INGRESOS EN PICADA

Si la inflación baja, ¿por qué no llego a fin de mes?: los factores que atentan contra la principal bandera del Gobierno

Lorena Cassero facturaba $2 millones haciendo souvenires para cumpleaños y casamientos allá por noviembre de 2023, cuando la inflación subía al 12,8% mensual y el 56% de los argentinos prefirió como presidente a Javier Milei antes que al entonces ministro de Economía, Sergio Massa. En febrero pasado, cuando el índice de precios al consumidor (IPC) bajó a un sexto de lo que era hace un año y medio, al 2%, vendió por $150.000. “Los souvenires es lo primero que sacás del presupuesto, ahora estoy casi desempleada, las ventas me bajaron drásticamente”, confiesa esta vecina de Avellaneda, que vive con su marido, jefe operativo de un centro médico, y sus dos hijos estudiantes universitarios, que también trabajan, en la informalidad.

Cassero es una de las personas que no celebra la baja de la inflación, porque todavía no lo siente en carne propia. “Entiendo que bajó, que las cosas suben menos que antes, pero siguen subiendo y si no acompaña el poder adquisitivo, la baja de inflación no sirve para nada”, rezonga Lorena. Cuando va al supermercado, percibe que los precios suben más que el 2,4%, el índice de febrero del Indec: “Lo que subió la leche es bestial, la carne ni hablar. Sólo compro en los súper donde te hacen ofertas que podés pagar con tarjeta”.

El IPC demuestra que los precios se han calmado y es la principal logro político que sostiene la popularidad, ahora menguante, de Milei. Pero son muchos los que, reaccionan a la noticia señalando que no lo perciben. En la red social X algunos lectores reaccionan indignados a la noticia de la desaceleración del índice: “¿La desaceleración? Por más que se haya frenado la corremos de atrás”, “Yo me mantengo a flote, por lo menos no me hundo”, “No están computando bien el alza de servicios y además es a costa de precarización o pérdida de empleo”, “No bajó un cuerno la inflación”, “Es pura ficción, se vive cada vez peor”, hacen catarsis en redes. 

Los economistas y consultores intentan dar una explicación a este fenómeno de que el principal logro de este gobierno no sea percibido por al menos parte de los consumidores. El 55% de la población percibe que sus ingresos suben por debajo de la inflación, según la consultora de marcas y negocios Moiguer. A finales de 2023, entre el final del gobierno de Alberto Fernández y principios del de Milei, llegó a ser el 71%. Pero aún son mayoría los que corren de atrás a los precios.

El jefe de investigación de Moiguer, Martín Eandi, elabora posibles hipótesis para conversar sobre este fenómeno: “Se juntan percepciones con realidades. El primer punto es que si bien la tasa de inflación se desaceleró y a niveles relativos comparados con 2023 nominalmente es mucho más baja, sigue siendo una inflación alta en términos reales, del 2 o 3%, lo que tienen muchos países anualmente. Esto se complementa con que muchas paritarias se dilatan o se acuerdan valores por debajo del 1% mensual de ajuste, con lo cual hoy los salarios en general se atrasan un poco”.

La tasa de inflación se desaceleró y a niveles relativos comparados con 2023 nominalmente es mucho más baja, sigue siendo una inflación alta en términos reales, del 2 o 3%, lo que tienen muchos países anualmente. Esto se complementa con que muchas paritarias se dilatan o se acuerdan valores por debajo del 1% mensual

El secretario de Trabajo, Julio Cordero, impuso ya desde fines del año pasado una pauta salarial del 1%, en parte para que los empresarios no trasladen a precios el mayor costo laboral y en parte para evitar que el aumento de los sueldos medidos en dólares lleve a que las compañías terminen despidiendo personal. El salario promedio registrado ha subido de US$500 en noviembre de 2023 a US$1.110, pues los precios de la economía subieron más que el dólar. Es que la Argentina es el segundo país más caro del mundo, según el índice Big Mac de la revista The Economist. A su vez, tiene el segundo salario mínimo más bajo de Latinoamérica, US$238, sólo superado por Venezuela, según una comparación de la agencia Bloomberg En Línea. Es que el gobierno libertario, ceñido en su pensamiento, no lo impulsa como referencia para el mercado e incluso su vocero, Manuel Adorni, dice que hay gente dispuesta a trabajar por menos que esa plata.

