La tensión arterial mide la presión que hace la sangre sobre las paredes de venas y arterias; con ello podemos saber el caudal sanguíneo y por lo tanto la capacidad del aparato circulatorio para funcionar bien, así como si hay alguna señal de alarma. Por ejemplo, una presión demasiado alta (hipertensión), que se da en algunas personas por herencia genética, señala un peligro, de cara al futuro, de sufrir enfermedades cardiovasculares, pues indica un sistema que funciona muy forzado. Estas personas deben moderar el consumo de ciertos alimentos.
Lo normal es tener una presión sistólica/distólica de 120/80 mm Hg, y todo lo que esté por encima de estos valores es hipertensión creciente. Por otro lado, tener la presión por debajo de estos valores no se considera malo sino sano, siempre que las métricas no sean demasiado bajas. Cuando lo son, es decir en valores de 90/60 mm Hg o menores, estamos antes una hipotensión clínica, es decir que debe ser tratada.
Sin comportar los riesgos de la hipertensión, la hipotensión puede dar muy mala calidad de vida a aquellos que la sufren -los hipotensos-, ya que la presión en el torrente sanguíneo, al ser muy baja, impide que la sangre circule con normalidad, tendiendo a acumularse en las extremidades con hormigueos y adormecimiento de pies y manos, dificultando la cicatrización de heridas o ralentizando la respuesta normal a los cambios de presión, lo que implica mareos, nauseas, visión borrosa, dolor de cabeza y un largo etcétera de síntomas molestos.
Las principales causas externas de la tensión baja son normalmente el consumo de antidepresivos, ansiolíticos, abuso de alcohol, o la ingesta de medicamentos diuréticos, que provocan excesiva diuresis y deshidratación. También la diabetes y algunos problemas cardíacos pueden intervenir, así como las menorragias o reglas abundantes. Así y todo, la hipotensión más o menos moderada -no clínica- suele tener causas genéticas o deberse a la práctica de deporte.
Pero cuando las personas hipotensas no clínicas consumen por ejemplo ansiolíticos somníferos o antidepresivos, pueden alcanzar valores clínicos de tensión baja que les provoca efectos secundarios y desagradables. En estos casos sí existen diversos alimentos que podemos incluir en la dieta con el fin de subir la tensión para que se acerque a niveles normales y nos permita sacudirnos los síntomas.
Diez alimentos para combatir la hipotensión
- Agua: si el caudal del torrente sanguíneo es bajo, ello puede ser síntoma de que el cuerpo está deshidratado y precisa la entrada de agua para aumentar de nuevo. Los medicamentos citados suelen tener, además, acción diurética, con lo que tienden a deshidratarnos. Así que beber agua acaso sea el primer remedio.
- Café: con hipotensión matinal que va remitiendo a lo largo del día, un espresso es un buen remedio para pasar mejor los primeros momentos tras despertarse. Aunque luego su efecto vaya a la baja, la cafeína nos ayudará a subir la tensión. De todos modos no debemos abusar, pues puede tener efectos diuréticos y además nos puede crear ansiedad.
- Té verde: el té verde es más viable para un consumo sostenido, en primer lugar porque no contiene tanta cafeína y por lo tanto permite tomar mayores cantidades. También porque nos hidrata y nos aporta sales y electrolitos que nos ayudarán a retener líquido.
- Infusiones: en la misma línea, todo tipo de infusiones, evitando las tranquilizantes, nos hidratarán y nos harán aumentar las sales así como la retención de líquidos, ya que los efectos diuréticos de los medicamentos nos hacen tender a perderlos.
- Regaliz (con moderación): la regaliz es un producto con curiosas e interesantes propiedades farmacológicas, entre ellas actuar como mineralocorticoides, que son hormonas que ayudan a retener líquidos y aumentar la presión arterial. De todos modos, por este mismo efecto, este consumo debe ser moderado, pues el abuso puede llevar a problemas de arritmias cardíacas e hipertensión.
- Quesos curados: también deben consumirse con moderación debido a su aporte de grasas saturadas, pero si así se hace, tanto estas como el sodio contenido, ayudarán a subir la tensión.
- Embutidos: funcionan exactamente por las mismas razones que los quesos, y tienen por lo tanto las mismas recomendaciones de moderación. Especialmente recomendado es el jamón, siempre moderando el consumo y teniendo en cuenta los compuestos de las carnes rojas que hacen aconsejable limitar su consumo.
- Chocolate negro: el chocolate amargo destaca por la presencia de teobromina, un compuesto muy similar a la cafeína, con efectos estimulantes, que nos ayudarán a estar más despejados y a subir la tensión.
- Bacalao fresco: la razón es que el bacalao fresco es una buena fuente de sal oculta, ya que comprende 0,9 g de sodio por cada 100 gramos, cerca la mitad del consumo diario de sodio recomendado.
- Anchoas: por similares razones, las anchoas también son recomendables, pero además de su contenido en sal, destacan por su excelente relación omega 3/6, que le da poder antiinflamatorio, lo que puede aminorar los dolores de cabeza que provoca la hipotensión.
J.S.