La semana pasada los bolsas de casi todo el mundo derraparon por culpa de Deep Seek, la inteligencia artificial china que hizo temblar a la norteamericana ChatGPT, su proveedora de microchips Nvidia y a todas las tecnológicas que ahora cogobiernan Estados Unidos de la mano del presidente Donald Trump y su secretario de Eficiencia Gubernamental, Elon Musk. Este lunes los mercados volvieron a amanecer en pánico porque el republicano aplicó el capítulo de su programa económico que menos gusta a los desreguladores liberales: el del proteccionismo para defender la industria y el empleo de su país.
Como si no hubiese tratado de libre comercio con Canadá y México, un pacto al que aspira ahora Javier Milei, el norteamericano aplicó 25 por ciento de aranceles a sus dos vecinos y otro 10% a China. El derrumbe bursátil sólo se frenó a mitad de jornada porque Trump habló con su par mexicana, Claudia Sheinbaum, y pactaron suspender la aplicación de las tarifas por un mes, mientras la líder latinoamericana aceptaba uno de los reclamos del magnate: que refuerce el control fronterizo contra el tráfico de fentanilo, la droga que deshace la vida de miles de estadounidenses.
La bolsa de Buenos Aires se contagió del efecto Deep Seek y de los aranceles de Trump, pero sus caídas comenzaron hace casi un mes, después de que el 9 de enero tocara el récord de 2.829.730 puntos. Desde que Milei ganó las elecciones presidenciales en 2023, el índice bursátil porteño S&P Merval se multiplicó por diez, pero desde el 10 de enero pasado comenzó a caer y acumula un 11,8% abajo. Este lunes cayó 3,2%, a 2.486.251 puntos. La bolsa de Tokio cayó 2,6%; la de Frankfurt, 1,6%; la de Londres, 1% y los indicadores de Nueva York se mostraban mixtos, entre una baja del 03% en el caso del S&P 500 y una suba del 0,1%, después de un inicio en declive, del Dow. El proteccionismo redoblado de Trump provocó pánico en las acciones globales porque las guerras comerciales suelen detener la economía, elevar la inflación y subir las tasas de interés. Además, los inversores se refugian en la moneda de la superpotencia, el dólar, mientras las demás divisas se deprecian y el pesimismo cunde en todas partes. El diálogo de los presidentes de EE.UU. y México detuvo el cataclismo.
Pero a la Argentina le impactó por partida doble. No sólo por el contagio bursátil. También porque Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, decidió atar el peso al fortalecido dólar, que a partir de febrero sube sólo 1% mensual en el mercado oficial, frente al 2% que se había elevado desde enero de 2024 a enero de 2025. Esta apreciación de la moneda nacional contribuye a bajar la inflación, pero también fomenta el reemplazo de productos y servicios nacionales por importados, incluido el turismo interno por el del exterior.
El Gobierno puede controlar el tipo de cambio oficial y perder reservas interviniendo en los dólares financieros, pero estos últimos presionan según los vaivenes del mercado. Y si los capitales huyen de los mercados emergentes en tiempos de incertidumbre global, la Argentina no es ajena. Por eso, este lunes el dólar MEP (Mercado Electrónico de Pagos) subió 0,8%, a 1.177 pesos, y el contado con liquidación (CCL), 0,7%, a $1.192, mientras el blue o ilegal se mantuvo estable en $1.220. El oficial cotiza a 1.074 pesos.
En medio del tembladeral, Caputo quiso llevar tranquilidad con un mensaje por la red social X: “Algunos preguntando por el contexto internacional. Siempre contemplamos la posibilidad de que haya shocks externos, como el que estamos viendo en este momento. El mejor antídoto contra esto es garantizarles a los argentinos que este gobierno nunca se va mover un centímetro del orden fiscal y monetario que llevamos adelante desde el día 1. Seguiremos combatiendo el excesivo gasto público para conseguir el mayor superávit posible y continuar bajando impuestos”. El jefe del Palacio Hacienda hace hincapié en lo fiscal, pero las dudas del mercado y del Fondo Monetario Internacional (FMI) pasan por el lado cambiario.
En el mundillo financiero aún confían en el plan de Milei y Caputo, pese a la baja de acciones y del peso en el mercado del MEP y el CCL. “La bolsa había subido muy fuerte hasta principios de año y devolvió un poquito de la suba, solamente. Hay más volatilidad en el mundo”, analiza Christian Reos, de la sociedad bursátil Allaria Ledesma. Sin embargo, otros analistas se preguntan si se acabó la fiesta de los mercados con Milei, entre un contexto internacional desfavorable con la llegada de Trump al poder y un nuevo acuerdo con el FMI que está demorándose más de lo previsto -no era sólo cuestión de que el magnate volviera a la Casa Blanca, se requería convencer al staff y las potencias socias del organismo sobre la viabilidad de prestar para sostener un tipo de cambio casi fijo. Además, el peso fortalecido comienza a dañar la balanza cambiaria y la elevada popularidad del presidente argentino empieza a erosionarse con discursos extremistas como el que ofreció en el Foro de Davos.
AR/MC