Energía, proteínas, minería y capital humano fueron los sectores productivos protagonistas del discurso de Sergio Massa en la primera conferencia de prensa como Ministro de Economía. Se trata de sectores con potencial para experimentar un fuerte despegue exportador en los próximos años, a los cuales se busca apuntalar en un contexto en el que Argentina precisa revertir la dirección del flujo de divisas en las arcas del BCRA y pasar de perder dólares todos los días a acumular reservas. Y hacerlo lo más rápido posible. De hecho al menos dos de los cuatro puntos presentados –“ordenamiento externo” y “fortalecimiento de las reservas” y, en gran medida, también el cuarto punto “desarrollo con inclusión social”– están relacionados con el gran desafío que enfrenta el país en materia de acumulación de divisas.
A modo de breve repaso, mencionamos al menos dos motivos que subyacen a la necesidad de hacerse de dólares genuinos que permitan engrosar las reservas internacionales en el corto plazo. En primer lugar el saldo positivo de la balanza de pagos es la condición sine qua non para que el crecimiento económico sea sostenible en el tiempo, teniendo en cuenta que por cada punto en el que crece el PBI, las importaciones de bienes y servicios lo hacen en un 2% ó 3%. En segundo término, un volumen más abultado de reservas contribuiría a disipar expectativas devaluatorias que inciden en el comportamiento preventivo de los agentes económicos, expresado en sobre stocks, no formalización de contratos, remarcación de precios y que contribuyen a alimentar la inercia inflacionaria.
En este sentido, en el marco de la conferencia de prensa se anunció un esquema de adelanto de exportaciones para el campo y un régimen de promoción para agroindustria, minería, hidrocarburos y economía del conocimiento con beneficios para el crecimiento de exportaciones. Resta ahondar en mayores detalles sobre las medidas.
Ahora bien, ¿qué pueden aportar cada uno de estos sectores productivos? Por empezar, es necesario diferenciar aquellos con chances de mover el amperímetro en lo inmediato, de aquellos con posibilidades de protagonizar un cambio estructural y dar un salto exportador en los próximos años.
Dentro de los primeros ubicamos al sector agrícola. Que en las próximas semanas haya una afluencia de divisas provenientes de este sector tendrá que ver con un incentivo económico a la liquidación de granos ya cosechados en la campaña y no con un cambio positivo en la performance exportadora. Se debe tener en cuenta que el oleaginoso es el primer complejo exportador argentino y junto con el sector cerealero son responsables de más del 50% de las exportaciones nacionales. La fuerte dependencia que tiene la economía argentina sobre los dólares que ingresa este sector explica los esfuerzos que en las últimas semanas se dedicaron a generar un instrumento financiero que actué de incentivo económico para adelantar liquidaciones.
Entre los segundos, es decir, aquellos con potencial para experimentar una subida drástica de sus exportaciones en los próximos años ubicamos a la energía. Los hidrocarburos constituyen el sector con mayores posibilidades de convertirse en una nueva y gran plataforma exportadora argentina. En Vaca Muerta se encuentra el segundo yacimiento no convencional de gas del mundo y el cuarto de petróleo, a lo que podrían sumarse nuevos yacimientos off shore a descubrir en el Mar Argentino. En los próximos 10 años, este sector estará en condiciones de pasar de ser deficitario a ubicarse en segundo puesto en materia exportadora. Lograr el autoabastecimiento energético es clave para proyectar un modelo de desarrollo productivo, sobre todo en un contexto marcado por conflictos geopolíticos. Países europeos desarrollados como Alemania altamente dependientes de la provisión rusa están comenzando a sentir los efectos de la escalada de precio en su competitividad industrial y en la calidad de vida de su población a partir de las drásticas reducciones de consumo conocidas recientemente.
Similares posibilidades plantea el desarrollo minero. Las exportaciones del sector tienen la potencialidad de triplicarse en los próximos diez años y llegaría a aportar US$10.000 millones anuales a través de sus ventas al exterior, sobre todo impulsado por el cobre y el litio. El cobre, tiene diversas aplicaciones industriales y tecnológicas y se utiliza tanto en el rubro de la construcción como en las más complejas fabricaciones de insumos electrónicos, como microprocesadores. El litio, mineral presente en grandes cantidades en los salares de Catamarca, Salta y Jujuy, es el mineral del futuro, clave para la transición energética ya que se utiliza para la fabricación de baterías. De cada 100 dólares vendidos por la minería 68 constituyen una generación neta de divisas para la economía argentina, según el trabajo del CEP XXI que estudia cuánto deja la minería en el país.
Además de generar divisas, el campo demanda bienes y servicios y provee insumos para múltiples actividades productivas con alto agregado de valor, impulsarlas podría contribuir a alcanzar una canasta exportadora más balanceada y a alcanzar otros objetivos como la generación de empleos de calidad. Aguas arriba, ejemplos de este último punto son el desarrollo de actividades industriales como la fabricación de maquinaria agrícola, insumos químicos como fertilizantes, insumos biotecnológicos, y servicios tecnológicos y satelitales a partir de la difusión del agro 4.0, entre otros. Continuar agregando valor a nuestras exportaciones aguas abajo, por ejemplo con el impulso de la actividad bovina y porcina es un desafío en un contexto global de mayor demanda de proteínas rojas, sobre todo ante el crecimiento demográfico mundial y el surgimiento de nuevas clases medias asiáticas.
Por último, la economía del conocimiento, constituye un complejo exportador afianzado. Este sector, intensivo en capital humano, exporta más de US$6.000 millones anuales en servicios profesionales. En él se incluyen la mayor parte de las empresas argentinas consideradas unicornios –empresas que superan una valuación de mercado de US$1.000 millones– dedicadas a vender servicios de software aplicado al comercio electrónico, fintech y diseño digital principalmente.
En síntesis, Argentina tiene oportunidades en estos y otros sectores para superar en el corto plazo la situación de restricción externa que históricamente ha constituido el principal límite al crecimiento económico. Sostener en el tiempo la políticas para los sectores productivos competitivos y con potencial exportador, generando marcos regulatorios adecuados, creando mercados para los sectores emergentes y promover el agregado de valor y la actualización de los sectores tradicionales parece ser el camino.
CC