“A su vez, en el supermercado se siguen observando movimientos y alzas de precios, como el fuerte aumento de la carne, fuerte referenciador de precios, en las últimas semanas”, continúa su análisis Eandi. “El otro aspecto que impacta es que, aún con pocos movimientos, los precios quedaron muy altos por los saltos que hubo en 2024, pasando a tener una economía con precios dolarizados, por encima de la media global, y salarios atrasados, y en pesos, que no se corresponden a esos precios”, finalizó el investigador de Moiguer, que detectó en el segmento social C1, de clase media alta, el 42% percibe que sus ingresos aumentan menos que la inflación, pero en el D, el medio bajo, el 60% siente ese malestar.

En diciembre pasado, los salarios registrados reales (ajustados por inflación) estaban 5,1% por debajo de noviembre de 2023, último mes del gobierno del Frente de Todos, según contabiliza Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) Autónoma.

“Efectivamente, en 2024 el salario creció fuerte: desde el piso de diciembre de 2023 a diciembre de 2024 subió un 9,1%, peeeeero —entona Campos— todavía estás un 8,2% abajo de octubre de 2023, el momento previo al inicio de la caída, y a su vez en octubre de 2023 estabas un 23% abajo de octubre de 2015”, alude al final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, cuando su entonces candidato presidencial devenido libertario Daniel Scioli rivalizaba con Mauricio Macri.

Resultado: pese al crecimiento salarial de 2024 todavía estamos casi un 30% abajo de fines de 2015. Y lo peor: en el último trimestre de 2024 se frenó la recuperación, claramente entramos en una meseta, apunta Campos. “Desde esta perspectiva, la suba en 2024 fue muy fuerte en términos porcentuales, pero eso sólo queda para la estadística. Es lógico que nadie perciba esto en su situación personal. La sensación de la gente es que los precios están altos y que por eso no llegan a fin de mes. Eso es perfectamente compatible con un IPC que tiene variaciones cada vez más bajas. Es un problema de nivel, no de variaciones. Si este mes tu ingreso fue 80 y tus gastos fueron 100, y pediste 20 para llegar a fin de mes, y el mes que viene tu ingreso es de 82 y tu gasto de 102, en términos porcentuales le ganaste a la inflación, pero tu sensación, y tu realidad, va a seguir siendo la misma: no llego a fin de mes y no me vengan con eso de que la inflación está bajando, por más que los números sean así”, reflexiona Campos.

Néstor Garcia, acompañante terapéutico que vive en Lomas de Zamora con su mujer, su bebé y dos perros, empieza a endeudarse con tarjeta de crédito cuando llega el 20 de cada mes. “Con Massa, con el que estaba re caliente pero igual lo voté contra Milei, debía empezar a tarjetear la última semana de mes”, recuerda Néstor. En 2023, cuando todavía no debía cuidar de su hijo, acompañaba a seis pacientes particulares por día. Ahora tiene dos o tres. “Las familias de los pacientes, gente de clase media, no pueden pagarte la hora. Les sacaron los remedios gratis y deben pagarlos, y a veces tampoco les alcanza para comprarlos. Su mujer tiene un sueldo en un geriátrico y cuando cobra pagan la tarjeta, pero ya no pueden evitar lo que siempre habían buscado evadir: la acumulación de deuda. ”Yo no puedo comprar lo que compraba cuando había una inflación terrible, del 15.000%“, cita las cifras tiradas de los pelos que arroja Milei para describir la herencia. El IPC en 2023 subió 211%.

