Los mercados han hecho oídos sordos a la sanción de la ley de Bases, que incluye el Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI) y una flexibilización laboral, y del paquete fiscal, que abarca aumentos del monotributo a las categorías más bajas, reinstauración del impuesto a las Ganancias a los empleados que más ganan y un alivio a las clases medias altas y altas que pagan Bienes Personales. Los inversores financieros esperaban anuncios sobre la salida del cepo cambiario ese mismo viernes, pero no los escucharon. Mientras tantos, consultores que asesoran a empresarios advierten que la inversión real, a la que aspira Milei para recuperar una economía con salarios deprimidos, sólo llegará cuando se consolide la baja de la inflación, sin retrasar las subas del dólar oficial y de las tarifas. En un contexto de recesión, la reforma laboral puede ayudar a despedir en lugar de contratar. Mientras, el paquete fiscal, salvo por la reposición de Ganancias, contribuye a construir una sociedad más desigual.
El economista jefe de uno de los principales bancos de Wall Street para los negocios globales, uno de los varios que estuvo visitando la Argentina de Javier Milei por el entusiasmo de principios de año, ahora advierte: “La ley Bases no tendrá impacto en términos de crecimiento hasta que no se controle la inflación”.
El analista, que asesora inversores internacionales, señala que el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, insisten en que el dólar oficial suba mucho menos que la inflación mensual y eso conlleva el riesgo de que tarde o temprano termine devaluándose el peso e impulsando un rebrote inflacionario. Lo mismo sucede con la postergación del alza de tarifas: suma presión a la inflación futura. De todos modos, el economista de Wall Street reconoce que el paquete fiscal torna más sustentable el déficit fiscal cero, dado que proporciona ingresos adicionales al Estado.
El ex viceministro de Economía Orlando Ferreres admite que en el corto plazo el RIGI no impactará en una recuperación económica, pero espera que en el mediano plazo dé frutos.
Por el contrario, otro consultor especializado en energía cobija menos expectativas inclusive a pesar de que que este nuevo régimen, justamente, apunta a atraer inversiones de ese sector, de la minería, de la infraestructura, de lo forestal, de la tecnología, del turismo y de la siderurgia. “Para que YPF y Petronas (la petrolera malaya) hagan su planta de GNL (gas natural licuado, el que se exporta en barco) necesitabas incentivos, pero con el proyecto de ley de GNL que había aprobado la Cámara de Diputados el año pasado bastaba”, sostuvo, refiriéndose a una iniciativa menos generosa que el RIGI para los inversores en términos tributarios, cambiarios y aduaneros.
“Hay que ver si la reglamentación incluye o no el desarrollo de áreas y pozos. Si no, no tendrá un impacto grande salvo algún proyecto de GNL y la ampliación de la producción de Profertil”, afirmó en alusión a la idea de duplicar la elaboración de fertilizantes, aunque para ello la reglamentación debería meter por la ventana a las industrias, al menos a las que procesan gas, como en este caso. “Van a salir anuncios de proyecto de inversión, como el de TGS (Transportadora Gas del Sur), pero ahí falta saber quién va a financiar el transporte de largo plazo en medio de este lio, si paga la demanda final o quién. No hay precios claros en el sector. Hay retraso en el pago de subsidios a las centrales eléctricas. Encima nadie ve que el RIGI sea muy estable en el largo plazo. En 2013, el decreto que favoreció a Chevron en Vaca Muerta decía que un 25% debía ir a la exportación, pero eso no se cumplió en los primeros ocho años”, señaló este consultor especializado en energía.
A eso se suman los desafíos de corto plazo: “Hay tanto quilombo macro... Con esta apreciación cambiaria no es sostenible”, evaluó. En la ley de Bases se incluyó la normativa de hidrocarburos, que proclama la libre exportación, pero incluye al final un artículo que permite interrumpirla por cuestiones técnicas. Ya no se habla de asegurar primero el abastecimiento interno, pero se deja la puerta abierta para que así se haga.
