La incorporación de la reforma laboral dentro del megaproyecto de desregulaciones económicas llamada ley Bases ha complicado lo que parecía su seguro tratamiento en el recinto la semana próxima.
El primero que alertó sobre el asunto fue anoche el jefe del bloque Hacemos Coalición Federal, Miguel Ángel Pichetto, en una entrevista con Net TV: “Cuando te sorprende un domingo por la noche el señor [Julio] Cordero, secretario de Trabajo, y vienen con 60 artículos... No, eso no lo voy a votar. Eso nunca estuvo en el diálogo, eso es un ataque sorpresivo por la noche de decir: ‘Bueno, los muchachos están flexibles, metámosle la reforma laboral’. Ha habido avances, ha habido diálogo. El domingo por la noche aparece u nuevo texto de la ley Bases donde incorporan una reforma laboral de 60 artículos. Y bueno, son los excesos. El señor Cordero, que responde también a una gran corporación argentina beneficiada por este Gobierno —se refirió así a este exabogado de Techint—, cree que somos amateurs. Y no somos amateurs, somos gente responsables que trata de colaborar. Y tampoco fuimos los que impedimos al Gobierno que esta ley saliera. La ley fue retirada de manera abrupta (en enero pasado) por el propio Gobierno”.
Pichetto sólo admite que se incluyan algunos puntos de la reforma laboral, como la eliminación de multas a los empleadores o el aumento del período de pruebas de tres a ocho meses, pero reclama que lo demás quede para una discusión futura con empresarios y sindicalistas.
Cordero impulsó que la ley Bases incluya la misma reforma laboral que estaba incluida en el megadecreto de necesidad y urgencia (DNU) de diciembre, que fue frenada por la Justicia, pero incorporó algunas sugerencias más de la Unión Cívica Radical (UCR) y de otros sectores.
El conflicto continuó, después de las declaraciones de Pichetto, en una reunión este miércoles entre el Ejecutivo y los bloques de la oposición dialoguista para definir el tratamiento de la ley Bases. “En la reunión no se llegó a ningún acuerdo y peligra la ley Bases si todo continúa así como hasta ahora”, advirtieron en el PRO, cuyo grupo encabeza Cristian Ritondo.
“El principal punto de controversia es la reforma laboral. El bloque de Pichetto quiere acompañar la iniciativa del PRO, y no la de la UCR”, agregaron. El PRO quiere que los cambios de la legislación del trabajo se limiten a los incorporados en el DNU y se excluyan los aportes de la UCR. “Los radicales se levantaron a los pocos minutos de iniciada la reunión, y amenazaron con no acompañar la ley completa si su parte de la reforma laboral no era tenida en cuenta —continuaron relatando en la bancada de Pichetto—. Ante esta situación, el PRO también se retiró de la reunión hasta que el Gobierno arregle la situación interna y con los demás bloques. No podemos seguir apoyando al Gobierno si ni los propios diputados de La Libertad Avanza (LLA) ni el presidente de la Cámara (de Diputados, Martín Menem) están sentados en la mesa de negociación. No podemos ayudar si ellos no escuchan y negocian con el radicalismo.”
En la bancada de LLA, que preside Gabriel Bornoroni, admiten que la discusión quedó en un compás de espera. Mientras tanto, en el radicalismo, cuyo bloque encabeza Rodrigo De Loredo, reconocen que la “no se sabe cómo saldrá la reforma laboral, algo van a meter, pero hay que ver qué queda”.
A diferencia del DNU, el nuevo proyecto de ley que incorpora las recomendaciones de la UCR reduce el período de prueba de ocho a seis meses, limita las cuotas solidarias de los trabajadores a sus sindicatos que se establecen en determinados convenios colectivos y acorta las penas para quienes protesten bloqueando empresas. En lugar de tres a seis años de cárcel, se aplicarían de seis meses a tres años.
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