La Secretaría de Energía, que conduce Darío Martínez, informó que las tarifas de gas y electricidad aumentarán entre 17% y 20% en 2022. Además, relató que en las primeras semanas del año pondrá en marcha una segmentación para excluir de los subsidios y, por tanto, aplicar un tarifazo que hasta triplique costos a unos 500.000 hogares del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En la capital se quitarán las subvenciones a las propiedades cuyo valor del metro cuadrado supere los US$ 3.700, como las de Puerto Madero. Habrá que ver qué cotización adoptan porque la valuación fiscal suele estar muy por debajo de la real. En el conurbano se tomará en cuenta el valor de la tierra: se apunta a los residentes en barrios cerrados. La idea es dejar sin ayudas al 10% de los usuarios del AMBA.
La decisión de quitar subsidios a las propiedades más ricas y elevar la tarifa hasta 20% responde a la pretensión del ministro de Economía, Martín Guzmán, de aplicar un fuerte ajuste en las subvenciones a la energía para reducir el déficit fiscal primario (antes del pago de la deuda) en 2022 como parte del plan que busca acordar con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En 2021, el jefe del Palacio de Hacienda ya había querido subir las tarifas a la par de la inflación, pero se lo impidieron el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, y el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), Federico Bernal, que pusieron un tope del 9%. Mientras, el secretario Martínez aparecía como un mero espectador de cómo sus subordinados le torcían el brazo a su jefe en el organigrama de Economía gracias al apoyo de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner a los “Federicos”. Pero en 2022 parece que todos se pusieron de acuerdo para elevar las tarifas un poco más que en 2021, pero por debajo de la inflación proyectada por Guzmán, el polémico 33%, que muy pocos economistas independientes creen. Es más, el propio Banco Central releva pronósticos de bancos, consultoras, universidades públicas y privadas y centros de estudios, incluidos los kirchneristas, y el vaticinio es una inflación del 52%. En ese caso, el alza del 20% podría quedarse corto para lograr el objetivo de podar el presupuesto de subsidios.
AR