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Muchas personas a partir de cierta edad, generalmente madura, comienzan a sentir dolores articulares cada vez más intensos y constantes. Estos dolores pueden llegar a limitar mucho su calidad de vida e incluso resultar incapacitantes, hasta obligarles a desplazarse con bastones o andadores. En ocasiones, el diagnóstico médico al respecto es de artritis o artrosis.
¿Cuál es la diferencia entre artritis y artrosis? ¿Son enfermedades parecidas? ¿Cuáles son sus posibles tratamientos? Para saberlo hemos hablado con el traumatólogo Carlos Sabaté Almarza.
Lo cierto es que ambas son enfermedades articulares -de ahí el prefijo artro en su denominación- pero, a partir de este punto, su origen y casuística divergen. Aunque realmente su sintomatología pueda ser muy similar, pues ambas se expresan con dolor articular.
Por otro lado, las enfermedades articulares afectan tres veces más a mujeres que a hombres, según la Sociedad Española de Reumatología (SER). En el mismo documento, la SER destaca que la artritis se contrae sobre todo entre los 40 y los 60 años. Por contra, la artrosis lo hace a partir de los 50 años en adelante, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Artritis
“En realidad, se podría decir que al hablar de artritis hablamos más de un síntoma que de una enfermedad, o si se quiere, de una enfermedad que muchas veces deriva de otra principal que tiene como consecuencia una inflamación de la membrana sinovial, que es la que contiene el líquido que lubrica las articulaciones para evitar que los huesos rocen unos con otros y se vean erosionados, provocando dolor y deformaciones”, explica el médico.
Así, hablando de la artritis -esta inflamación de las bolsas de lubricante que se sitúan entre un hueso y otro en la articulación- como de una consecuencia de otro mal de origen inflamatorio, es más fácil clasificar las casi cien variantes que existen de la enfermedad.
Son numerosos los orígenes de las muchas artritis existentes, yendo desde las enfermedades autoinmunes de compleja curación -psoriasis, lupus y otras- a la gota o los traumatismos, así como el tabaquismo o el estrés.
Todos ellos tienen como consecuencia un dolor que provoca rigidez en las articulaciones -puede ser de una o varias, aunque es frecuente que sea general- y que resulta más molesto en reposo que cuando hay movimiento.
Además, “el dolor no es constante sino que tiene episodios y puede extenderse más allá de las articulaciones, con cansancio crónico y, a la larga, deformación de las regiones afectadas y pérdida de movilidad en los casos más extremos”, apunta el doctor Sabaté.
En cuanto al tratamiento, “no hay uno único, sino que dependerá del causante de la artritis”, de modo que en el caso de un traumatismo pueden funcionar bien los antiinflamatorios; en caso de estrés algún tipo de terapia de relajamiento y descompresión y, en la gota, un cambio drástico de dieta.
En el caso de los enfermos autoinmunes, la enfermedad puede convertirse en crónica, por lo que “precisará de tratamientos con corticoides o inmunosupresores, siempre bajo la supervisión de una o un especialista”, añade Sabaté.
También hay diferencias entre hombres y mujeres y edad: estadísticamente, la artritis parece afectar más a las mujeres, que son tres de cada cuatro personas afectadas, y tiene su pico entre los 40 y los 60 años, bajando su incidencia en personas que superan los 40 años y no la han contraído.
Artrosis
“La artrosis es una enfermedad de las articulaciones donde la afección no se produce en la bolsa sinovial, sino en el cartílago que recubre la zona de colusión de los huesos. Es decir, que el roce articulatorio se produce entre los cartílagos de dos o más huesos, que actúan como cojines de amortiguación absorbiéndolo”, según la definición del traumatólogo consultado.
Pero con los años y los movimientos articulares se van desgastando los cartílagos, hasta que al final apenas queda nada de ellos y el roce se produce entre huesos, provocando dolores agudos y paralizantes.
“La persona siente cada vez más dolor al mover una determinada articulación pero, en cambio, cuando se queda quieta el dolor va desapareciendo, a diferencia de lo que ocurre en la artritis; ya que su causa principal es el movimiento articular”, explica el especialista.
La artrosis, a diferencia de la artritis, es una enfermedad degenerativa cuya principal causa es el desgaste de los cartílagos. Se presenta tanto en hombres como en mujeres, pero más en mujeres, aunque no se sabe bien la razón de ello, según detalla la Clínica Mayo.
En este sentido, hay factores genéticos y de género que contribuyen a ella, “pero también los hábitos, como el alcoholismo o el tabaquismo pueden ayudar, así como el sobrepeso, una vida sedentaria o, por el contrario, una actividad deportiva que implique movimientos muy repetitivos”, apostilla Sabaté.
Por ejemplo, es frecuente que aparezca con los años en las piernas de los futbolistas, el codo y el hombro de las tenistas, etc. En cuanto al tratamiento, es más paliativo que curativo, a base de analgésicos y antiinflamatorios cuando una médica o un médico así lo indique.
Pero sobre todo, puede incidir sobre la calidad de vida de la paciente el ejercicio, más o menos intenso, destinado a recuperar la musculatura de la zona afectada, así como una dieta equilibrada y una adecuada hidratación, prescindiendo de hábitos que propician el estrés y la deshidratación, como el alcohol y el tabaco.