Alberto Fernández y su par francés, Emmanuel Macron, destacaron hoy que avanzan las negociaciones para evitar que la Argentina caiga en julio próximo en default con el Club de París, grupo de naciones ricas acreedoras de países en vías de desarrollo. Francia, España, Italia y Reino Unido son de los países más condescendientes con el gobierno de Fernández no sólo en esta negociación sino también en la de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), según fuentes diplomáticas europeas.
El 31 de mayo vence un pago de US$ 2.400 millones con el Club de París, pero hay dos meses más para abonarlo sin entrar en cesación de pagos y las consecuentes multas que sobrevendrían. El ministro de Economía, Martín Guzmán, pide posponer el vencimiento y flexibilizar las condiciones rigurosas que en 2014 había aceptado su antecesor Axel Kicillof para salir del default con el club, que se había extendido para entonces durante 12 años. París, Madrid, Roma y Londres están de acuerdo en postergar por un año o más el pago, pero a cambio de que la Argentina acepte la revisión anual que el FMI impone a sus miembros por el llamado Artículo IV de su constitución. La última vez que el país se sometió a ese examen fue en 2017.
Otros países como Alemania pretendían hasta ahora que aunque sea se anunciara antes de fines de julio algún principio de acuerdo o programa con el Fondo como condición para la reestructuración de la deuda con el Club de París. Después seguiría la discusión de los detalles del plan pactado y la ratificación en el Congreso que quiere Guzmán y donde podrían ocasionarse roces con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Alemania tiene en sus manos el 34,1% de las acreencias del Club de París con la Argentina. Japón, otro país duro en la negociación, el 24,3%; Italia, el 10,4%, Países Bajos, el 7,6%; Estados Unidos, el 6,6%; Suiza, el 5,7%; Francia, sede y coordinador del grupo, el 3,5%; España, el 3,3%; Canadá, el 2% y Reino Unido, el 0,7%.
Durante el kirchnerismo, la Argentina sólo aceptó el Artículo IV del FMI en 2003 y 2005. Después se negó. Con el gobierno de Mauricio Macri volvió la revisión en los primeros dos años, pero se la abandonó en 2018, cuando entró en vigencia el programa económico que impuso el Fondo como contraprestación al préstamo récord de US$ 45.000 millones que le otorgó al país.
De la devolución de ese crédito quiere hablar pasado mañana Fernández con la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, en el Vaticano. Fuentes diplomáticas europeas señalan que “el Fondo está tratando de mantener el diálogo con la Argentina, pero tiene que ser el gobierno argentino el que defina las condiciones para el acuerdo”. En la propia administración de Fernández reconocen que aún falta que la vicepresidenta apoye la negociación de un pacto previo a las elecciones, del que teme por las condicionalidades de ajuste que podría tener.
“El consenso general es que no se puede ofrecer a la Argentina muchas más flexibilidad que la que otorga un programa de los que son más largos, de 10 años”, aseguran en la diplomacia europea, frente a los reclamos de Cristina Kirchner de que el convenio sea por 20 años y a menores tasas de interés que las vigentes. “Tanto el plazo como los intereses son condiciones que no se está pensando en cambiar. Pero sí hay bastante apertura y comprensión por las dificultades generadas por la situación del Covid-19”, agregan, en alusión a los recortes que suele imponer el Fondo, que ahora recomienda a sus miembros que gasten más ante la pandemia.
“Hoy por hoy, no se puede decir quién va a votar qué, por lo menos hasta que no se presente el programa”, aclaran en el Viejo Continente. “Los países que a priori parecen más duros, en el sentido de tener menos paciencia, son Alemania y Noruega. Los más blandos, que apoyan una posición que le permita a Argentina salir de la crisis de manera sustentable, son España, Italia, Francia, Reino Unido. Estados Unidos nunca se sabe, porque mantienen otro tipo de negociaciones”, agregan.
Por lo pronto, el gobierno de Joe Biden ha hechos varios gestos de acercamiento al de Fernández, en contraste con el de Donald Trump, más cercano a Macri, y eso quedó expuesto ayer en la buena sintonía que hubo en la reunión virtual de legisladores de ambos países que organizó la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (Amcham, por sus siglas en inglés). Por último, “el Fondo tampoco puede adoptar posiciones demasiado duras porque el tamaño de la deuda de la Argentina es muy grande y tampoco le conviene mostrar un fracaso”, admiten los diplomáticos europeos.
AR