“En diciembre de 2023 los pañales me subieron de $3.000 a $9.000. La última compra en el súper, de $112.000, la hice en tres cuotas... estoy en el horno. Lo que es Internet y la luz se fueron al carajo. Aumentan menos pero te siguen aumentando. Aumenta la carne, el pollo. Se me complica ver algo que no sube. Además, las subas no van acompañadas con salarios dignos, si no las puedo pagar es porque algo pasa con los salarios”, apunta el acompañante terapéutico.

“La sensación de llegar a fin de mes es una combinación de la evolución del IPC y de los ingresos: el poder de compra, en resumen”, dice, haciendo docencia el economista Leopoldo Tornarolli, del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad de La Plata.

Aun los que están levemente mejor en ingresos, están a niveles de noviembre de 2023, que no era el paraíso justamente y cuando un montón de gente ya no llegaba a fin de mes, entonces es lógico que aun dentro de ese grupo, los que mejoraron, haya gente que no esté en una situación holgada

“Eso es lo que hay que mirar más que el IPC aislado. No tenemos datos superactualizados de esto, y sobre todo no tenemos de todos los sectores. Sabemos, por ejemplo, que a diciembre de 2024 los trabajadores registrados privados ya estaban en términos de poder adquisitivo algo más arriba que en noviembre de 2023, un 3,3%, pero otros grupos como jubilados y trabajadores públicos estaban por debajo. Entonces, primer punto: hay algo de heterogeneidad en el fenómeno, algunos sí puede que estén mejor, otros todavia están por abajo. Y sobre todo, no tenemos información muy reciente de aquellos que son no registrados, que es el grupo que tiende a estar en más dificultades con sus ingresos y gastos en todo momento”, arranca Tornarolli.

“Pero aun los que están levemente mejor, están a niveles de noviembre de 2023, que no era el paraíso justamente y donde un montón de gente ya no llegaba a fin de mes, entonces es lógico que aun dentro de ese grupo, los que mejoraron, haya gente que no esté en una situación holgada”, continúa el economista del Cedlas.

Y agrega explicaciones: “Hay una cuestión que llamo 'efecto canasta desactualizada' en la medición de la inflación. La estructura de consumo con la que se mide la inflación no está tomando los patrones de consumo más actuales. Si tomara esos patrones, tendríamos una inflación algo más alta. Cualitativamente, no cambia el fenómeno, sería una tasa de inflación en fuerte caída, pero con algunos puntos más en 2024, lo que haría que el poder adquisitivo sea más bajo que el que medimos en un par de puntos, nada extremo, pero que tal vez harían que todos los grupos estén algo por debajo de noviembre de 2023”, advierte Tornarolli.

En el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que dirige Marco Lavagna, ya tienen preparado un nuevo IPC que tiene más actualizado el consumo de los argentinos, con mayor peso de los servicios públicos, pero niegan que haya un conflicto con el ministro de Economía, Luis Caputo, para implementarlo sino que explican que están buscando un momento de estabilización para empalmar mejor sin saltos el nuevo índice con el viejo.

“En el proceso de cambio de precios relativos que hubo en 2024 hubo algunas categorías de gasto que aumentaron considerablemente respecto de las demas: vivienda y servicios, transporte y comunicaciones”, prosigue Tornarolli. “Entonces ahora los hogares deben destinarle una mayor porción de sus ingresos a esas categorias, lo que reduce el ingreso disponible para gastar en otras categorías, principalmente aquellas que agrupamos bajo 'consumo masivo', y por eso las estadísticas de consumo masivo, como las de las consultoras Nielsen o Scentia, dicen que todavía está más de 10 puntos debajo de finales de 2023. Es decir, gastás lo mismo, pero gastás distinto y en lo que tenes que gastar menos para cuadrar las cuentas es aquello que probablemente percibas más como 'llegar a fin de mes', que son los gastos del día a día, los que tuviste que ajustar más fuerte”.

