Foro Económico Mundial

Milei regresa a Davos un año después, fortalecido por los datos de la macro y los vientos a favor de la “batalla cultural”

Diego Marinelli / elDiarioAR

22 de enero de 2025 07:02 h

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Pasada la ceremonia de asunción de Donald Trump, donde formó parte del nutrido grupo de líderes de la ultraderecha global invitados al evento, Javier Milei partió el martes por la noche rumbo a Zúrich, Suiza, en un vuelo privado. 

Su destino final es el centro invernal de Davos, donde estará desde este miércoles por la mañana, acompañado por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein. El ministro de Ecomomía Luis Caputo era también de la partida, pero según trascendidos, estaría regresando hoy a Buenos Aires para retomar las negociaciones con el FMI.

El jueves a las 10.15 de la mañana en Suiza (6.15 en Buenos Aires) serán el día y la hora en que el libertario se suba al escenario del Foro Económico Mundial. Allí dará un discurso de 30 minutos, que se espera tenga un nivel de intensidad similar al que brindó en enero de 2024.

Además de su discurso en el Foro, el presidente de la Nación tendrá reuniones con líderes empresariales y representantes del poder económico global. Una hora después de su intervención, se encontrará con James Quincey, CEO de Coca-Cola, para explorar oportunidades de inversión en el país. Más tarde, participará en el “Country Strategy Dialogue on Argentina”, un evento que reunirá a directivos de empresas y holdings interesados en conocer de primera mano las políticas y perspectivas económicas del gobierno.

El jueves al mediodía, sumará una nueva condecoración a su colección, esta vez el Premio Röpke otorgado por el Liberales Institut, un think tank suizo de corte liberal clásico. 

El regreso de Milei a Davos ocurrirá casi exactamente un año después de haber sacudido a la crema de la crema de la política y la economía mundial con una declaración osada tras otra, comenzando por su frase inicial: “Estoy acá para decirles que Occidente está en peligro”.

En aquella oportunidad, el entonces flamante jefe de Estado afirmó, entre otras cosas, que los líderes políticos de Occidente abandonaron en los últimos años el “modelo de la libertad” por otras “versiones” vinculadas al “colectivismo” y reclamó a los economistas “neoclásicos que salgan de la caja”, al tiempo que consideró que “el feminismo radical genera intervencionismo” y llamó a “levantar la voz” contra el socialismo.

Esta vez, Milei ya no será visto como “el loco de Argentina” por lo más selecto del poder económico global, que recibió con una mezcla de sorpresa y sorna su incendiario discurso hace un año.

Es que, doce meses más tarde, el libertario tiene unos cuantos resultados de los que presumir, sobre todo aquellos que mejor resuenan entre el establishment económico, además del respaldo simbólico que el triunfo de Trump y la gravitación de Elon Musk en Estados Unidos le otorgan a su “batalla cultural”. 

En esta ocasión, llega con logros concretos bajo el brazo: una inflación mensual que cayó por debajo del 3% desde niveles superiores al 20%, un superávit presupuestario anual no visto desde 2008 y una economía que comenzó a salir de la recesión durante los últimos meses del año.

Los “debe” de su primer año de gestión no son de los que preocupan en esta clase de foros; datos como la pérdida de casi 124.000 puestos de trabajo privados, una baja del consumo de 7,4%, el retroceso de 10,7% en la actividad industrial y un PBI que cayó 2,8% en 2024.

A pesar de su retórica antagónica hacia la intervención estatal, algunos de los logros económicos de Milei han sido facilitados por medidas de control gubernamental del mercado de cambio, como el mantenimiento del cepo. Este aparente contraste no ha pasado desapercibido, y será un tema central en las discusiones con el FMI, que sobrevolarán las jornadas en Davos.

El Gobierno llega al Foro Económico Mundial con ganas de autocelebrarse pero también en medio de un delicado desafío: mantener la estabilidad del peso y la inflación controlada antes de las elecciones legislativas de octubre. Para lograrlo, el ministro Caputo está en plenas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para obtener un préstamo de hasta 15.000 millones de dólares que le permita transitar 2025 sin estallidos. Sin embargo, el proceso está lejos de ser sencillo.

La administración Milei busca reforzar las reservas del Banco Central para mitigar los riesgos de una posible corrida. Esto se produce en un contexto en el que la inflación sigue siendo alta, a pesar de haber bajado significativamente respecto al inicio de la gestión.

Caputo pretende utilizar los fondos del FMI para una liberación gradual del cepo cambiario, pero no quiere asumir riesgos antes de las elecciones. Por ahora, el Gobierno optó por reducir el ritmo de depreciación mensual del peso, pasando del 2% al 1%.

A pesar de los esfuerzos de Caputo, el FMI mantiene reservas respecto a conceder más fondos a un país que ya le debe casi la mitad de su cartera global de préstamos. Desde el organismo no ven con buenos ojos la estrategia de sostener artificialmente un dólar barato, dado el historial de fracasos de los tipos de cambio fijos en la Argentina.

El FMI exige la liberación del cepo y la implementación de metas claras de acumulación de reservas. En contraste, Caputo prioriza reducir la emisión monetaria, apostando a que la escasez de pesos en circulación seguirá incentivando a las empresas e individuos a desprenderse de sus dólares.

En este contexto, la sintonía entre Milei y Donald Trump podría jugar un papel clave, ya que Estados Unidos es el principal accionista del FMI.

DM/JJD

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