Voces a favor y en contra

Polémica por la eliminación de las licencias no automáticas para las importaciones

El secretario de Comercio, Pablo Lavigne, y la jefa de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Florencia Misrahi, no sólo dieron de baja el Sistema de Importaciones (SIRA), que controlaba todas y cada una de las compras externas del país (autorizaba a algunas y frenabas a otras, con el argumento del faltante de divisas, en medio de sospechas de corrupción que sobrevolaban sobre el equipo del ex ministro de Economía Sergio Massa). También pusieron fin a las licencias no automáticas (LNA), que demoran entre 30 y 60 días el ingreso de importaciones que puedan contrariar las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a través de la competencia desleal que daña la producción local.

“No va a haber licencias no automáticas. Quien decida importar va a poder importar. Y punto, se terminó”, soltó el vocero presidencial, Manuel Adorni. Las LNA se había comenzado a aplicar en el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) para resguardar a sectores como textil, de calzado, de línea blanca (heladeras, lavarropas, cocinas) y juguetes. Continuaron con Mauricio Macri y se reforzaron con Alberto Fernández.

Voces a favor y en contra

Una de las que celebró la medida es la nueva diputada del PRO y economista Daiana Fernández Molero, ex subsecretaria de Programación Económica del gobierno de Macri. “¿Significa que se abre la economía? No. La quita de las licencias simplemente normaliza parte del funcionamiento del comercio exterior. Quita un elemento de discrecionalidad que sólo en nuestro país se utilizaba masivamente con fines proteccionistas”, argumentó por la red social X y citó un artículo suyo en la revista Seúl: “Un informe más reciente de la OMC analizó el uso de las LNA en cinco de los rubros que más se usaron en 2020: productos químicos peligrosos, diamantes en bruto, fertilizantes y pesticidas, productos farmacéuticos y residuos peligrosos. Para la mayoría de los países, el objetivo de las licencias es proteger la seguridad nacional y el control de plagas y pestes. En Argentina, por el contrario, la mayoría de las LNA se concentran en calzado, textil, plástico y caucho y juguetes. Parece que la gran amenaza nacional son las zapatillas y los Lego. Nunca hay que subestimar un zapatillazo bien puesto”.  

Fernández Molero negó que eliminar las LNA implique bajar los aranceles, ni quitar la posibilidad de aplicar derechos antidumping (contra la venta por debajo del costo, que es considerada competencia desleal, que implica un trámite más burocrático que las licencias), ni barreras técnicas (en cuanto a las normas que debe cumplir cualquier producto para comercializarse aquí). “Básicamente, quitar las licencias no tiene nada que ver con abrir la economía. Es quitar una medida discrecional que le daba muchísimo poder a un burócrata y fomentaba la corrupción. Pero es muy probable que en los próximos días todo se confunda. Te cuento los motivos. Para muchos empresarios era más cómodo que existieran LNA. De hecho, la primera resolución del secretario de Comercio de Alberto Fernández (en realidad fue el de Industria, Ariel Schale) fue para aumentar las LNA a pedido. La primera resolución del actual secretario es para quitar por completo este régimen que creaba nichos de corrupción. Admirable su coraje y determinación. A Lavigne no lo van a querer, pero nosotros, los defensores de la transparencia y el comercio libre, lo vamos a bancar”, proclamó la diputada.

Pero no todos opinan como ella. “Eliminar las LNA puede ser claramente un problema pero pueden estar pensando que el nuevo tipo de cambio será el regulador o el desincentivo para importar”, observa la directora del área de relaciones internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Diana Tussie. Es decir, en lugar de frenar importaciones con barreras, las acotarán por su mayor precio: ya no se pagan a $379 por dólar minorista oficial como en el final del gobierno de Fernández sino a $826. El tipo de cambio real multilateral (TCRM, ajustado por inflación y en relación con el dólar, el euro, el yuan y el real) que había bajado a $83 el mes pasado, el nivel más sobrevaluado de todo la gestión anterior, saltó con la devaluación del presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, a $119, por lo que el peso está ahora tan depreciado como llegó a estar en marzo de 2021. A partir de abril de 2021, Fernández y sus sucesivos jefes del Palacio de Hacienda, desde Martín Guzmán hasta Massa, fueron apreciando la moneda, para desgracia de la exportación y beneficio de los importadores que conseguían las SIRA.

“Por supuesto que eliminar las LNA es un problema”, advierte un alto dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) que prefiere guardar el anonimato. “Con las licencias no automáticas el Estado puede restringir el comercio en productos que tienen precios de dumping”, agrega el empresario. Otro colega sumó temor: “Es un problema especialmente la eliminación de licencias para productos terminados”.

En tanto, el presidente de la Confederación General Económica (CGERA), Marcelo Fernández, critico que sin las licencias, “se pierde un control sobre los importadores, cualquiera puede importar cualquier cosa y la producción nacional se ve perjudicada”. Luciana Ghiotto, profesora de Economía Política Internacional en la Universidad de San Martín, coincide en que el final de las LNA “es un problema para amplios sectores económicos y no garantiza que bajen los precios”.

Por el contrario, Teddy Karagozian, dueño de la textil TN&Platex, contradijo el mito de que su sector es el que aboga por las LNA, no se inmutó por su eliminación sino que abogó por mantener el tipo de cambio alto, depreciado, para frenar importaciones: “Eliminar las LNA no es un problema para los textiles. El problema de la Argentina es la subvaluación del dólar. La importación de textiles es 60% del mercado. Es decir, se importó una vez y media lo que se produce en la Argentina. Los que tienen que estar preocupados por las LNA son todos los demás sectores. Con el dólar a $800 más el impuesto PAÍS que a 970. Y con proyección de que no hay dólares. Es un problema si utilizan nuevamente el dólar como ancla inflacionaria. Pero no es un problema para la industria de textiles, sino para la Argentina, pues no hay dólares. Lo que no se puede hacer es competir con un ancla de dólar, como sucedió con Macri, con el kirchnerismo, con Guzmán. Y había un negocio adicional: podías importar un montón de cosas, sobrefacturarlas, sacar los dólares al dólar barato hacia afuera, los traías por contado con liqui y ganabas fortunas, haciendo que tu costo de importación fuera regalado. Todo eso al aparecer, desaparece. Además pagando el 10% conseguías importar cualquier cosa”, advirtió a elDiarioAR sobre las sospechas de coimas para conseguir las SIRA que expedía el entonces secretario de Comercio Matías Tombolini.

Pese a que Karagozian llamó a votar a Massa en la segunda vuelta, ahora recuerda: “Mi libro 'Revolución Impositiva' anticipa todo esto que está sucediendo: simplificación administrativa, eliminación de impuestos, baja de gasto público. Pero solo sucederá si el empresario aumenta la propensión a emplear. Eso solo sucederá si se resuelve el problema donde los pasivos laborales terminan llevando el valor de las empresas a cero o negativo, y eso solo sucederá, respetando el derecho constitucional de la indemnización, cambiando el accidente del despido por un flujo mensual, la mochila argentina”, se refiere a su propuesta para que las empresas contraten un seguro para pagar futuras cesantías. Una idea que Milei incorporó aunque sólo en parte en su decreto de necesidad y urgencia.

AR/DTC