El economista del Cedlas suma, por último, otro factor: “En el llegar a fin de mes normalmente contás con tus ingresos del mes más los ahorros que tengas, que te sirven para que no tengas que ajustar mucho tu consumo del día a día ante gastos imprevistos, que no están semana a semana, pero que aparecen en varios momentos del año y que a veces son impostergables. Los primeros meses de 2024 posiblemente hayan liquidado los ahorros de muchos hogares, porque necesitaron usarlos para el día a día en el contexto de una caída muy fuerte del poder adquisitivo. Hoy, aunque se recuperó parte de ese poder adquisitivo, para muchos hogares aún no se recuperan los ahorros que se liquidaron y es probable que cuando surgen esos gastos imprevistos tengan que cubrirlos reduciendo sus otros gastos del día a día, lo que obviamente te hace sentir que estás peor en términos de bienestar y que no llegás a fin de mes”.

Una encuesta de la consultora Proyección de la segunda quincena de febrero muestra que el principal problema de los argentinos es llegar a fin de mes. Por lo menos eso expresa el 36%. seguido por la inseguridad (27%) y el temor a una “crisis total” (19%). La inflación dejó de ser la mayor preocupación. El 34% cuenta que llega a fin de mes, pero achicando gastos, el 19% lo hace pidiendo ayuda o tomando deuda y el 27% directamente no llega. “En los focus groups, la gente dice 'baja la inflación, pero suben los precios' o que 'los ingresos siempre están por detrás, que nunca se terminaron de recuperar del ajuste'”, cuenta el director de Proyección, Manuel Zunino. “”Muchos arrastran problemas de cuando tuvieron que ajustar en el comienzo del gobierno de Milei. Por algo el 50% toma deuda, pagando el mínimo de la tarjeta, pidiéndole a un amigo, un familiar, un banco o una financiera“, agrega Zunino.

La inflación dejó de ser la mayor preocupación. El 34% cuenta que llega a fin de mes, pero achicando gastos, el 19% lo hace pidiendo ayuda o tomando deuda y el 27% directamente no llega

Mariana González, economista del Centro de Investigación y Formación (Cifra) de la CTA de los Trabajadores, añade su mirada al debate. Por un lado, recuerda que los índices siempre reflejan una “situación promedio, y no necesariamente el aumento de los precios de las canastas que cada familia consume”.

“En particular, en los últimos meses hubo aumentos bastante fuertes de las tarifas de servicios públicos o a inicios de 2024, de los alquileres, en otros momentos fueron los alimentos, y en la medida en que las familias paguen alquiler o tengan un peso importante de los servicios públicos, van a sentir cómo sus ingresos se licúan más rápido”, analiza González.

Por otra parte, la economista también apunta a la desactualización de la canasta de consumo con la que se mide el IPC, que data de 2003/2004. De noviembre de 2023 a febrero de 2025, la inflación acumulada fue 186%, calcula González, pero el rubro vivienda, agua, electricidad y gas se encareció 327% y el transporte, 222%. Si se toma la encuesta de gastos de 2017/2018, con mayor peso de estos sectores, el IPC hubiese acumulado 197%, advierte la economista. Y así es que el promedio del salario registrado a diciembre de 2024, en lugar de caer 5,1% en la era Milei, hubiese bajado casi 9%, calcula ella.

De noviembre de 2023 a febrero de 2025, la inflación acumulada fue 186%, calcula González, pero el rubro vivienda, agua, electricidad y gas se encareció 327% y el transporte, 222%

“Desde la asunción del nuevo gobierno, los salarios reales mostraron primero una formidable caída, superior al 15%, para luego recuperarse gradualmente al tiempo que la inflación se desaceleraba”, señala González. “El bajo techo que se busca imponer sobre las negociaciones paritarias, en un escenario de pérdida de empleos y donde el efecto de la desaceleración de la inflación se agota, implica en los últimos meses un límite a esa recuperación”, concluye.

AR/JJD/DTC