Algunos embajadores del G7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido) y otros de la Unión Europea no ocultan a sus capitales la preocupación por la probabilidad cada vez mayor de que Javier Milei se calce la banda celeste y blanca el próximo 10 de diciembre. Inquieta por su plan de dolarización; por la estabilidad económica y social, gane quien gane; por el rechazo del libertario al Mercosur, que tiene pendiente un acuerdo con la UE; por su alineamiento con Israel; por su negacionismo del cambio climático, las dudas por su eventual política de derechos humanos y del colectivo LGBTIQ+, el revisionismo de su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, sobre los crímenes de la dictadura, entre otras propuestas.
No es que el presente tampoco los maraville. En el Fondo Monetario Internacional (FMI), quizás ingenuos, están sorprendidos por el paquete de medidas compensatorias de la devaluación que anunció Sergio Massa en solitario este domingo por una catarata de videos de Instagram, sin coordinar con los gobernadores peronistas que deben pagar los bonos a sus empleados. En el organismo habían condicionado el reciente giro de US$7.500 millones al salto previo del 22% del dólar oficial, pero insólitamente confiaban en que el candidato presidencial y ministro de Economía a cargo del Gobierno -ante la falta de poder de Alberto Fernández, poco escuchado aunque hable, y el silencio deliberado de Cristina Fernández de Kirchner- no iba a recurrir al apodado Plan Platita. Confiaban en que Massa no lo haría por temor a que la inyección de pesos aceleraría aún más la inflación, de por sí altísima y fogoneada a su vez por la depreciación poselectoral de la moneda. El ministro candidato estaba convencido de que con la devaluación sola estaba derrotado el 22 de octubre próximo, pero con las compensaciones a trabajadores, jubilados y pymes se aferra a una última pero complicada ilusión para llegar al balotaje del 19 de noviembre y quizá ganarlo por los pelos. En Estados Unidos, principal accionista del FMI, ahora descartan que Massa vaya a cumplir con su promesa de ajuste de tarifas y planes sociales y congelamiento de salarios de empleados públicos. Total si incumple, será una discusión para el giro de fines de noviembre, asunto del futuro presidente, sea él o no.
La devaluación, que impactó sólo en la segunda mitad de agosto, impulsó la inflación hasta el 11% el mes pasado, según C&T Asesores Económicos. Esta consultora calcula que los alimentos se encarecieron 14%, sobre todo por la carne vacuna, que subió 22%. En el oficialismo calculan que la comida ha aumentado un poco menos que 14%, pero reconocen que el índice de precios al consumidor (IPC) de agosto, que se difundirá el 13 del nuevo mes, será “malo”. Igualmente, esperan que el dato de septiembre, que se conocerá el 12 de octubre, diez días antes de las elecciones, sea menor. Y eso que el salto del dólar terminará de repercutir de lleno en esta primera mitad de septiembre. “Es imposible que septiembre dé más que agosto por el congelamiento en transporte, prepagas, supermercados, medicamentos, nafta, tipo de cambio oficial. Además, el mayor ingreso en el bolsillo va a ayudar”, se esperanza un dirigente cristinista. “Ella no aparece en campaña para no hacerle el caldo a Milei y (Patricia) Bullrich. No es que no apoye a Massa. Sabiendo que hace más de un año que la posibilidad de que el peronismo ganara era muy baja, lo puso a él porque es el mejor que tenemos para el balotaje”, agregan este referente cercano a la ex presidenta, mientras teme que los saqueos de la semana pasada sean sólo la previa de más tensión delincuencial agitada por opositores en redes sociales antes de los comicios.
Pablo Moyano se quejó del silencio de Cristina Kirchner tras la derrota después del almuerzo de este miércoles de los 40 máximos dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT). La cúpula de la central obrera peronista figura como el principal y quizá único respaldo firme con el que cuenta Massa. “No sólo vienen por nosotros, los sindicalistas, no sólo por los convenios colectivos de trabajo, las obras sociales, también vienen por el peronismo”, advierte un gremialista. El PJ corre riesgo de hacer su peor elección presidencial de la historia (hasta ahora el mínimo fue registrado por Daniel Scioli en 2015, con un 37%). Los popes de la CGT están enojados con los gobernadores oficialistas -incluidos los diez que no darán el bono compensatorio a sus empleados- y con los intendentes propios del conurbano bonaerense -los de La Cámpora que cuidan sus votos, pero también los que colocaron candidatos a concejales en las listas de La Libertad Avanza, según Sergio Berni-. Los acusan de militar poco a Massa en las primarias. Confían en que Juan Manzur, de fría relación con el ministro candidato, esta vez se comprometa a revertir la victoria del libertario en Tucumán en las primarias. Poco más. Se reunirán con ellos en las próximas semanas. En el cristinismo reclaman al trío encabezado por Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña que cumpla con su promesa de movilizar afiliados por el postulante que más querían. Entre los 40 comensales de la CGT, algunos advierten que no todos allí lo apoyan con fervor: “Lo bancan seis de los 180 gremios de la CGT”. Incluso comentan que ciertos sindicalistas, incluidos los docentes privados del Sadop, se reunieron este miércoles con Villarruel, aunque ni en ese gremio ni en el entorno de la aspirante a vice lo confirmaron. Se sorprenden con un Omar Perotti que no sólo no paga el bono en Santa Fe sino que promete elegir a Milei si enfrenta a Bullrich en una segunda vuelta. Reconocen que hay afiliados que votarán al libertario incluso en la primera.