Tanto un diputado de la Libertad Avanza como uno de los asesores económicos de Milei admiten que si la economía creciera, la reforma laboral ayudaría a crear empleo al abaratar el despido, extender el periodo de prueba y permitir que un emprendedor pueda tener hasta tres colaboradores sin considerarlos empleados, pero advierten que en una crisis como actual puede ahondar la actual ola de despidos. “La ley de Bases incluye reformas económicas importantes, pero no van a funcionar hasta que se saque ese elefante que es el cepo”, advierte el asesor. “Si Toto (Caputo) consigue guita para salir del cepo, podés salir sin devaluar. Si no, salís del cepo pero perdés por la inflación”, reconoce.
Las iniciativas que avanzarán sin perjuicio del RIGI
Hay proyectos de energía y minería que se iban a concretar igual, con o sin RIGI. Quizás este régimen redactado por un abogado de mineras, Sergio Arbeleche, sólo vino a darles beneficios adicionales a estas empresas. De hecho, en los próximos meses se pondrán en marcha cuatro proyectos de litio que duplicarán la producción nacional sin la necesidad del RIGI. Al igual que el cobre, el oro blanco ya tenía demandada asegurada por la revolución del auto eléctrico. Tal vez sí el GNL, el hidrógeno verde o la olvidada reconversión de la industria argentina hacia la electromovilidad requerían incentivos específicos, aunque no tan generosos.
Pero Juan Miguel Massot, profesor de la Universidad del Salvador, considera que el RIGI es necesario porque “las inversiones en cobre, oro, litio e hidrocarburos son muy grandes, algunas con bastante riesgo, y hay que sacarlos ahora, no en diez años”. Sucede que en un tiempo el mundo, ante la crisis climática, dejará de demandas petróleo y gas y, a su vez, las baterías de litio se reciclarán, con lo que dejará de extraerse mineral. “Creo que el RIGI va a activar carpetas de inversión que estaban detenidas. Pero falta la industria, hay que ver si en la reglamentación se incluye en tecnología, como industria 5.0, por la robotización. Y falta el campo, donde hay muchos sectores que la están pasando mal”.
Ricardo Delgado, de la consultora Analytica, también considera que la reglamentación del RIGI será clave. “La gran apuesta del Gobierno es el RIGI, para captar inversión extranjera en sectores que generen rápido divisas. Pero va a llevar tiempo. Si un día hay lluvia de inversiones porque ahora hay incentivos que ponen a la Argentina en los radares del mundo, no será este año”, pronosticó.
Pero un consultor de empresas no ve entre sus clientes “muchas esperanzas”. “Con el RIGI puede haber algo sectorizado, el Gobierno va a mostrar que moviliza, pero hay mucha incertidumbre en el corto plazo. No hay demanda y nadie prevé que la recesión se termine pronto, será más larga que la esperada. Lo que echa personal es la recesión, no la reforma laboral. Y la calidad de la gestión es patética, no se le ve a Milei uñas de guitarrero”.
Massot reconoce que la flexibilización laboral por sí sola no alcanza para crear empleo sino que se necesita crecimiento económico y que este a su vez cree puestos de trabajo, pues no cualquier expansión los fomenta. “Cierta modernización y blanqueo laborales eran necesarios, aunque los empresarios dudan mucho de estos blanqueos y por ahora no han servido. De hecho, fueron aceptados por los sindicatos porque no se fue por una cirugía mayor. Facilita más la estabilidad financiera de las empresas que lo que hace a la cantidad de empleo. La reforma en sí no crea ni destruye empleo”, evalúa Massot. En cambio, el nuevo régimen de empleo público sí pone en riesgo a aquellos que están efectivos en el Estado: “Primero se los recapacita y si no se los reubica, pueden echarlos, pero es un proceso”, observa el investigador del Salvador.
