A pesar de tus esfuerzos por parar el tiempo, tu gato se hace mayor: su pelo ya no brilla como antes, tiene los ojos más nublados y le cuesta más subir al sillón o ha dejado de hacerlo. También dirías que se ha vuelto más gruñón.
Ya no le hace tanta gracia que venga gente a casa, y mucho menos que intenten acariciarlo. A veces hasta ignora las latitas de atún que antes lo volvían loco. Y aunque lo has intentado todo, tu gato ha dejado de jugar: ni ratones ni plumas ni pelotitas. Nada parece capaz de despertar su interés.
La buena noticia es que los gatos cada vez viven más años, porque nos preocupamos de que coman lo mejor posible, van al veterinario y reciben más cuidados y mimos en casa. No es extraño que su esperanza de vida haya aumentado.
Ahora consideramos que un felino se hace mayor a partir de los 11 años y que es anciano cuando cumple los 15, y en adelante.
Cuando cuidás a un gatito mayor a veces es útil transformar su edad felina en años humanos. La fórmula es sencilla: los primeros dos años equivalen a 24 años en las personas; y a partir de ahí, cada año supondrán cuatro. Un ejemplo: un minino de 16 años podría compararse con un anciano de 80.
Es útil, porque, como nos ocurre a todos, tu gato también experimenta cambios físicos y de comportamiento; además de ser más vulnerable a ciertas enfermedades, ya que su sistema inmunológico no es tan fuerte como antes. Y es normal que tu gato tolere menos el estrés y las visitas.
Gatos mayores: cuidar su salud física y emocional
Hablando de visitas, necesitará acudir al veterinario con más frecuencia que antes; dos veces al año si todo va bien. Aprenderás qué comida necesita y podrás prevenir algunos achaques normales de la edad, ahora que es más propenso a sufrir artritis, problemas dentales o de corazón, un fallo renal o algún tipo de cáncer felino.
Algunos de los síntomas resultan más sencillos de reconocer que otros, por eso es tan importante que vigiles el comportamiento de tu gato, y que anotes cualquier cambio que pueda ser importante, para compartirlo con su veterinario. Puesto que quieres a tu viejo amigo, es normal que te preguntes qué más puedes hacer para que sea feliz y se mantenga sano. Y tanto el juego como el enriquecimiento ambiental pueden marcar una diferencia.
Podés (y debés) jugar con tu gato mayor
No te dejes engatusar por esos bigotes perezosos: necesita jugar tanto como los más jóvenes para mantenerse feliz y estimulado. Pero hay que olvidarse de las antiguas reglas: la idea de juego para tu gato ya no incluye las carreras vertiginosas detrás de la pelota ni los saltos acrobáticos. El objetivo ahora es la estimulación mental.
Esto puede significar sencillamente mirar un juguete y, de vez en cuando, darle un manotazo. Si lográs arrancarle más actividad física que esta, consideralo un punto extra. Para llamar la atención de un gato mayor, es recomendable usar juguetes pequeños y que no hagan ruido, unidos a una caña; como varias plumas atadas a una soga y una vara.
No intentes moverlo rápido; en su lugar, imita movimientos lentos y que se alejen de él despacio. O prueba esto: mové el juguete debajo de una toalla, las sábanas o un trozo de papel. ¡Hay pocos gatos, mayores o jóvenes, que se resistan! Además, la mayoría de los felinos mayores adoran el calor, así como tener vistas interesantes en una ventana. Instalar un comedero para aves en una ventana soleada será un regalo.
Tené en cuenta, que los gatos ancianos pueden perder el apetito, y lo que queremos es que coman cuanto quieran: si hoy quiere latitas de atún, él elige. Pero consultá su dieta con tu veterinario.
Otro tipo de enriquecimiento ambiental es la hierba gatera, los felinos la adoran, y les ayuda a eliminar las bolas de pelo.
E.S.M.