El viernes previo a las primarias, el consultor político Raúl Timerman alertaba en la red social X que iba a darse una sorpresa. Sus últimas mediciones registraban el ascenso de Milei. Ahora contabiliza que el libertario ya le quitó en estas tres semanas cinco puntos de “voto útil” a Juntos por el Cambio, con su promesa de cambio radical, y alcanza el 35%, frente a un 27% estable de Massa y un 23% de Bullrich. Con estos datos prevé que Milei hoy por hoy se consagrará como próximo presidente, ya sea en octubre o noviembre. Hay quienes lo votan con esperanza y otros sólo con bronca. En el cristinismo admiten que pocos, desunidos y desorganizados están moviéndose para reconquistar los 21 puntos perdidos en cuatro años, pero creen que quizá podrían convencer algunos de los que sufragaron por Milei u Horacio Rodríguez Larreta o a los que faltaron a las urnas en las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO).
Los empresarios, mientras tanto, intentan acercarse al Milei que antes subestimaban como potencial candidato. Ahora lo subvaloran y por eso procuran arrimarles nombres de eventuales funcionarios económicos para su gobierno. Uno de los tres principales asesores del libertario en la materia, Darío Epstein (los otros son Roque Fernández y Carlos Rodríguez), responde a la inquietud sobre la presunta falta de equipo: “La última preocupación que tenemos son los equipos, van a estar listos para cuando tengamos que tenerlos”, responde a elDiarioAR. La semana próxima viajará a Nueva York junto al candidato a senador y presidente del Banco de Valores, Juan Nápoli, para reunirse con banqueros, responsables de fondos de inversión y empresarios. Es el segundo viaje de Nápoli a los Estados Unidos después de las primarias. Esta vez, Gerardo Mato, ex ejecutivo del banco HSBC, les organizará un almuerzo. “Será una reunión informal con bermudas, chancletas y cerveza para aprender, para ver qué quieren ver en la Argentina, qué están viendo a ellos, en medio de la guerra de Ucrania, con un mundo bifronte entre Estados Unidos y China”, explica Epstein, director de la firma de análisis de mercados Research for Traders. La gira formal será después de la primera vuelta, gane o no Milei en esa instancia. Epstein niega que ahora vayan a hablar del fideicomiso que quiere armar el asesor de Milei en la dolarización, Emilio Ocampo, para captar US$30.000 millones necesarios para reemplazar el peso. Igualmente, repite lo que dijo el candidato en campaña: upuestamente ha firmado con inversores extranjeros un acuerdo confidencial para conseguir ese dinero. Massa pero también diversos analistas de Wall Street descreen de esta versión. También lo relativizan algunos de los empresarios que financian el plan de Ocampo, el mismo que fue investigado y después sobreseído por la Justicia en una causa en el que se lo acusaba de haber recibido supuesta información privilegiada de un canje de deuda de Amado Boudou cuando era ministro de Economía (2009-2011).
Los inversores de Nueva York que miran Latinoamérica prefieren a Bullrich porque consideran que la mejor receta es un tipo de cambio flexible con metas de inflación y porque coinciden con el nuevo asesor económico de la candidata, Carlos Melconian, en que la Argentina debe imitar a Perú y Uruguay y legalizar el bimonetarismo, es decir, el uso indistinto del dólar y la moneda nacional para diversos contratos. Dudan de Milei por la gobernabilidad, su falta de apoyo en el Congreso, su agresividad hacia otros partidos y por la sustancia de sus propuestas y sus cálculos, más allá de que valoran su intención de ajustar el Estado y abrir la economía. Por ejemplo, desconfían de que pueda recortar el gasto público 15 de los 40 puntos del PBI que suman entre la Nación, las provincias y los municipios. También consideran que el fideicomiso no conseguirá reunir el dinero necesario para dolarizar porque su garantía, los bonos de la deuda pública, son tachados como “papeles de colores que no valen nada”.
