambiental. Ante las sanciones a Rusia, las potencias demandarán más gas, aunque casi todas ellas transitan el verano cuando aquí es invierno, lo que constituye una ventaja. La demanda base está asegurada, pero hay industrias que corren riesgo de cortes de suministro si no se consigue el gas importado.
Guzmán mantuvo reuniones bilaterales con ejecutivos de grandes petroleras como la francesa Total, segunda productora de gas de la Argentina; la angloholandesa Shell, que viene creciendo en producción petrolera en Vaca Muerta y mantiene a través de la sociedad Raízen (con socios brasileños) la refinería de Dock Sud y la red de estaciones de servicio; y la norteamericana Chevron, socia de YPF en la cuenca neuquina. El secretario de Energía, Darío Martínez, se encontró además con representantes de la noruega Equinor, que lleva adelante el polémico proyecto de exploración en la costa atlántica bonaerense. Guzmán también se reunió con el subsecretario del Departamento de Energía de los Estados Unidos, Andrew Light, y pregonó las bondades de las energías renovables de la Argentina, como la eólica y la solar. Además, participó de un almuerzo con el CEO de YPF, Sergio Affronti, funcionarios de otros países y ejecutivos de Repsol, ABB y Exxon Mobil, entre otras empresas.
AR