“Las empresas no están esperando esta reforma laboral para despedir”, evalúa Delgado. Tampoco para contratar. “La creación de empleo depende de condiciones actuales y futuras de la demanda interna y externa. No preveo ningún tipo de boom de creación, pero para pymes serán menos costoso en cuanto a contingencia futura”, sostuvo.
En cuanto a las privatizaciones, sólo quedaron aprobadas seis, aunque algunas de ellas son servicios básicos como el agua y el transporte público: Agua y Saneamientos (AySA), Trenes Argentinos, Corredores Viales y sus rutas con peaje, el ferrocarril Belgrano Cargas, Energía Argentina (Enarsa, la que hizo el gasoducto Néstor Kirchner) y la empresa de asistencia área en tierra Intercargo. Inversores ferroviarios advierten que tal como quiere privatizar el Gobierno, sin subsidiar a los concesionarios, ellos no estarán interesados en participar. Tanto las inversiones en trenes como en las instalaciones de agua potable y cloacas en barrios populares, ¿quién las pagará? No pareciera que vaya a alcanzar con la tarifa de los usuarios. Hasta ahora algunas líneas de trenes metropolitanos se mantienen en manos privadas, en concreto en las de Roggio y Emepa (la firma de Gabriel Romero).
En lo referido al paquete fiscal, el CEO de uno de los principales bancos de la Argentina pronostica que el blanqueo de capitales podrá captar US$20.000 millones, un sexto que el del gobierno de Mauricio Macri. Delgado define esta nueva amnistía fiscal como “muy generosa” en cuanto al perdón del pago de gravámenes, señala que su éxito “dependerá de la percepción de quienes tengan activos no declarados sobre la evolución de los próximos años”. Sobre todo porque para eximirse del pago de todo impuesto hay que depositar los dólares en el sistema por dos años.
Además del blanqueo, que beneficia a los evasores, también se incluyeron cambios en el monotributo (se ampliaron los máximos de facturación de las categorías más altas, de modo de evitar que los contribuyentes salten al régimen de autónomos o evadan para esquivarlo), Bienes Personales y Ganancias. Massot considera que “era una necesidad ampliar el techo del monotributo y reimponer Ganancias, aunque quizás el piso sea muy bajo”, se refiere al mínimo de $1,8 millones para los solteros y $2,2 millones para los casados con dos hijos. “Bienes Personales es necesario que exista, gravar los patrimonios es lo más progresivo, pero después podemos discutir la alícuota”, opina Massot. Justamente la alícuota fue lo que se rebajó fuerte, del 2,25% actual para bienes al exterior hasta el 0,25% en 2027.
Delgado observa que el paquete fiscal, sobre todo Ganancias, le asegura a los inversores los fondos para que el Estado pague sus deudas. “Pero si después bajan el impuesto PAÍS, lo de Ganancias va a tener impacto neutro”, analiza. Descarta que sea el único factor que fomente la desigualdad, aunque reconoce que la baja de Bienes Personaes es “regresiva”.
Carolina Berardi, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), sí advierte sobre lo desigual de la reforma tributaria. “En 2024, las estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) señalan que por Bienes Personales se pierde (de recaudación) entre 0,29 y 0,44% del PBI, mientras que por Ganancias se recaudará anualizado 0,43% más”, señaló Berardi, comparando el impacto entre los ricos y los trabajadores que más ganan, incluidos aceiteros, camioneros o petroleros. En tanto, la suba del monotributo para los que menos cobran representa entre 0,0342% y 0,0662%.del PBI, según la OPC.
La Fundación SES advirtió que “el RIGI en combinación con el paquete fiscal vuelven al sistema tributario aún mucho más regresivo de lo que ya es”. El Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ETFE), que reúne diversas instituciones como CELS, ACIJ, FARN, Ecofeminita e IADE, advirtió que el blanqueo y las reformas de Bienes Personales y el monotributo “tienden a profundizar la ya preocupante inequidad del sistema impositivo argentino, y no garantizan un resultado fiscal favorable, de tal modo que agravarán un problema sin resolver el otro”.
AR/JJD