Desde hace un tiempo surgió el término “fatiga pandémica”, un concepto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como “desmotivación para seguir las recomendaciones de protección y prevención que aumenta con el tiempo”.
Según los expertos, la fatiga pandémica es una respuesta natural y esperada a una crisis de salud pública prolongada y cuya gravedad ha obligado a implementar medidas restrictivas que han tenido un fuerte impacto en todas las personas, incluso en aquellas que no se han visto afectadas de forma directa.
En concreto, y según los datos de una encuesta de la OMS, la fatiga emocional está afectando a muchísimas personas en el mundo. Los expertos, aunque consideran esta reacción como algo natural y esperado ante una adversidad sostenida y no resuelta, advierten que la situación en algunos países es ahora peor que en el pico de la pandemia.
Aumento de casos y apatía y desconfianza, una combinación peligrosa
Para la OMS, este bajo estado de ánimo es normal en toda crisis, sobre todo si esta se alarga y prolonga en el tiempo. Intentar cumplir con cualquier acción que no sea habitual es siempre un desafío.
Podemos hacerlo durante unos días, pero estos cambios mantenidos en el tiempo son más difíciles de cumplir. La incertidumbre acumulada día a día genera cansancio, pena, frustración, desánimo, etc y, lo que es peor, desconfianza hacia lo que proponen las autoridades.
Afrontar esta nueva realidad en cuatro pasos
En primer lugar, debemos ser muy conscientes de la necesidad de adaptarnos a cada situación. No hacerlo nos lleva al bloqueo. Crear una nueva rutina puede ayudar a estabilizarnos. A continuación, algunas estrategias para ayudar a manejar los pensamientos e identificarlos:
- Identificar lo que pensamos: lo que pensamos influye en cómo nos sentimos y en cómo actuamos, por lo tanto, es importante identificar los pensamientos. ¿Qué pienso sobre la situación que me hace sentir mal?; ¿hay algo que me inquiete y por qué?; estos pensamientos, ¿me sirven para algo?
- Cuestionar nuestros pensamientos: muchas veces nos equivocamos como cuando pensamos que algo va a suceder y al final no es así. Son pensamientos erróneos que pueden producir malestar. Es importante preguntarnos si eso que estamos pensando es una verdad absoluta o puede haber otras explicaciones. Por ejemplo, nos resfriamos y pensamos que tenemos Covid-19. Puede ser que el pensamiento nos lleve a lo peor, y esto nos genera mucha angustia.
- Buscar una frase optimista: afrontar situaciones como las que nos trae la pandemia puede ser complicado. Tomarse las cosas de la mejor manera posible con frases que ayuden a hacer más llevadera una situación concreta, ayuda y mucho.
- No pensar en el futuro: centrarnos en pequeñas cosas y concentrarnos en el futuro más inmediato; es decir, qué haremos mañana o qué podemos hacer hoy que nos distraiga. Puede ser una forma útil de lidiar con la incertidumbre.
M.Ch.