En su tensión por conseguir el déficit fiscal cero, bajar la inflación y desregular algunos sectores económicos –del cepo ni hablar, lo siento por los exportadores–, el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, impulsan algunos aumentos de precios mientras reducen otros. Así es que octubre en el área energética –que tiene dos cabezas, el secretario de Energía y Minería, Daniel González, que responde a Caputo, y el de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, que viene trabajando desde la campaña con Milei– se anunciaron este lunes un aumento del 2,7% del valor mayorista de generación de electricidad y una baja del de la extracción de gas del 10,3%.
Esta semana los entes reguladores de ambas energías publicarán cómo impactan estas variaciones en la boleta final que pagan el consumidor, que también está compuesta por las tarifas de transporte y distribución. El abaratamiento gasífero responde a una menor demanda en temporada primaveral. Es decir, a las reglas del mercado, que en este caso sí aceptan aplicar Milei y Caputo.
En las empresas de energía calculan cuánto impactarán los cambio en el precio final. En Metrogas explican que la baja del 10% en el valor mayorista se combinará con un alza del 2,7% en las tarifas de transporte y distribución, con lo que el usuario se encontrará con que la boleta bajará 5%. En Naturgy, la distribuidora de gas de la provincia de Buenos Aires, aclaran que para ellos la reducción mayorista es del 8,7% y, teniendo en cuenta que se encarecen 2,7% el transporte y la distribución, la merma final será del 3% al 6%.
Los cambios se aplican en octubre, pero se reflejará en las boletas que llegan en noviembre o diciembre, depende del usuario.
Por el contrario, en la eléctrica Edesur anuncian que sólo en concepto de precio mayorista el consumidor pagará 2,5% más y a eso habrá que sumarle subas previstas pero no confirmadas de transmisión y distribución. Lo mismo anticipan fuentes de la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica (Adeera), que esperan una pronta resolución del Gobierno sobre incrementos de tarifas de estos dos últimos conceptos.
La petrolera estatal YPF, en tanto, también rebajó el precio del 1% en la nafta y del 2% en el gasoil por la disminución de la cotización internacional del barril de petróleo. El crudo se abarata en el mundo ante diversos factores como la decisión de Arabia Saudita de elevar su producción para evitar una pérdida de cuota de mercado. “Si el precio del crudo internacional sube, el precio de los combustibles localmente va a subir. Si el precio baja, vamos a bajar”, anunció el presidente de YPF, Horacio Marín. La empresa aclaró que la baja hubiese sido mayor, del 4% en nafta y 5% en gasoil, si no fuera porque a la vez el Gobierno aumentó el impuesto al combustible y continúa con la depreciación del 2% mensual del dólar oficial.
En cambio, subirán otra vez las tarifas de telefonía celular e Internet, un sector que el gobierno anterior quiso regular, pero la Justicia entonces no lo permitió y ahora Milei ratificó su desregulación. Telefónica Movistar elevará los precios en octubre un 4,6%. Habrá que ver cómo reaccionan sus competidoras Telecom Personal y Claro. Entre enero y agosto, las telecomunicaciones se encarecieron 163% en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), bien por encima del 97% de inflación, y sólo por debajo de otros tres rubros del índice de precios al consumidor (IPC), la electricidad y el gas (352%), el transporte público (233%) y las prepagas ( 167%).
Es decir, al igual que con la yerba mate y la medicina privada, la liberalización del mercado del celular e Internet no trajo mermas de precios ni nada por el estilo. Teléfono para el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, que está preocupado por liberalizar diversos sectores, pero nada dice sobre la regulación que más daña las posibilidades de crecimiento económico: el cepo cambio, que tanto afecta a los exportadores, que terminan subsidiando a los importadores. Pero claro que hay otros intereses en juego. El de Milei y Caputo por bajar la inflación, lo que se pondría en riesgo si se libera el cepo y se devalúa otra vez bruscamente el peso. En otros casos pesan visiones más interesadas, como la del nuevo ministro de Salud y expresidente de la Fundación Sanatorio Güemes, Mario Lugones, que hasta ahora era asesor en las sombras y fue el gran impulsor de la desregulación de las prepagas, así como del proyecto por ahora nunca concretado para liberalizar las prestaciones para las personas con discapacidad.
AR/MG