El Tribunal Supremo Federal (STF) de Brasil, la máxima instancia judicial del país, decidió el jueves que la vacunación contra el Covid-19 sea obligatoria, lo que significa una nueva derrota para el presidente Jair Bolsonaro, que había determinado que el plan iba a ser voluntario y se había negado él mismo a recibir el antídoto. La decisión del órgano, por 10 votos contra 1, autoriza a los estados y municipios a aplicar sanciones a quienes no se vacunen, que pueden incluir la prohibición de participar en espacios y actividades públicas o utilizar medios de transporte de carácter estatal. En tanto, el mandatario cuestionó al laboratorio Pfizer que, según dijo, elude responsabilizarse por “efectos colaterales” de la vacuna como “convertirse en un yacaré” o “en un hombre con la voz finita”.
El fallo es el segundo que emite el Tribunal en una semana, luego de que el domingo obligara al gobierno a anunciar una fecha de inicio para el plan de vacunación. Esta todavía no llegó –el Ministro de Salud promete que comenzará en el primer trimestre de 2021–, pero la presión de la corte suprema, sumada a la de varios gobernadores y el Congreso, hizo que Bolsonaro presentara un ajuste al plan en el que incluyó dentro de las opciones de vacuna a la CoronaVac, desarrollada por el laboratorio chino SinoVac. El presidente se había negado inicialmente a incluir la vacuna por su origen en China, una posición que lo enfrentó al gobernador de San Pablo, el opositor centroderechista Joao Doria, quien había anunciado su propio plan de inmunización con la CoronaVac para enero.
El Tribunal también decidió que los estados y municipios pueden importar vacunas que hayan sido aprobadas por autoridades extranjeras aunque éstas no cuenten con la autorización del ente local, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), en caso de que el plan federal no se cumpla o que la inmunización masiva no se alcance. Este fallo puede abrir la puerta a una nueva disputa con Doria, que no sólo presentó un plan propio sino que invitó a residentes de otros estados a que viajen a San Pablo a vacunarse. Bolsonaro ve en el gobernador un claro rival para las elecciones de 2022.
El presidente rechazó la decisión. “Con todo respeto al Supremo Tribunal Federal, pero no habrá vacuna para todo el mundo. Ni a fin de 2021 lograremos vacunar a todos”, dijo. Luego apuntó contra uno de los laboratorios con los que se encuentra negociando: “En el contrato con Pfizer está bien claro que no se responsabilizan por efecto colaterales. Entonces uno puede convertirse en un yacaré, en Superman, en una mujer con barba, en un hombre con voz finita. Lo peor es que pase algo en el sistema inmunológico de la gente”, afirmó Bolsonaro.
Pfizer no quiere responsabilizarse si uno se convierte en un yacaré, en Superman, en una mujer con barba, en un hombre con voz finita
Su negativa a participar en el plan de vacunación de su propio gobierno y los cuestionamientos periódicos que realiza sobre las vacunas genera preocupación en las autoridades sanitarias de Brasil, al igual que en el Congreso y entre algunos gobernadores. Difícilmente la decisión del Tribunal revierta el discurso del presidente, aunque las últimas semanas de presión lograron que aplicara cambios en el plan de vacunación, como incluir nuevos proveedores.
La oposición a las vacunas viene creciendo en Brasil. Según la última encuesta de Datafolha, difundida la semana pasada, un 22% no tiene pensado vacunarse, un porcentaje que creció más del doble respecto a agosto, cuando la cifra era del 8%. En el caso de la CoronaVac, la oposición es mayor: la mitad de los encuestados respondió que no la aceptarían. La desconfianza que promueve Bolsonaro desde el Estado sólo promete agrandar el problema.
La decisión del Tribunal decreta que la vacunación será obligatoria, pero no se podrá forzar a los ciudadanos a que asistan a inyectarse. “Nadie va a arrastrar a nadie por los pelos para que se vacune”, dijo el presidente del Tribunal, Luiz Fux. Será más bien algo parecido al voto, donde los ciudadanos no son llevados a la fuerza a participar pero las autoridades pueden sancionar a quienes no lo hagan. Con el asunto de la obligatoriedad de la vacuna encaminado —con Bolsonaro en la ecuación es difícil afirmar que el problema está resuelto—, otras incógnitas todavía persisten. El plan de vacunación todavía no tiene fecha de inicio y hasta ahora el gobierno sólo se ha asegurado dosis de Astrazeneca, que resultan insuficientes para cubrir los objetivos previstos para la primera etapa. Ayer el país volvió a los picos de septiembre, con más de 1.000 muertes en un solo día. La presión por empezar a mitigar la situación está escalando.
JE