En Wall Street muchos leyeron a Mauro Roca, inversor argentino en mercados emergentes, residente en Estados Unidos, ex ejecutivo del banco Goldman Sachs y doctor en economía por la Universidad de Columbia, que disparó por X contra la dolarización: “Sin entrar a discutir los costos y beneficios de la dolarización (los altísimos costos de corto plazo superan los supuestos beneficios de largo plazo), el problema de fondo es que el plan que anda dando vueltas es política, financiera y económicamente inviable. El problema obvio es que NO hay dólares para nada, mucho menos para dolarizar. Con reservas internacionales negativas y sin posibilidad de recibir préstamo necesario (US$40.000 millones como mínimo) la dolarización sólo puede lograrse con CONFISCACIÓN (Bonex, N. de la R.: el plan de 1989 que entregó bonos a los depositantes) o LICUACIÓN (hiperinflación)... Para suplir esa falta de dólares se propone crear un fideicomiso con diferentes activos argentinos con la esperanza de que inversores internacionales suscriban cuotas partes de ese fideicomiso por los US$40.000 millones... pero justamente el problema es que no hay mucho para ofrecer... Entonces acá empieza el realismo mágico. El principal 'activo' del fideicomiso sería deuda del gobierno central que hoy no es comerciable: las letras instransferibles y adelantos transitorios que el Gobierno le debe al Banco Central por un valor nominal de US$120.000 millones (al tipo de cambio actual)... El supuesto es que esa deuda se valuara al 20% al momento de vender las cuota-partes, o sea unos US$25.000 millones antes de aplicar haircut (quita)… ese es un supuesto que no tiene sustento financiero por la enorme emisión de deuda en dólares asociada con esta operación y la dolarización... Sumemos. 1) Se convertirá esa deuda no comercializable en deuda de mercado (+120.000 millones). 2) Toda la deuda en pesos, CER, etc. se convertirá también unilateralmente a deuda de mercado en dólares (reestructuración). Esos nuevos bonos se sumarán a toda la deuda en dólares existente... Suponer que la valuación de la deuda de mercado sólo va a bajar desde el 30% actual a 20% al momento de dolarizar es claramente optimista… De todas formas cuando se considera el haircut al colateral el monto que se puede conseguir por estos activos seria todavía mucho menor... Justamente como no se puede obtener mucho por esta vía se empiezan a incluir activos 'reales'… y acá empieza a incrementarse la inviabilidad política. Primero, se propone ceder al fideicomiso toda la participación del Estado en YPF. Segundo, y como eso resulta todavía insuficiente, se cede también todo el FGS (Fondo de Garantía de Sustentabilidad) de la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social), todo el stock remanente de lo que se expropió a las AFJP (N. de la R.: administradoras de fondo de jubilaciones y pensiones, eliminadas en 2008). Tercero, y como todavía no alcanza, se incluye 20% de las retenciones (imposibilitando su reducción y acrecentando hueco fiscal)… Cuarto, como todavía no alcanza se incluye la licitación de 5G, etc., etc. En definitiva, no sólo es necesario empeñar las joyas de la abuela sino también sus sartenes …. Y aun así no parece ser suficiente: se complementará con garantía adicional por US$10.000 millones…25% del monto buscado. Aun así, nada asegura que los inversores, quienes estarán observando la insostenibilidad de la deuda en un contexto estanflacionario peor que el actual, estarán dispuestos adquirir las cuotas partes por US$40.000 millones… Política, financiera y económicamente esta propuesta suena inviable. Entonces si se empieza a recorrer este camino lo más probable es que la dolarización ocurra a los tumbos con confiscación y licuación. La principal contradicción es que se propone la dolarización como la única forma de forzar disciplina fiscal en Argentina (argumento débil: no olvidemos cuasi-monedas de la convertibilidad) y al mismo tiempo toda la ingeniería financiera para dolarizar se apoya en bonos públicos”.
El futuro parece sombrío, pero el presente también lo es. El académico Fernando Navajas lo expuso en una filmina en la última reunión de coyuntura de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), donde es uno de los economistas jefes: “El acuerdo con el FMI conlleva un shock en el tipo de cambio y la estructura de precios, concomitante con una innovación política en las PASO. Es una típica 'deva sin plan'. Ese shock puede coordinar expectativas para la estabilización (ancla a un escalón inflacionario, aunque sea más alto) o para la desestabilización (espiraliza). Muy agravado por las PASO y las expectativas que esta agrega”. Advirtió que la “primera semana” posvdevaluación fue “muy difícil”: “Ajuste de precios de bienes bastante completo a la devaluación, solo anclado por servicios y salarios. Suba del tipo de cambio, brecha y tasas, combo. Leliq bomb”, advirtió sobre las Letras de Liquidez, es decir, la deuda del Central. Y señaló que esta semana y las próximas dos serán “cruciales para ver el proceso”: “Luce que chances de coordinación en un escalón más alto son mayores que las de espiralización ¿Razón? Sistema de formación de precios contiene todavía suficiente inercia (anclas precarias) como para que tenedores de dinero y depósitos no corran. Pero todo precario y con golpe al nivel de actividad. Firmas deben decidir producir, stockear o vender en un contexto de incertidumbre de precios de insumos. Puede llevar a actitud preventiva y aumentar contracción. Y con riesgos de disrupciones en abastecimiento y corridas (saqueos)”, advierte Navajas.
AR