La Convención Constituyente, con sus 155 miembros elegidos a mediados de mayo, sesionará el domingo por primera vez en Chile con una misión gigante: redactar una nueva Constitución que reemplace a la actual carta magna, heredada de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
El clamor social, expresado desde las protestas del 18 de octubre de 2019, dio como resultado la creación de este órgano el 24 de diciembre del mismo año a través de una ley que reformó la Constitución Política de la República.
En el plebiscito nacional celebrado el 25 de octubre del año pasado, los chilenos dieron el sí final al cambio de Constitución con casi un 80% de los votos y también definieron cómo se haría: un cuerpo completamente electo para esa función y con mayorías de dos tercios.
El órgano siguió tomando forma a mediados de mayo en una jornada electoral histórica, no sólo porque se celebró paralelamente con la elección de alcaldes (intendentes), concejales y gobernadores, sino porque se trató de una figura inédita en el mapa político de Chile.
Además, el resultado sacudió a la clase política chilena: la primera minoría de la constituyente que asumirá mañana son independientes, que no se presentaron en representación de ningún partido e, incluso, muchos de ellos reniegan de la forma de hacer política habitual en el país.
La primera sesión de mañana, cuya fecha coincide con la conmemoración de los 210 años de la instalación del Primer Congreso Nacional de Chile, comenzará a las 10 de la mañana con un acto presidido por la secretaria relatora del Tribunal Calificador de Elecciones, Carmen Gloria Valladares, quien pondrá en funciones a los 155 constituyentes. Luego, se pasará a elegir a las autoridades del cuerpo.
La elección de mayo supuso una derrota para la derecha chilena, que vio cómo la coalición oficialista Vamos por Chile obtuvo apenas 37 convencionales electos y no logró llegar al tercio que necesitaba para ser el principal bloque dentro de la Convención Constituyente con el poder del veto.
Del lado opositor, en tanto, los dos comandos de izquierda y centroizquierda, Apruebo Dignidad (28) y la Lista del Apruebo (25), respectivamente, sumaron 53 delegados, lo que sí les permite alcanzar el tercio necesario para vetar iniciativas, pero están lejos de los dos tercios necesarios para aprobarlas.
Otros delegados electos corresponden a la Lista del Pueblo (27), Independientes por una Nueva Constitución (11), Independientes (11) y Pueblos Originarios (17).
El órgano contará con la representación de los pueblos originarios que ocuparán 17 escaños reservados: siete para el pueblo mapuche, dos para el pueblo aimara y uno para cada uno de los otros pueblos: kawésqar, rapanui, yagán, quechua, atacameño, diaguita, colla y chango.
Respecto a la paridad de género, la Convención Constitucional estará conformada por 78 hombres y 77 mujeres.
Expectativa y próximos pasos
Aunque la primera sesión de mañana se concentrará en formalidades, la sola inauguración del cuerpo ya despertó pasiones en Chile. Distintas fuerzas que tendrán representación en la Convención Constitucional llamaron a marchar hasta la sede de la constituyente, en el expalacio legislativo.
Con un clima caldeado y una composición atomizada, la Constituyente tiene el objetivo de debatir, acordar y redactar el texto de la nueva Constitución Política de la República dentro de un plazo de nueve meses, periodo que puede prorrogarse una sola vez por un máximo de tres meses.
Cada articulado de la nueva Constitución debe ser aprobado por dos tercios de la Cámara y, una vez que el texto esté completo, el cuerpo debe votarlo de manera integral.
En este punto, la Convención se disolverá y el Gobierno debe convocar a un “plebiscito de salida”, en el que los chilenos tendrán que ratificar o no en las urnas la nueva Constitución.
De aprobarse, el Presidente de la República deberá convocar una sesión solemne del Congreso Pleno para promulgar y jurar ante la nueva Constitución, y luego en 10 días, el texto será publicado en el Diario Oficial, y a partir de ahí, entrará en vigencia.
Si la mayoría de los chilenos rechaza la nueva Constitución en las consultas, automáticamente volverá a quedar vigente la actual carta magna pinochetista.
CB con información de Télam